miércoles, 23 de mayo de 2018

La Basa de la Mora, un paraíso en la Bal de Chistau

La Basa de la Mora escondida bajo la nieve
Año de nieves, año de bienes. Este año el invierno se ha resistido más de la cuenta y la primavera ha tardado en asentarse, lo que hará que tengamos grandes reservas de nieve y un deshielo continuo hasta bien entrada la época estival.

Sin saber hasta dónde seríamos capaces de llegar con el coche, nos adentramos por la pista que asciende desde Saravillo para volver a visitar el ibón de Plan.

La antesala de nuestro objetivo
Recorridos unos 9 kilómetros por ella y, poco después de cruzar el barranco de Gallinés, un nevero y un pino caído cortan la pista (1560 metros). Allí aparcamos el coche y comenzamos a caminar por el firme rodado.

Pronto veremos aparecer entre los pinos las siluetas de los Mobisones y el Monticiello, el cual esconde el idílico y solitario valle de Lavasar.

Rodeando sus aguas hallamos indicios primaverales
Alternando tramos con y sin raquetas dejaremos a la derecha el desvío hacia los Abetos Centenarios (1620 metros), continuando por la pista hasta enlazar con el GR-15 procedente de Saravillo (1715 metros) en unos 45 minutos de camino.

Escasos metros después, dejaremos la pista para ganar altura con más decisión por el interior del pinar, atajando varias lazadas de la misma y cruzándola en varias ocasiones, hasta llegar al refugio de Lavasar (1930 metros) en una hora y media. 

Peña de la Una y Puntons Royos
Por su parte trasera el GR desciende levemente por un sendero que se aproxima a la margen izquierda del barranco del Ibón hasta llegar al punto en el que hemos de vadearlo (1890 metros).

Metros después enlazamos con el PR-HU-87 que asciende desde el núcleo de Plan remontando el curso de este barranco.

Una mirada hacia atrás
Contagiados por la belleza del lugar, rodearemos por la izquierda la planicie bajo la que se oculta el pequeño ibón que antecede a nuestro objetivo (1905 metros), dejando el desvío del GR-15 en dirección al refugio de Armeña y Seira.

Y tras 2 horas de agradable camino llegamos al ibón, que nos recibe con su traje blanco invernal, en absoluto silencio y soledad, alejado del bullicio y la masificación que suele sufrir gran parte del año.

Sus aguas se esconden entre nieve y hielo

Este es uno de los rincones más bonitos y fotografiados, no sólo del Sobrarbe y de la Bal de Chistau, sino de todo el Pirineo Aragonés. No es para menos, es uno de los lugares con encanto que enamoran a cualquier amante de la naturaleza.

Sus todavía ocultas aguas comenzaban a desperezarse tras varios meses escondidas bajo el hielo y la nieve, las mismas aguas que esconden a la mora que sobre ellas emerge cuando el cielo arde de estrellas por San Juan, según cuenta la leyenda…

La colladeta del Ibón, paso del GR-15 hacia Barbaruens
Se dice que una mujer musulmana llegó aquí huyendo de las luchas entre moros y cristianos. Según parece se perdió, quedando su alma atrapada para siempre en las aguas del ibón.

En la noche de San Juan aflora sobre sus aguas la figura de la mora, que inicia una danza mágica y armoniosa. 

Pero todo el mundo no la puede ver, sólo aquellas personas buenas que tengan el espíritu honrado, sin pecados y la mirada limpia.

Bajo la Peña de la Una se abre el valle de la Ribereta
Aquellos que la han visto dicen que va vestida con serpientes de todos los colores enroscadas por todo su cuerpo, adornado con brillantes joyas.

Momento para contemplar la grandeza del lugar y disfrutar de un silencio abrumador, en ocasiones perturbado por pequeñas coladas de nieve caer por alguna lejana ladera.  

Desde su orilla divisamos la Punta Es Litás, el macizo de Lierga, la cresta de las peñas de Las Diez, Las Once y Mediodía, antaño usadas como reloj solar, la colladeta del ibón y el circo que encierra sus aguas con la Punta Alta, Picollosa, la Peña de la Una, los Puntons Royos y la cresta de Armeña.

