lunes, 25 de abril de 2016

De Oto a Cotefablo por el cordal de Gábalo, Manchoya, Punta Cotonal, La Capañalda, Monchoa y Pelopín

Oto. Iglesia parroquial de San Saturnino
Una vez más regresamos a nuestro querido Sobrarbe. Esta vez, a las proximidades del valle de Ordesa y en concreto a la pequeña población de Oto (915 metros).

La ruta que os describimos recorre un cordal coronando varias cimas. Por ello la catalogamos como moderada, no porque sea complicada de seguir o tenga zonas comprometidas, sino por el importante desnivel acumulado que vamos a salvar.

Descendemos hacia la zona baja del pueblo, dejando a nuestra derecha el GR-15 hacia los despoblados de Yosa y Otal. Allí se encuentra el Camping de Oto (890 metros), punto de inicio de nuestro camino. En este lugar encontramos el PR-HU-126 que se dirige sin pérdida a la ermita de la Asunción

Ermita de la Asunción
Este PR rodea el camping hasta llegar al barranco de Yosa, que con las recientes lluvias baja más cargado de lo normal. Lo cruzamos haciendo equilibrios por sus mojadas piedras y comenzaremos a ascender sin tregua.

Poco a poco el sendero, alternado con un corto tramo de pista, va ganando altura. La panorámica se va abriendo y nos deja contemplar el valle de Broto recorrido por el río Ara y los pueblos de Oto, Broto, Buesa, Sarvisé y Asín de Broto, así como el curso del barranco del Chate, el bosque de la Pardina del Señor y la Sierra Coronas.

Buesa, Sarvisé, barranco del Chate y río Ara
A pesar de la lluvia, el camino comenzaba a tener recompensa. En una hora y cuarto de marcha, llegamos a la ermita de la Asunción (1295 metros), punto donde termina el PR y donde no pudimos disfrutar de las vistas.

Al oeste de la ermita y algo escondido, continua un sendero limpio que, sin posibilidad de pérdida, nos dejará en unos 10 minutos en una monótona pista (1365 metros), por la que seguimos ascendiendo en largas lazadas divisando, en todo momento, el cordal al que nos dirigimos.

Cima de Gábalo. Una mirada a Ordesa
Tras poco menos de media hora de pista, nos encontraremos con una borda derruida (1485 metros). Minutos después, dejaremos la pista y nos desviaremos hacia nuestra izquierda para recorrer la arista que nos conducirá a la primera cima del día, el Gábalo (1958 metros), a la que llegamos tras 3 horas y media de camino y 1000 metros de desnivel positivo.

Comentar que la arista no es complicada pero hay zonas herbosas y tramos con el firme muy descompuesto. Precaución, sobre todo si la hierba está húmeda como en nuestro caso. Algunas sencillas trepadas nos amenizaron la última parte del ascenso.

Ribera de Fiscal y Asín de Broto
La lluvia y las nubes se alejaban por momentos y pudimos disfrutar en silencio de este lugar observando el despoblado de Yosa en las faldas del Serrato, la lejana ermita de la Asunción y la localidad de Torla-Ordesa.

Como no, el paredón de Mondarruego (2847 metros) y el emblema del Tozal de Mallo (2254 metros) asomaban por debajo de las nubes, que nos impedían ver el macizo de Monte Perdido. 

Era también visible la cascada de Duáscaro, que aparece de forma ocasional con el deshielo y las fuertes lluvias. Las sierras de Tendeñera y Partacua asomaban tímidamente al norte y noroeste, respectivamente. Al este, aparecían las siluetas de los Sestrales y la Peña Montañesa (2291 metros).

Coronando Manchoya. Al fondo, la Sierra de la Partacua
Al sur, no pintaba nada bien el tiempo. La ribera de Fiscal y Peña Canciás (1928 metros) estaban cubiertas por nubes negras que descargaban cortinas de lluvia. Esperemos que no vengan hacia nosotros, pensábamos. 

Sobrepuerto, en silencio absoluto. Bergua, el único visible. Espaldados y mimetizados entre la maleza Escartín, Basarán, Cillas, Cortillas y Sasa.

