Ibón de Ip |
Este verano estuvimos recorriendo gran parte del valle del Aragón y una de las rutas que hicimos fue el ascenso al ibón de Ip, subiendo por el camino de La Solana y
descendiendo por el de La Besera. Un total de 13 kilómetros y un desnivel
positivo de poco más de 1000 metros que realizamos en menos de 7 horas.
Nos dirigimos al pueblo de Canfranc
por la N-330 en dirección Francia. Justo antes de pasar el cartel norte de final
de poblado, nos desviaremos a la derecha y cruzaremos un puente sobre el río
Aragón, donde estacionaremos los vehículos en una explanada (1075 metros).
Inicio de ruta. Río Aragón |
Comenzamos a andar desde el
parking por la pista y, a pocos metros, aparece la primera desviación. A la
derecha el camino de La Besera, por el que realizaremos el descenso y, a la
izquierda, el de La Solana, que es el que tomamos para el ascenso.
Este primer tramo coincide con el
GR-65.3 y con el Camino de Santiago Aragonés, que desciende el valle del Aragón
desde el Somport para dirigirse a Jaca. En pocos minutos, dejamos a la
izquierda este GR para seguir las marcas amarillas y verdes hacia La Solana y
cruzar el barranco de Ip, con escaso caudal, por un puente de cemento (1130
metros – 15 minutos).
Los Campaniles de Collarada desde La Solana |
El camino vira decididamente al
este para llevarnos paralelos al barranco por su margen derecha, pasando
por debajo de la vía ferroviaria del Canfranero. Nos introducimos entonces en
un bosque de pinos y comenzamos a ascender sin pausa, alternando zonas de
fuerte pendiente con tramos llanos.
El día nublado amenaza lluvia
pero la subida se hace muy agradable. A medida que vamos ascendiendo, el valle
del Aragón se va abriendo a nuestras espaldas. Tras una hora y media de camino,
abandonamos el bosque (1610 metros) y comenzamos a contemplar los paredones que
custodian el barranco de Ip. Los Campaniles de Collarada, con sus más de 2650
metros, parecen inexpugnables desde nuestra posición.
Primeras vistas del Carretón de Ip |
El camino de La Solana discurre ahora
entre llanuras, pudiéndose apreciar el gran cortado existente hasta el fondo de
la Canal de Ip. En algunos momentos caminamos muy cerca de este cortado sin
dificultades técnicas. Esta parte es muy llevadera con unas buenas vistas al Carretón de
Ip comenzando a ver el Circo del mismo nombre, escondido entre las espesas
nubes que se dispersaban conforme nos íbamos acercando.
A las dos horas y media de camino
a una cota aproximada de 1900 metros, pasamos al lado de un refugio de pastores
muy sucio en su interior y continuamos en leve ascenso entre prados de alta
montaña.
Una de las casetas de trabajo |
En las inmediaciones del ibón nos
encontramos pequeñas edificaciones relacionadas con la construcción de la
presa, que data de la década de los 60, así como un refugio no guardado (2070
metros) de dos plantas en buen estado y muy limpio, con mesas y bancos en la
parte de abajo y numerosas colchonetas en la parte de arriba para pernoctar una
veintena de personas.
Sólo nos queda remontar la altura
de la presa por su ladera herbosa para acceder al ibón (2100 metros) y poder
disfrutar de sus azules aguas. Nos ha costado casi 3 horas y media a ritmo
lento y con muchas paradas.
Refugio y presa de Ip |
La vuelta la realizamos por el camino de La Besera, por la margen izquierda del barranco, ladera más umbría y fresca, aunque en días nublados como el de hoy apenas se nota.
Camino de la Besera. El Aspe y los Lecherines al fondo |
Situado en la falda de Collarada,
es un camino repleto de edelweiss en el que abundan los hitos o mojones pero no
las señales de pintura. Alguna manada de sarrios nos vigilaba desde las alturas
a medida que lo íbamos recorriendo. Desde esta ladera se ve muy bien el camino
que hemos recorrido de subida, al otro lado de la Canal.
El Aspe (2645 metros) y los Lecherines hacían
acto de presencia a medida que las nubes los comenzaban a cubrir. Buen
chaparrón estaba cayendo por el valle de Aísa y que poco a poco se iba
acercando hacia nosotros. Cada vez escuchábamos la tronada más cerca así que
aligeramos el paso para introducirnos lo antes posible en el bosque (1600
metros), pero al final no nos libramos de la lluvia. Poca para lo que
amenazaba el cielo.
Curiosidades del camino |
Tras poco más de dos horas de
descenso, nos encontramos un chozo en un claro del bosque. Utilizados por los
pastores como refugio ante cualquier contratiempo se caracterizan por
construirse sólo con piedras, las cuales están colocadas a peso unas encima de
las otras.
Tras esta curiosidad, comienza un tramo de lazadas con las que
perdemos altura rápidamente caminando entre pinos por un estrecho y bonito sendero.
Ya sabemos el dicho de “tras la
tempestad llega la calma”. Hubo suerte y apenas nos mojamos. El último par de
kilómetros lo realizamos con tranquilidad, disfrutando del bosque mientras los
últimos rayos de sol apuntaban sobre las todavía verdes laderas de La Besera y
La Solana.
Edelweiss en La Besera |
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