Anayet y Vértice desde los ibones |
Teníamos ganas de volver a uno de
los lugares más mágicos de nuestro querido Pirineo. Con anterioridad, ya os hablamos en este
blog de los ibones de Anayet y de la ruta que por el valle de la Canal Roya
nos acerca a este espectacular paraje.
Entonces fue por una total oposición
al proyecto de unión de las estaciones de esquí de Astún, Candanchú y Formigal
por este bello y virgen valle pirenaico. A finales de 2015, afortunadamente,
este proyecto se descartó salvando esta zona de la especulación urbanística que
amenazaba desde hacía más de una década la conservación de este emblema de nuestras montañas.
Punta de la Garganta |
Por suerte podremos seguir
disfrutando de las canales Roya e Izas vírgenes, imponentes, salvajes y solitarias,
como tanto nos gustan. Y ojalá algún día se cumpla el sueño de verlas
declaradas como espacio protegido junto con la Sierra de la Partacua y el
macizo de Anayet.
Aprovechando la nevada caída el
día anterior, nos acercamos hasta Formigal para hacer una visita con raquetas a
los ibones que tan enamorados nos tienen.
Barranco de Culivillas |
La estación de esquí de Formigal
está dividida en varias zonas: Sextas, Sarrios, Anayet y Portalet, cada una
con sus respectivos aparcamientos para vehículos.
Nosotros iniciamos el camino en
el parking de la zona de Anayet (1740 metros). En época estival el parking se
encuentra cerrado, por lo que hemos de aparcar en el Corral de las Mulas, explanada ubicada a pie de
carretera, añadiendo a la ruta 5 kilómetros de distancia y 100 metros más de desnivel positivo.
Ascendiendo hacia los ibones |
El camino no tiene dificultades
técnicas y en todo momento discurre por el GR-11 paralela al barranco de
Culivillas, aunque sus marcas rojas y blancas estén cubiertas bajo la nieve y
no nos sirvan de gran ayuda.
Al inicio, nos dirigiremos hacia el
suroeste con el barranco a nuestra derecha rodeados de nieve virgen, disfrutando
del ambiente y ascendiendo de forma cómoda.
Antes de llegar al primer
kilómetro cruzaremos el barranco de Lapazuso momentos antes de su unión con el
de Culivillas (1810 metros).
Los Infiernos y el Garmo Negro siempre presentes |
En este punto giramos
decididamente hacia el oeste para encarar la garganta de Culivillas y alejarnos
del dominio esquiable.
Seguimos ascendiendo sin prisa
rodeados de la cresta formada por los picos Royo (2429 metros), Culivillas
(2509 metros) y Arroyeras (2556 metros) a nuestra izquierda y por la Punta de
la Garganta (2145 metros) a la derecha, dejando el Campo de Troya (2218 metros)
a nuestras espaldas.
Continuamos con el barranco de
Culivillas a nuestra derecha hasta que, a cota de 1910 metros, lo cruzamos para
remontarlo por su margen izquierda que ya no abandonaremos en lo que queda de
camino.
Ibón pequeño de Anayet con el Midi al fondo |
El ascenso es continuo pero muy
llevadero hasta llegar a la parte final (2050 metros), donde se incrementa el
desnivel y hemos de hacer lazadas para salvar los más de 150 metros positivos que nos
separan de los llanos de Anayet (2220 metros), a los que llegamos tras 3 horas
de raquetada.
Un lugar cautivador. Uno de los
más bonitos del Pirineo. Los ibones se esconden bajo la nieve y el hielo, bien
custodiados por la silueta inconfundible del pico Anayet (2574 metros).
Vértice de Anayet |
Tras él, la Punta O Garmo, más
conocido como el Vértice de Anayet (2559 metros) y, como telón de fondo, la
cresta de los picos fronterizos del Anéou (2364 metros), Cuyalaret (2286
metros), Peña Blanca (2365 metros), el pico de la Canal Roya (2345 metros) y el Malacara (2268 metros) con el coloso e imponente Midi d’Ossau (2884 metros).
En 10 minutos llegamos al pequeño
de los ibones, ubicado en un rinconcito en la falda del pico Espelunciecha
(2399 metros). Su desagüe forma la cascada que se precipita a La Rinconada de
Canal Roya, que podemos observar si avanzamos unos metros más al norte.
Atardecer sobre los tresmiles tensinos |
Momento de contemplar y disfrutar
del silencio. De sentirse insignificante. Es en lugares como éste donde valoras la grandeza de las montañas y en lo privilegiados que somos de poder disfrutarlas.
El descenso lo realizamos por el
mismo camino, con nieve algo más blanda y con unas vistas de escándalo del
atardecer sobre los picos del valle de Tena: Palas (2974 metros), Foratata (2341 metros), Musales (2654 metros), Cambalés (2965 metros),
Tebarray (2886 metros), Pondiellos (2917 metros), Tendeñera (2853 metros), Otal o Arañonera (2701 metros),
los tresmiles Balaitous, Frondiellas, Gran Facha, Infiernos, Arnales, Garmo Negro,
Argualas, Algas e incluso el Vignemale (3298 metros) y los límites de Ordesa con el Taillón (3144 metros) y los
Gabietos.
Atardecer sobre el Balaitous |
Sencilla ruta con raquetas de nieve de
menos de 7’5 kilómetros ida y vuelta con un desnivel positivo total de 500
metros y una duración de 5 horas y media a ritmo lento sin contar paradas. Una ruta clásica e
imprescindible en el cuaderno de cualquier amante de la montaña.
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