Tras reponer fuerzas, descendimos a la Collata Tasca Fina (1918 metros), desde donde se desciende hacia Ayerbe de Broto, para continuar el cordal hacia la cima de Manchoya (2033 metros), que coronamos en media hora desde Gábalo.

Manchoya. Oturia, Oroel, Escartín, Basarán y Cortillas
El cielo se iba abriendo con la ayuda del viento y el sol comenzaba a imponerse. Se ampliaban las vistas al norte. La Punta de las Olas (3002 metros), La Suca (2802 metros) y las Tres Marías hacían acto de presencia. Sólo era cuestión de tiempo el poder ver los imponentes tresmiles del Parque Nacional.

Al suroeste destacaba la silueta de la Peña Oroel (1769 metros) custodiando la ciudad de Jaca, la Bal Ancha y la Bal Estrecha. Más cerca, un conocido, el Oturia (1910 metros) también nos saludaba.

Despoblado de Yosa y el Serrato 
Descendemos brevemente hasta la Collada de Fuentes Altas (1963 metros) para llegar a la tercera cima, la Punta Cotonal (1986 metros) en media hora desde Manchoya. 

Comenzamos a ver el pico Otal (2701 metros) y la cima de Tendeñera (2853 metros), Toronzué (2263 metros), el Tozal de Comas (2342 metros), Mondeniero (2295 metros) y comenzaba a despejar en los murallones de Ordesa. El Gallinero (2752 metros) y la Brecha de Rolando ya asomaban.

Sobrepuerto y Sasa entre la tormenta
El Tozal de Guara (2077 metros) al sur comenzaba a quitarse las nubes de encima. Al noroeste, Peña Telera (2762 metros) lucía sus mejores galas, iluminada por el sol y rodeada de poderosas nubes.

Continuamos hacia la modesta cima del Tozal de la Virgen o La Capañalda (1908 metros) y, posteriormente, hacia la de Monchoa (1962 metros), a la que llegamos en poco más de una hora. 

En las proximidades de ésta última, se observa el despoblado de Otal, solitario, en el fondo del barranco, custodiado por los picos Erata (2003 metros) y Pelopín (2005 metros). Una rápida mirada a la iglesia de San Miguel con su techumbre arreglada y a la antiestética pista realizada para acceder hasta allí.

Despoblado de Otal
Larga parada para comer en Monchoa. Podemos observar la ermita de San Benito, en la cresta de Erata hacia el sur, con Oturia y Oroel como telón de fondo.

Y, por fin, Ordesa nos mostraba su esplendor. Punta Acuta (2242 metros), Sierra Custodia, el Taillón (3144 metros), los Gabietos, el Dedo, la Falsa Brecha, Brazillac, la Brecha de Rolando, los circos de Carriata y Cotatuero, el Casco (3006 metros), el Tobacor (2779 metros), los picos de Marboré, el Cilindro (3325 metros), Monte Perdido (3355 metros), Soum de Ramond (3259 metros)… También Tendeñera, Otal y Sabocos (2757 metros) nos mostraban su mejor cara.

Tresmiles de Ordesa desde Pelopín
Al este la Peña Montañesa, Punta Lierga (2267 metros), el macizo de Cotiella, el Turbón (2492 metros) junto con los Sestrales y el Mondoto (1962 metros) delimitando el Cañón de Añisclo.

Tras la parada, descenderemos en 10 minutos hasta el Puerto de Yosa (1927 metros), donde se une el GR-15 en su camino hacia Otal, Yosa y Oto. Obviaremos esta desviación y continuaremos hacia el norte para ascender a la última cima del día, el Pelopín, que coronamos en 15 minutos.

Sestrales, macizo de Cotiella, Turbón y Peña Montañesa
Poco tiempo estuvimos en su cima por el viento, lo justo para mirar hacia atrás y ver la cresta recorrida, Peña Canciás y el Tozal de Guara. Al norte, los pueblos de Linás de Broto, Viu de Linás y Buesa y todo el paisaje descrito anteriormente. Esta es la grandeza de Sobrarbe.