Es Litás, el Monticiello y el valle de Lavasar
De regreso por el mismo camino observamos la cresta de Bachimala, la Punta Ixabre, el Montó, los picos del Turmo y Barbarisa, las Agujas y el ibón del Sen, el Posets, los Eristes, el Pegueras, Maristás, la sierra de Fubillons y las puntas Suelza y Fulsa.

Hacia el NW y entre infinidad de cumbres destacan en la distancia las Treserols, la sierra d’as Zucas, Robiñera y La Munia, y al S de todas ellas, el Castillo Mayor, los Sestrales y la sierra de Bolave con su pico Comiello.

La cresta de Bachimala, ya de regreso
La tímida transición hacia la primavera se abría paso lentamente. En esta ocasión las sensaciones que nos llevamos son bien diferentes a las anteriores visitas. La Basa nos ha recibido con sus mejores galas y en la intimidad más absoluta.

Ruta lineal de 10’5 kilómetros de distancia con un desnivel positivo de 420 metros realizada en 4 horas sin contar paradas.

Las nubes acarician el Mobisón Gran 
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lunes, 30 de abril de 2018

Ruta de los Dineretes. Despoblados de Linés y La Capana desde Camporrotuno

Sierra Ferrera, Cotiella y La Capana
Regresamos al Biello Sobrarbe para realizar una variada circular en la que descubriremos fósiles, despoblados y magníficas vistas de las altas cumbres pirenaicas.

Nos desplazamos hasta Camporrotuno, pequeño núcleo situado a orillas del embalse de Mediano, en la margen derecha de un río Cinca oculto bajo sus aguas.

Camporrotuno. Ermita de San Lorenzo
En su entrada hay una báscula para vehículos junto a la que aparcamos (570 metros) para comenzar a caminar ascendiendo hasta su caserío.

Este recorrido comparte trazado con varias de las rutas de la BTT Zona Zero y se encuentra señalizado en su totalidad por placas metálicas y señales de madera, por lo que es frecuente encontrarnos con ciclistas.

Coscojuela y Peña Montañesa desde la ermita de San Lorenzo
A la salida del pueblo, junto al silo, encontramos una bifurcación sin señalizar. Tomamos la pista de la izquierda mientras que por la de la derecha regresaremos al final de la ruta.

Rodeados de campos, nos iremos acercando al cementerio y a la ermita de San Lorenzo (600 metros), que alcanzamos en unos minutos. Desde su posición disfrutamos de las vistas hacia Coscojuela de Sobrarbe y la sierra Ferrera coronada por la famosa Peña Montañesa.

Magnífica senda en las proximidades de Linés
Tras dejar atrás la ermita llegaremos a un cruce de caminos, donde encontraremos una tablilla de madera indicando la dirección hacia la Cruz d’a Sierra y el despoblado de Linés (610 metros).

Siguiendo esta dirección, a escasos metros hallaremos un nuevo cruce en el que continuaremos por la izquierda hacia la Cruz d’a Sierra, Linés y Castejón de Sobrarbe, dejando a la derecha el camino viejo de Linés. Ambas opciones se juntan poco antes de llegar a este despoblado, así que podemos elegir cualquiera de las dos.

Despoblado de Linés
La pista comienza a ganar altura entre pinos y zonas de margas rodeando la cabecera de una barranquera. A medida que ganemos altura veremos el Turbón, el Castillo de Samitier, el Tozal de Palo y la torre de la iglesia de Mediano, que emerge de las aguas del embalse.

En poco más de media hora llegaremos a la Cruz d’a Sierra (700 metros) continuando por la pista hasta dejar el desvío hacia Castejón de Sobrarbe por Santa Bárbara a la izquierda (725 metros).

Bello pórtico en Linés
Seguiremos las indicaciones hacia el barranco de Talabera para, metros después, dejar la pista y tomar un sendero que se dirige a Linés y Santa María de Buil (730 metros).

Entre pinos, boj y matorral bajo, la senda flanquea el Tozal de la Sierra para después contornear pequeñas barranqueras que desaguan al barranco de la Fuente.

