Refugio de Estós |
Os detallamos la segunda etapa de la Ruta de los 3
Refugios que da la vuelta al macizo del Posets. En el post anterior os contamos
la etapa inicial, que unía los refugios de Viadós y Estós.
Esta vez, la ruta comunica
los refugios de Estós (1890 metros) y Ángel Orús (2150 metros). Parte de la ruta
la conocíamos bien de este verano cuando pernoctamos en el ibón Gran Batisielles (2220 metros).
Nos esperaba una dura etapa de
poco más de 13 kilómetros y un desnivel acumulado de más de 1200 metros. Paisajísticamente
hablando, es una ruta de muchísima más belleza que la anterior y, a pesar del
desnivel, la disfrutamos al máximo.
Nubes y brumas en el valle de Estós |
Madrugamos más que el día
anterior. La ruta era más exigente y había que ir con tiempo de sobra. Antes de
comenzar a caminar nos despedimos de Francisco, con quien compartimos ruta la
jornada anterior y una amena charla con anécdotas senderistas durante la cena y
el desayuno en el refugio de Estós.
Frente al mismo, tenemos bien
indicadas un sinfín de posibilidades de rutas y ascensiones: Perdiguero, Pico
del Portillón, Vallibierna, Gemelos, Pico Royo, Posets, Bardamina… Nosotros
cogemos el sendero que nos dirigirá hacia el ibonet de Batisielles por el
GR-11.2.
Cascada de Molseret y Perdiguero |
Descendemos unos metros hasta el
cauce del río Estós para cruzarlo por un puente metálico (1840 metros). Con las
fuertes lluvias de ayer y de los días anteriores baja alegre y bullicioso. Las
nubes cambiantes, las brumas del valle y las primeras luces hacían especial el
paisaje en estos primeros compases de agradable sendero.
Vamos dejando atrás el refugio y
divisando los muchos barrancos que brotan en sus proximidades, como los del
Forau d’Oô y el de Molseret con su bonita cascada. Los picos del Perdiguero (3219 metros) y el Portillón d’Oô
(3050 metros) comienzan a dejarse ver entre las nubes destacando sobre sus
vecinos, así como la cresta de Gourgs Blancs más al noroeste.
Ibones de Escarpinosa |
Llaneamos tranquilamente por extensos pastizales hasta adentrarnos en la zona conocida como la Pleta del Pino (1880 metros). Cruzaremos más adelante el barranco de Montidiego (1830 metros) y poco a poco iremos abandonando el valle de Estós para introducirnos en el de Batisielles, llegando al ibonet (1870 metros) y a la Cabaña de Estós en una hora y 45 minutos.
Desde aquí nos surgen dos posibilidades. La primera es ascender al Gran Batisielles (2220 metros) por el GR-11 y la segunda es continuar hacia los ibones de Escarpinosa por el sendero S-3 del Parque Natural Posets-Maladeta y dejar el GR para enlazarlo más tarde en el collado de Perramó. Decidimos ir por Escarpinosa para volver a ver uno de los rincones más bonitos del Pirineo.
Bordeamos entonces el ibonet por
su derecha y comenzamos a ascender entre pinos paralelos al barranco de
l’Aigüeta, cuyo sonido nos envuelve.
Camino hacia la Plana de Perramó |
Ya cuando estuvimos en verano, este
sendero nos impactó por su belleza y esta vez nos ha pasado lo mismo. Sorteamos
pequeños riachuelos cada pocos pasos y sentimos el rugir de cada salto de agua.
Da gusto ver tanta vida en cada rincón. Todo un espectáculo.
Tras 40 minutos, llegamos a los
preciosos ibones de Escarpinosa (2025 metros). Es un lugar con un encanto
especial.
Perramó. Chinebro y Es Corbets |
Los reflejos sobre sus aguas transparentes son motivo suficiente para detenerse unos minutos. Miles de detalles centran nuestra atención. Uno de ellos, la cascada que forma el barranco de Perramó, que se precipita sobre un conglomerado rocoso envuelto en un paisaje donde predominan los pinos y una gran calma.
Hemos de cruzar el barranco de
l’Aigüeta, en el desagüe de los ibones, para continuar nuestro camino. Comienza
el duro ascenso hacia la Plana de Perramó (2260 metros), en el que tendremos
que salvar un desnivel positivo de 230 metros en apenas 600 metros de distancia
por una inestable y dura pedrera.
Ibones de la Tartera de Perramó |
A medida que ascendemos este
tramo, la panorámica mejora a nuestras espaldas. Podremos apreciar el Gran Batisielles,
el recorrido del río Estós por el fondo del valle y lo que creemos que es el
antiguo cuartel militar, hoy en ruinas.