Al oeste de Pelopín veremos una pista que es a la que nos tenemos que dirigir para llegar al túnel de Cotefablo (1420 metros). Descenderemos por ella, al principio caminando sobre nieve, hasta llegar en poco más de una hora, a un desvío en el que se coge el PR-HU-117 que nos dejará en la carretera en 20 minutos.

El cordal recorrido desde Gábalo hasta Monchoa
En resumen, una fantástica ruta. Hemos recorrido un largo cordal ascendiendo a 6 cimas que rozan o superan los 2000 metros. No hace falta ascender a grandes picos para disfrutar de excelentes vistas 360 grados.

Ruta lineal de 16’5 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de unos 1450 metros realizado en 9 horas, 7 de ellas en movimiento y 2 estando parados. Es necesaria una combinación de vehículos, dejando uno en Oto y otro en el túnel de Cotefablo.

Sierra de Tendeñera
Si no se dispone de dos vehículos, la opción es coger el GR-15 en el mencionado Puerto de Yosa y descender a Oto pasando por este despoblado, alargando la ruta unos 4 kilómetros.


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martes, 19 de abril de 2016

Trincheras de Tierz y Castillo de Montearagón

Salto de Roldán y Castillo de Montearagón 
Como las previsiones por el Pirineo no eran del todo buenas, la semana pasada realizamos una interesante circular por tierra baja. Nos fuimos a Tierz, un pueblo situado a escasos 6 kilómetros de Huesca en dirección a Barbastro.

Recorrimos un camino marcado por las huellas que la Guerra Civil dejó en la Hoya de Huesca. El conflicto armado dejó un rastro de construcciones e infraestructuras militares que, con el paso del tiempo, han cobrado un alto interés histórico y patrimonial.

Las milicias republicanas establecieron un cerco en torno a Huesca con base de operaciones en Tierz, donde construyeron un cordón de trincheras en lo alto del Saso que, junto con las tierras de Loporzano y Montearagón, formaron parte de la posición denominada Estrecho Quinto.

Caseta Redonda
Estas trincheras se localizan en un enclave estratégico desde el que se sostuvo el pulso sobre la toma de la ciudad de Huesca, ya que se consideraba que era el punto más dominante desde el que se podía atacar o defender la ciudad. 

Salimos de Tierz (465 metros) por PR-HU-144 que se dirige a la Cruz de Estrecho Quinto y Bellestar. Desde el inicio, la ruta se encuentra perfectamente marcada. Dejaremos a la izquierda este PR y continuaremos hasta toparnos con la ermita de la Santa Cruz o de Los Dolores (470 metros) en 15 minutos de marcha. 

Huesca y Tierz. Al fondo a la derecha, Gratal
Nuestro siguiente punto de interés es la Caseta Redonda (480 metros), a la que llegamos por el Camino Real tras 10 minutos desde la ermita. Su peculiar forma de iglú permitía controlar los 360 grados de su entorno mirando por los ventanicos en aspillera que hay en sus paredes.

En su origen, pudo ser construida como caseta para vigilar las viñas o como punto de cobro de peajes para los rebaños que transitaban por la cañada. Posteriormente, fue utilizada por pastores y, durante la Guerra Civil por soldados milicianos atendiendo a las inscripciones visibles en la piedra.

Interior de una de las cuevas
Tras una breve parada, continuamos hacia lo alto del Saso. Ascendemos por pista hasta llegar, en una hora de camino, a la línea de las trincheras (590 metros). La vamos recorriendo con calma disfrutando de sus vistas y leyendo los paneles informativos que nos vamos encontrando a nuestro paso.

Desde ellas se contempla un paisaje de gran atractivo natural que ofrece una panorámica de la ciudad de Huesca, de los cercanos pueblos de Tierz y Quicena y de los más alejados como Santa Eulalia la MayorCastilsabás, Barluenga y Apiés.