Al llegar al cruce donde se juntan ambos caminos mencionados (740 metros), seguiremos las indicaciones hacia Linés, Santa María de Buil y La Capana.

Despoblado de Linés
Tras hora y cuarto de camino habremos llegado al pequeño despoblado de Linés (785 metros), entrando en su pequeño caserío por un precioso sendero tradicional entre bancales, muros y carrascas.

Linés se componía de dos casas con sus correspondientes edificios de apoyo, todo ello en ruinas y engullido por la vegetación. 

En su único censo oficial, alcanzó los 11 habitantes en el año 1930 y llegó a conocer la luz eléctrica como muestra su transformador.

Casa Coronas de Linés. Oratorio privado de San Hipólito
Casa Coronas, la más grande, tenía en sus bajos un pequeño oratorio privado dedicado a San Hipólito (s. XVIII) del que poco queda en pie tras el derrumbe de su cubierta.

Tras la visita hemos de continuar nuestro camino por el interior del pinar ganando altura de forma cómoda por la zona conocida como Los Tozalones, comenzando a disfrutar de las altas cumbres fronterizas presididas por las omnipresentes Treserols.

Fachada vegetal en Linés
Si miramos al suelo, veremos infinidad de piedras redondeadas parecidas a las monedas. Son nummulites, fósiles de organismos unicelulares marinos que por estos lares son llamados Dineretes.

En la distancia podremos divisar el despoblado de La Capana con la sierra Ferrera, la Peña Montañesa y el macizo de Cotiella como telón de fondo.

Llegaremos a una zona de bancales denominada Viñas d'Arán (885 metros), donde encontraremos alguna estaca de madera y un cruce direccional.

Edificio de apoyo en Linés
Dejaremos a la derecha el sendero hacia La Capana para continuar hacia Santa María de Buil. A este cruce regresaremos más adelante, de momento lo dejamos atrás para conocer la modesta sierra de Sarrastaño.

A escasos metros hallamos un nuevo desvío en el que dejaremos a la izquierda el camino de Sarratillo y Santa María de Buil para continuar hacia Aínsa por el Sarrastaño.

Mondoto, Sestrales, Treserols y Tres Marías
Comenzábamos a encontrar nieve, aportando su toque a un camino ya de por sí precioso. Daremos con una pista que atravesaremos (905 metros) para continuar siguiendo los hitos y las placas metálicas de la Zona Zero.

A medida que avancemos el pinar se irá abriendo hasta llegar, en poco menos de 3 horas, a la amplia cornisa de la sierra, desde donde divisaremos los cercanos núcleos de Santa María de Buil y Sarratillo por delante de la sierra de Capramonte.

Santa María de Buil y sierra de Capramonte
Otearemos multitud de sierras como las de Guara, Campanué, Bruello y la Partara, Morillo y el Cerro Cotón, Galardón y la Peña Canciás.

Núcleos como El Grado, Guaso, Sarratiás y la ermita de San Lino, Sarrato, Pelegrín, Puibayeta, Bruello, Latorrecilla, Boltaña, Gerbe, Griébal, Tella y el Monasterio de San Victorián.

Embalse de Mediano, Turbón y sierra de Campanué
Cumbres conocidas como Nabaín, el Mondoto y los Sestrales, los Gabietos, los picos de Marboré, el Tobacor, Mondicieto, sierra Custodia, las Treserols y la Punta de las Olas.

Al otro lado del collado de Añisclo se alza la sierra d’as Zucas con La Suca, las Tres Marías, Montinier, el Portillón de Tella, la Peña Altura y el Puntal de Bachaco.

La sierra del Sarrastaño, mirador de las cumbres pirenaicas
Además de la sierra Ferrera y la Peña Montañesa, el macizo de Cotiella, el Castillo Mayor y el cordal de Cuello Ratón, el Turbón y las puntas LiergaSuelza y Fulsa.

Descansamos un rato contemplando el paisaje para después regresar hasta el mencionado cruce donde, ahora sí, seguiremos el sendero que nos acercará al despoblado de La Capana.