Salvado este tramo en otros 40
minutos, estaremos en el circo donde se hallan los ibones de Perramó (2255
metros) rodeados de grandes cumbres como las Tucas d’Ixeia (2837 metros) y la
Tuca del Chinebro (2732 metros) junto con el Portillón de Eriste al sur, las
Agujas de Perramó (2550 metros) al norte y la Tuca d’es Corbets (2904 metros)
al oeste.
Ibones de l'Aigüeta y Gran Batisielles |
Continuamos recorriendo el
circo, buscando el collado que se ubica a los pies de la Aguja oeste de
Perramó (2490 metros). Dejaremos a nuestra izquierda el ibón grande de Perramó
(2275 metros) y comenzaremos a ascender el desnivel de 200 metros que nos
separa del collado en menos de un kilómetro.
Tras ello, un merecido descanso
disfrutando de un espectacular mirador. Hacia el noreste, conocidos ibones nos
deleitan la vista: los ibones de l’Aigüeta de Batisielles (2330 metros), Gran
Batisielles (2220 metros) y otros más pequeños sin nombre (2360 metros) con el
macizo de las Maladetas entre nubes como telón de fondo. Nos ha costado llegar menos
de cuatro horas y media.
Collado e ibón de la Plana |
Aún nos queda camino que recorrer
hasta llegar al refugio del Ángel Orús, así que continuamos hacia el Collado de
la Plana. En pocos minutos, una densa niebla acompañada de viento nos hizo
perder tiempo hasta volver a enlazar con el GR-11.2 procedente del Gran
Batisielles.
Afrontamos el último desnivel
positivo del día. 200 metros a salvar en un kilómetro y medio nos llevarán al punto
más elevado de la ruta, el Collado de la Plana (2700 metros), que nos recibe 'amablemente' con granizo, viento y niebla. Entramos en el valle de Eriste sin poder apreciarlo, de momento.
Ibones de Eriste |
No nos entretenemos y comenzamos
el descenso. Rodeamos el ibón de la Plana (2690 metros) por su derecha y
continuamos por terreno resbaladizo a causa de la lluvia pero bien marcado con
marcas rojas y blancas. Ya divisamos muy a lo lejos, en la ladera opuesta, el
refugio del Ángel Orús, empequeñecido por las aristas de las Agujas del Forcau.
Nos acercaremos a los ibones de
Eriste (2410 metros – una hora de descenso) y cruzaremos el barranco de los
Ibones (2400 metros), bien cargado de agua, momento en el que dejaba de llover
y el sol hacía acto de presencia. La Tuca de Mincholet (2865 metros) y las de
Batisielles (2845 y 2803 metros) llamaban nuestra atención detrás de ellos.
Atardecer en el valle de Eriste y el Ángel Orús |
Por fin pudimos apreciar la
belleza del valle de Eriste (Grist), escondido hasta ahora entre el temporal. El
refugio cada vez estaba más cerca y las afiladas Agujas del Forcau cada vez se
mostraban más impresionantes.
Tras dos horas de descenso,
llegamos a la Cabaña de Llardana (2320 metros) desde donde contemplamos cómo se
va agotando el día. Tras la tormenta, la calma volvió y tuvimos la suerte de
poder contemplar un atardecer puro, sin ninguna nube, algo impensable horas
atrás.
Barranco de Llardana |
Ascendemos levemente para cruzar
el barranco de Llardana (2350 metros) que desagua del ibón de Llardaneta y que se unirá aguas abajo al barranco de
los Ibones.
Tras cruzarlo, nos encontramos con un poste de direcciones que nos
muestra los caminos hacia los tres refugios que nos interesan: al que nos
dirigimos (Ángel Orús), del que venimos (Estós) y el que nos espera en la
jornada siguiente para cerrar la circular al Posets y donde comenzamos este
periplo (Viadós).
Último descenso hacia el Ángel Orús |
Largo e incómodo sendero, coincidente con la primera parte de la siguiente etapa, el que nos dejará en el refugio en 45 minutos desde la bifurcación, poniendo punto y final a la segunda etapa de esta circular al macizo del Posets, tras casi 9 horas y media de intenso y bello recorrido, si bien es cierto que se puede realizar en mucho menos tiempo.
Construido en torno al antiguo refugio del Forcau, el Refugio del Ángel Orús conserva intacto en su interior este emblemático refugio como recuerdo de lo que fue. Ahora el antiguo Forcau es un edificio moderno que ofrece todas las comodidades para una estancia agradable en un entorno de cuento.
Refugio del Ángel Orús |
Tras dejar el equipo en la habitación cenamos en el comedor del refugio, junto al calor de la estufa, recordando la etapa y ultimando detalles de la del día siguiente. Momento de relajarse y de disfrutar del lugar.
Agradecemos la generosidad y la atención de los guardas que nos trataron fenomenal, haciendo de nuestra estancia un verdadero placer. ¡Ya estamos deseando volver!
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