Bunker de Estrecho Quinto
Destacan como telón de fondo, la bella Sierra de Guara, a caballo entre el Pirineo y la Hoya, con sus picos Fragineto (1750 metros) y Tozal de Guara (2077 metros), el Castillo de Montearagón, los mallos del Salto de Roldán con sus peñas Amán (1121 metros), San Miguel (1126 metros) y su Fraile (1036 metros), el pico del Águila (1620 metros), el Picón del Mediodía (1404 metros) y más al noroeste las sierras de Gratal y Loarre.

Las cavidades que encontramos junto a las trincheras son galerías subterráneas excavadas por la mano del hombre aprovechando la escasa dureza del terreno. 

Castillo de Montearagón
En general, ofrecían una muy buena protección natural, con pequeños trabajos de acondicionamiento, contra los efectos de los bombardeos y disparos de las armas convencionales. Estas cuevas se revestían para evitar hundimientos y desprendimientos, que eran el mayor peligro de este tipo de estructuras.

Durante la Guerra Civil fueron utilizadas como puestos de mando, de socorro, como refugio ante ataques aéreos y para guarecerse del frío y del fuerte viento del oeste. 

Interior del Castillo de Montearagón
Una vez que hemos salido de la línea de trincheras hallaremos el mirador del Saso Alto y, poco después, volveremos a encontrarnos con el PR-HU-144 que desciende a Tierz pasando por los bunkers de Estrecho Quinto.

Descendemos hasta el llano teniendo visión directa de uno de ellos y continuaremos en dirección a Tierz. Tras una media hora, llegaremos a un cruce de caminos sin señalizar (485 metros) y cogeremos el camino de la derecha que nos acerca a la carretera.

Fragineto, Tozal de Guara y Santa Eulalia la Mayor
En el borde de la misma nace un sendero que desciende al río Flumen. Pegados a su margen izquierda, pasaremos por debajo de la carretera, momentos antes de subir una equipada escalera de metal y cruzar el río por un puente (465 metros).

Tras otros pocos minutos por sendero, conectaremos con la carretera de acceso al Castillo de Montearagón, huella de otras guerras y cercos pasados a la ciudad de Huesca, al que llegamos tras 3 horas de camino, habiendo enlazado en sus proximidades con el PR-HU-145 procedente de Quicena.

Sencillo paso de escaleras
Construido en 1089 por el rey Sancho Ramírez, sirvió como base para la conquista de la ciudad de Huesca que tuvo lugar con la Batalla del Alcoraz en 1096. El castillo se dotó con un monasterio que ejerció como capilla real donde, por un tiempo, reposaron los restos de monarcas aragoneses.

El abadiado de Montearagón llegó a tener hasta 104 iglesias a su cargo, con unas rentas elevadas y numerosos privilegios. Con la desamortización el castillo cayó en la ruina, siendo declarado Monumento Nacional en 1931.

Tierz y la zona de Estrecho Quinto
A pesar de su pésimo estado, domina con su silueta el paisaje de la Hoya de Huesca y el Prepirineo. Pero, al igual que otras muchas piezas de nuestro patrimonio, está abandonado a su suerte, sin protección alguna ante cualquier acto vandálico y sin poner en valor de cara al visitante. Una auténtica pena.

De regreso a Tierz, tomamos el PR-HU-145 antes mencionado para evitarnos parte de tramo asfaltado. Seguimos deshaciendo el camino hasta el río Flumen, volviendo salvar la carretera por debajo y regresando al cruce no señalizado, donde seguiremos recto hasta la ya cercana población, a la que llegamos en poco menos de una hora.

Ruinas en el Castillo de Montearagón
Sencilla ruta de 12’5 kilómetros de distancia y un desnivel positivo acumulado de 350 metros realizada en 6 horas, de las cuales 2 han sido estando parados. Recomendable llevar linterna para poder ver por dentro las cuevas. Por lo soleado del camino, evitar en época estival.


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martes, 12 de abril de 2016

Ibón de Escalar y Lac Bersau desde Astún

Lac Bersau. Hourquette, Signal de Gouetsoule y Poundettes
Esta semana os detallamos otra espectacular ruta con raquetas. Esta vez, nos marchamos a Astún para descubriros el ibón del Escalar y el lago francés de Bersau, el primero de los que conforman la zona conocida como los Lagos de Ayous (Lacs d’Ayous).