La Capana con la Montañesa de fondo
La senda, marcada con marcas de pintura roja, se vuelve a adentrar en el pinar y desciende con lazadas hasta el barranco de las Planas (815 metros), que cruzaremos para continuar por su margen izquierda.

Tras un pequeño llaneo volveremos a perder altura con lazadas divisando Morillo de Tou, Coscojuela de Sobrarbe, Gerbe, Griébal, Bruello, Arasanz, Muro de Roda, la torre del despoblado de Tou y el pequeño núcleo de La Capana, al que llegamos tras bordear una barranquera por una zona de margas.

La Capana. Pajar y vieja aventadora
Tras 4 horas de camino estamos ante esta diminuta aldea (715 metros), rodeada de campos de olivos y carrascas y deshabitada desde el último tercio del siglo XX. Como Linés, llegó a conocer la luz eléctrica y tuvo censados 5 habitantes.

En su única vivienda, de grandes dimensiones, podemos ver la bodega y la cocina resistiendo entre las ruinas. También destacar una pequeña herrería junto a la casa y el pozo. 

La Capana. Iglesia de San Antonio
Frente a esta casa se encuentra la iglesia de San Antonio (s. XVIII) con su espadaña y, al sur, mencionar un par de grandes graneros y bordas, una de las cuales guarda una vieja aventadora.

A la entrada del caserío encontramos indicaciones de madera. Seguiremos hacia Coscojuela de Sobrarbe por un sendero entre carrascas y pinos que sale a una pista (670 metros), que seguiremos en dirección E (izquierda).

La Capana. Interior de la iglesia de San Antonio
Tras unos minutos, veremos un desvío a la derecha que nos adentra en el camino d’Os Debatals (630 metros). La senda se dirige en ligero descenso hacia el barranco de las Planas, que volveremos a vadear (605 metros).

Tras ello, remontaremos la margen izquierda de una pequeña barranquera por una estética ladera de margas y nos volveremos a internar en el frondoso pinar enlazando con una nueva pista (640 metros).

Caminados unos metros por la misma enlazaremos con la pista principal que asciende a Linés, que seguiremos en dirección W (derecha) hasta encontrar el marcado sendero que se dirige a Camporrotuno (660 metros).

La Capana. Única vivienda e iglesia
La senda se encuentra bastante vestida de vegetación y señalizada con pintura verde. Es posible que tengamos que prestar atención en algún punto, como puede ser el momento en el que tengamos que cruzar el barranco de la Fuente (590 metros).

Una vez en su margen derecha, enlazaremos con la pista que nos llevará a Camporrotuno rodeando campos de labor.

Única vivienda de La Capana 
Ruta circular de 18’5 kilómetros de distancia con un desnivel positivo de 550 metros realizada en menos de 6 horas sin contar paradas.

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jueves, 15 de febrero de 2018

Despoblados de Bagüeste, Letosa y San Póliz desde Las Bellostas

Cumbres ordesanas desde Bagüeste
Esta semana regresamos al Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara para realizar una circular por los despoblados de Bagüeste, Letosa y San Póliz.

El recorrido comienza en la dispersa localidad de Las Bellostas (1115 metros), a la que llegaremos por la estrecha y sinuosa carretera que se adentra en la Guarguera desde la localidad de Boltaña.

Callejeando por Las Bellostas
Tras 12 kilómetros por la misma llegaremos a un cruce, en el que dejaremos la rodada principal para continuar hacia Las Bellostas, núcleo al que llegamos en otros 7 kilómetros habiendo dejado atrás El Pueyo de Morcat.

En su entrada encontramos un pequeño parking señalizado junto a la iglesia románica de San Ramón Nonato y un panel informativo del sendero S-15 del Parque Natural, cuyo trazado seguiremos hasta Bagüeste.

Camino del Balcés veremos el lejano Torruellola de la Plana
También nos va a acompañar el GR-1 o Sendero Histórico. Sus marcas rojas y blancas recorren el pueblo en busca de un antiguo camino, flanqueado por muros, que cruza el barranco de Las Bellostas junto a una fuente y un crucero.

Tras un pequeño ascenso el sendero va dejando atrás el pueblo y comienza a perder altura, atravesando una pista forestal (1070 metros) siguiendo las indicaciones hacia Bagüeste, Letosa y Otín.

Vadeado el río Balcés comenzaremos a ascender
Con vistas hacia las caras norte de las sierras de Guara y Balcés y al lejano despoblado de Torruéllola de la Plana seguiremos descendiendo hasta el cauce del río Balcés o Isuala (965 metros) por una solana y agreste ladera tapizada de erizón y boj. 

Nada más cruzarlo encontraremos una bifurcación en la que seguiremos el GR-1 hacia Bagüeste, dejando a la izquierda el sendero que discurre paralelo a la margen derecha del río.

La ruinosa ermita de San Miguel
Comenzaremos entonces a ganar altura entre erizones y boj, cruzando el barranco de la Canarella (985 metros) e internándonos en una masa de pinar.

Iremos ascendiendo de forma cómoda disfrutando de las altas cumbres pirenaicas hasta enlazar, tras hora y media de camino, con una pista (1150 metros) junto a la ermita de San Miguel (s. XVI) que, a pesar de su ruinoso estado, aún conserva interesantes pinturas en su interior.

San Póliz, la Pardina Ballabriga y Peña Baivals
Siguiendo el ancho firme llegaremos a una pradera donde veremos un cruce (1160 metros), en el que dejaremos a la izquierda el camino hacia los pozos de nieve de Bagüeste y hacia la ermita de Santa Marina, situada en lo alto de la sierra de Balcés.

Poco después haremos lo mismo con el sendero S-16 del Parque Natural, conocido como Sendero de los Quejigos Centenarios, que dejaremos a la derecha.

Esqueletos de casas en Bagüeste
En 10 minutos desde la ermita llegamos a Bagüeste (1200 metros), por el que paseamos en silencio entre maleza y casas espaldadas.

Deshabitadas desde la década de los 60, éstas se apiñan en una cresta entre las cuencas altas del río Balcés y el barranco del Mascún, cuyas aguas se utilizaban para dar impulso a las ruedas de varios molinos harineros.

Desde Bagüeste tenemos impresionantes vistas pirenaicas
Además de la actividad de los molinos, las gentes de este lugar se dedicaban a la fabricación de cucharas y tenedores de boj, que llevaban a vender a diferentes puntos junto con el ganado y otros artículos sobrantes.

Tuvo nueve casas, distribuidas de forma irregular y separadas por estrechos bancales, eras y caminos protegidos por muros de piedra.

Otra de las casas espaldadas en Bagüeste
Su edificio más destacado es la iglesia románica de San Salvador, que perteneció a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, así como los restos de un castillo situados en un cerro amesetado desde donde se contemplan unas extraordinarias vistas pirenaicas.

Veremos los núcleos de Las Bellostas, El Pueyo de Morcat, Letosa, San Hipólito, Torruéllola de la Plana y la Pardina Ballabriga. Con mucha vista, podremos llegar a intuir los despoblados de Nasarre y Otín

Las casas se encuentran separadas unas de otras
También distinguimos las sierras exteriores del Vallés, Lúpera, Balcés, Guara y Galardón, el cañón del Mascún y las peñas Baivals y Canciás.

En la divisoria distinguimos los Gabietos, el Taillón, el Dedo, la Falsa Brecha, Bazillac, la Brecha de Rolando, el Casco, los picos de Marboré, el Gallinero, el Tobacor, sierra Custodia, las Treserols, la Punta de las Olas y el collado de Añisclo, por detrás del cual asoman Robiñera y La Munia

Bagüeste. Iglesia románica de San Salvador
Al otro lado del collado divisamos La Suca, las Tres Marías, la cresta de la Monesma, la Pala Montinier, el Portiello de Tella, la Peña Altura y el Puntal de Bachaco.

Sin olvidarnos del Mondoto, los Sestrales, Nabaín, el Castillo Mayor, la sierra Ferrera y las peñas Montañesa y del Solano, los macizos de Cotiella, BachimalaPosets y Turbón, las puntas Suelza, Fulsa y Lierga, la cresta de Maristás y Punta l’Orbar, Pegueras y Bacibosa.