Es la ruta físicamente más exigente que os hemos descrito con raquetas hasta la fecha, inmersa en un entorno único en el que destacará por encima de todo la gran mole del Midi d’Ossau (2884 metros).

Lecherines, Aspe, Zapatilla y Llena de la Garganta
Nuestro punto de partida es el parking de la Estación de Esquí de Astún (1720 metros). Desde el inicio, ascendemos en dirección norte paralelos a la margen izquierda del barranco del Escalar.

Vamos dejando el complejo de la estación, La Raca (2277 metros) y el macizo del Aspe a nuestras espaldas. Custodiados por la cresta formada por los picos fronterizos Bénou (2267 metros), Belonseiche (2297 metros) y la Punta Escalar (2283 metros) ascendemos de forma cómoda y progresiva.

Ibón de Escalar y Pico de los Monjes
Decidimos cruzar el barranco y seguir por su menos pronunciada y más segura margen derecha (1970 metros) viendo que la ladera a la que nos dirigíamos caía al barranco con fuerte pendiente.

Tras una hora y cuarto de marcha llegamos al ibón del Escalar o de las Ranas (2080 metros), que se intuye escondido bajo un grueso manto de nieve esperando el deshielo. ¡Qué diferencia a cuando lo vimos en verano! Un rincón siempre bello en cualquier época del año.

Midi d'Ossau, Peyreget y Paradis
Tras una pequeña parada para reponer fuerzas continuamos el camino. Pasamos por encima del ibón para ascender, en una media hora, al collado de los Monjes (col des Moines – 2168 metros) que marca la frontera con Francia.

Este collado es uno de esos lugares que guardas en tu cabeza y del que nunca marcharías. Obligada parada para contemplar un cara a cara con el coloso e imponente Midi d’Ossau. A su lado, el Peyreget (2483 metros) pasa totalmente desapercibido.

Collado y Pic Casterau
Inmensa la panorámica que divisamos. Además de los dos franceses mencionados, aparecen otros muchos picos como el Anayet (2574 metros), el Vértice (2559 metros), Paradis (2129 metros), Casterau (2227 metros), Ger (2613 metros), los Gabizos, Lurien (2826 metros), Palas (2974 metros), Soques (2716 metros), así como varios tresmiles del valle de Tena como el Balaitous, las Frondiellas, los Infiernos y el Garmo Negro.

Crestas de Ayous
A nuestra izquierda vemos la cresta de acceso al pico de los Monjes (Pic des Moines – 2349 metros) con algunos atrevidos montañeros descendiendo del mismo entre la nieve espolvoreada por el frío viento que soplaba.

Ya en territorio francés seguiremos por la falda este del pico de los Monjes buscando la forma más sencilla de descender al valle, donde se ubica el Lac du Plaa de las Baques (2020 metros), invisible entre tanta cantidad de nieve. En verano, esta planicie está llena de caballos y vacas pastando.

Caminando entre nieve virgen
Buscaremos entonces el evidente collado que se encuentra a la izquierda del Pic Casterau, a cuyos pies se encuentra el ibón del mismo nombre.

Ascendiendo mediante lazadas llegaremos a lo alto de este collado (2080 metros) y, poco después, al enorme Lac Bersau (2100 metros) cubierto de nieve y rodeado por los picos de Bielle (2313 metros), Hourquette (2384 metros), Signal de Gouetsoule (2353 metros), las Tres Poundettes y Larry (2337 metros).

De regreso. Col y Pic des Moines
Tras menos de 3 horas y media dimos por finalizada la ida en la orilla del Lac Bersau. Si continuásemos poco más de un kilómetro llegaríamos al Refugio de Ayous (1980 metros) y a los lagos Gentau (1950 metros) y Roumassot (1850 metros), en las faldas de la cresta de Ayous.

La vuelta la realizamos casi por el mismo camino en 2 horas y media. Llaneamos más por el valle hasta encarar el collado de los Monjes, donde nos recibió una ventisca que nos impidió volver a disfrutar de su panorámica.

Barranco del Escalar. Últimos metros para llegar a Astún
El descenso hasta Astún desde el ibón del Escalar lo hicimos por el interior del barranco al ser una zona más protegida del viento. 

Cuando la nieve iba a dar paso al agua, nos salimos del cauce para descender paralelos a su margen izquierda hasta el parking de la estación de esquí.

Bonitas luces vespertinas sobre la silueta de los Lecherines, el Aspe (2645 metros), La Zapatilla (2225 metros), Llena de la Garganta (2599 metros), la Brecha Wallon y Llena del Bozo (2559 metros).

Pic des Moines, Casterau y cresta de Ayous
Ruta con raquetas de nieve de 10’5 kilómetros de distancia y unos 900 metros de desnivel positivo acumulado realizada en 7 horas, una de ellas estando parados.


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lunes, 4 de abril de 2016

Circular por Morillo de Tou: Pelegrín, Sarrato y Sarratiás

Vista general de Sarratiás
Hace unas semanas realizamos una circular bastante desconocida por el Sobrarbe en la que visitamos las aldeas despobladas de Pelegrín, Sarrato y Sarratiás.

Nuestro punto de partida es el núcleo de Morillo de Tou (520 metros), cuyas tierras fueron expropiadas para el recrecimiento del embalse de Mediano y, en la década de los 80, fue reconstruido y rehabilitado como el centro vacacional que es actualmente.

La ruta la iniciamos en el aparcamiento de Morillo de Tou. Durante el primer kilómetro, caminaremos en dirección oeste por el borde de la transitada carretera A-138, por lo que hemos de extremar la precaución.

Sierra Ferrera y núcleo de Bruello
A los 10 minutos nos desviamos a la derecha por una estrecha carretera que se dirige a Bruello (540 metros) paralelos a la margen izquierda del barranco de Morillo. En otros 10 minutos nos desviaremos por una pista a la izquierda hacia la aldea de Pelegrín y cruzaremos el barranco, que apenas lleva agua (550 metros).

La pista se va adentrando en un pinar y va ganando poco a poco altura. La panorámica se va abriendo pudiendo ver las aguas del embalse de Mediano, la Sierra Ferrera coronada por la conocida Peña Montañesa (2291 metros) y, casi inapreciable, el conjunto de Muro de Roda (1020 metros).

Casa Pelegrín
Tras menos de media hora, nos encontramos con una borda en ruinas y, unos metros más adelante, una nueva señal que nos indica el camino a Pelegrín. Un punto desde donde hay una buena vista del Turbón (2492 metros).

Continuando por la pista llegaremos al cruce que asciende a Pelegrín (700 metros), a donde llegamos tras una hora y cuarto desde Morillo de Tou.

Esta aldea consta de una única casa con una bonita chaminera. Su parte trasera se encuentra abierta al norte y sur formando un amplio tejado dentro del cual encontramos una antigua prensadora y abundante material de construcción.

Treserols, Tres Marías, Mondoto y Sestrales desde Pelegrín
En el muro norte encontramos una ventana de madera en cuyo interior se haya un pozo que se abastece de agua gracias a un elaborado sistema de canalones que rodean la vertiente norte del tejado.

A escasos metros de la casa, una borda guarda también material de construcción que suponemos que los dueños han utilizado para reforzar el tejado y algunos muros de la casa y evitar así el hundimiento.

Casa en Sarrato
Pelegrín es una atalaya ideal desde donde contemplar la Sierra Ferrera, el macizo de Cotiella, la Punta Fulsa (2865 metros), el Turbón, los picos de Marboré, el Cilindro (3325 metros), Monte Perdido (3355 metros), el Soum de Ramond o Pico Añisclo (3259 metros), la Punta de las Olas (3002 metros), el Mondoto (1962 metros) y los Sestrales, La Suca (2802 metros) y las Tres Marías, el Castillo Mayor (2014 metros) y los conjuntos de Muro de Roda, Bruello y Sarrato.