Cañón del Mascún y cara norte de la sierra de Guara
El GR-1 y el S-15 discurren por el interior del núcleo y descienden unos metros hasta separarse en una bifurcación. Nosotros seguiremos el GR hacia Letosa mientras que el S-15 regresa a Las Bellostas por el camino de las pasaderas.

Enlazaremos entonces con una pista en mal estado (1170 metros) que, entre pinos y un sotobosque dominado por el boj, nos llevará a Letosa cruzando un todavía joven río Mascún (990 metros) y dejando a la izquierda el desvío hacia Rodellar.

Bagüeste y su privilegiada posición
En unos 40 minutos desde Bagüeste llegaremos a este pequeño núcleo (1025 metros), deshabitado desde finales de la década de los 50.

Llegó a tener siete grandes casas abiertas el pasado siglo, hoy todas ellas en estado de ruina, que tenían amplios patios interiores. Al N de las mismas encontramos numerosas bordas que se resisten a aceptar su cruel destino.

Llegada a Letosa
El pueblo y sus terrenos fueron comprados por el Patrimonio Forestal del Estado en 1964 para la repoblación de pinos.

Alejada unos metros del caserío se encuentra la ruinosa iglesia parroquial de San Úrbez (s. XVII-XVIII), a la que es muy complicado acceder por la cantidad de maleza que la rodea.

Continuando nuestro camino nos despedimos del GR-1, que continúa su camino hacia Otín, para comenzar el regreso a Las Bellostas. 

La vegetación engulle las casas de Letosa
Seguiremos por una pista rodeada de pinos repoblados, pasando por la Fuente de Letosa antes de cruzar el barranco de San Lázaro (1005 metros), aguas que poco después se unirán a las del barranco de San Póliz dando lugar al río Mascún.

En 15 minutos estaremos ante lo que queda del reducido despoblado de San Póliz o San Hipólito (1040 metros). 

Preciosa borda en Letosa
Al igual que Letosa, este núcleo y sus terrenos fueron comprados por el Patrimonio Forestal en 1968 para su repoblación, pocos años después de que se quedara vacío de forma definitiva.

El conjunto se disponía en torno a una plaza que permitía el acceso a sus dos casas y a su iglesia parroquial (s. XVII). Encontramos también varios edificios auxiliares y una pequeña herrería. Desde aquí podemos llegar hasta la cercana Pardina Ballabriga y hasta Alastrué.

San Póliz. Herrería y una de sus dos casas
Nosotros regresaremos a la pista para seguir, entre el pinar repoblado, dejando a la izquierda un desvío hacia las Casas de Albás y cruzando el barranco de San Póliz (1020 metros).

Veremos varias estacas e indicaciones de madera que nos adentrarían en el Sendero de los Quejigos Centenarios, divisando junto a la pista varios ejemplares de gran porte.

En 15 minutos desde San Póliz llegaremos a un cruce de pistas (1050 metros), en el que seguiremos por la izquierda obviando la dirección a Bagüeste. Ganaremos unos metros de altura, volviendo a disfrutar de las Treserols y distinguiendo la Pardina de Montalbán.

San Póliz. Casa Español y campanario de la iglesia
Tras un par de lazadas descendentes, encontramos una cadena que restringe el paso por la pista para vehículos no autorizados, minutos antes de cruzar el río Balcés por un pequeño puente (965 metros).

Dejaremos un nuevo ramal hacia Bagüeste que, por la margen derecha del río, enlaza con el camino tomado al inicio de la ruta.

Sólo nos queda remontar la pista, a tramos cementada, hasta Las Bellostas pasando por el Serengueti, una famosa piedra cuya forma se asemeja a un elefante.

Serengueti, el elefante de piedra de Las Bellostas
Esta es la otra cara de Guara, salvaje y melancólica, la del silencio y la soledad, la de la tristeza y el olvido. Perderse por ella es retroceder en el tiempo. Un tiempo que ganó la batalla a las gentes de este lugar.

Ruta circular de 15 kilómetros de distancia con un desnivel positivo acumulado de 600 metros realizada en 4 horas sin contar paradas.

Las Bellostas. Iglesia románica de San Ramón Nonato
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