Tras el descanso, volvemos a la pista para continuar en dirección Sarrato. Cruzaremos su barranco (650 metros) y ascenderemos brevemente por el mismo para atravesar una zona de bancales y abandonar por momentos la monótona pista, con la que enlazaremos en las proximidades de esta aldea (680 metros).

Aventadora en la aldea de Sarrato
Pasaremos por delante de su pequeño cementerio y llegaremos a Sarrato (710 metros) tras una hora desde la aldea de Pelegrín.

En esta aldea sorprende la presencia de una casa de reciente construcción rodeada de olivos. Al norte se ubica una borda con una antigua aventadora bajo un tejado anexo a la misma, una joya de coleccionista que se conserva en buen estado.

Desde Sarrato tenemos visión directa de los núcleos de Coscojuela de Sobrarbe, Pelegrín y los conjuntos de Muro de Roda y Samitier, así como de las peñas Canciás (1928 metros), Montañesa, Cotiella (2912 metros) y del embalse de Mediano.

Ermita de San Lino
Continuamos la pista para comenzar a descender hacia Sarratiás y unirnos al PR-HU-70 en dirección L’Aínsa con una espectacular panorámica del Pirineo en este tramo. 

En 30 minutos pasaremos por delante de la bonita ermita de San Lino (s. XIX) y 10 minutos después, llegaremos a la aldea de Sarratiás (645 metros), con el pueblo de Guaso como telón de fondo.

Situado entre extensos campos de labranza, Sarratiás conserva la esencia de antaño. Un camino delimitado por perfectos muros de piedra nos acerca hasta sus dos esbeltas casas, una de las cuales tiene tres plantas, grandes balcones y una espectacular chaminera.

Despoblado de Sarratiás
El pozo, que abastece de agua al lavadero, la herrería y varias bordas y edificios auxiliares son otras construcciones que se mantienen en pie en esta bonita aldea. 

Tras comer y dar un paseo por sus alrededores, regresamos a la pista. En 10 minutos volvemos a coger el PR-HU-70 en dirección a L’Aínsa que asciende en moderada pendiente hasta la Cruceta de Bruello (770 metros).

Dejaremos a la izquierda el sendero hacia el mirador de la Partara y el río Ena y continuamos hacia L’Aínsa por el PR en descenso hasta encontrar la pista que nos llevará de regreso a Morillo de Tou por la Sierra de Bruello.

Coscojuela de Sobrarbe. Al fondo, el Castillo de Samitier
Una última desviación a tener en cuenta. Hay un cruce señalizado (690 metros) que nos ofrece dos variantes: volver a Morillo de Tou por sendero o por pista. 

Nosotros continuamos por la pista, pero que sepáis que es posible abandonarla y llegar al pueblo por senda ascendiendo por la Sierra de Morillo al despoblado medieval de Tou, donde se ubica la Torre Cotón o Campanal de la Virgen (735 metros).

Torre Cotón o Campanal de la Virgen
Las turquesas aguas del embalse de Mediano nos informan de la proximidad del final de ruta. Desde la pista veremos lo que queda de la Torre Cotón en lo alto de la Sierra de Morillo y el conjunto de Muro de Roda en su esplendor, con la cálida luz del atardecer realzando su figura.

Tras un desvío bien indicado, llegaremos al camping de Morillo de Tou en una hora desde la Cruceta de Bruello. Sólo nos queda recorrer esta mini-ciudad de vacaciones para poner punto y final al camino.

Morillo de Tou. Al fondo, Muro de Roda
Hemos recorrido unas aldeas que, al igual que en muchas otras zonas, ha sufrido la despoblación. Son lugares alejados de cualquier núcleo habitado donde el silencio es tu único compañero.

NOTA. En L’Aínsa se encuentra el centro BTT Zona Zero del Sobrarbe. La ruta está señalizada también para realizar con BTT, por lo que es frecuente encontrarnos con ciclistas que realicen el mismo camino que nosotros.

Ruta circular de 15’5 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de 430 metros realizado en 6 horas y media, 4 horas y media en movimiento y 2 horas parados. 

Sarratiás. Una de pie y otra espaldada
Debido a lo solano del camino, es recomendable evitar el período estival a la hora de realizarlo.


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