miércoles, 7 de febrero de 2018

Circular por la Solana: Puyuelo, Cámpol, San Felices y Villamana

Uno de los rincones de Cámpol
Nos volvemos a adentrar en el valle de la Solana para realizar una circular por los despoblados de Puyuelo, Cámpol, San Felices y Villamana.

Como todo el valle, estos núcleos fueron deshabitados en la década de los 60 con motivo de una política de repoblación de pinos que evitara la colmatación del proyectado embalse de Jánovas que, afortunadamente, nunca llegó a construirse.

Borda en Puyuelo
Desde Fiscal seguimos la carretera hacia Aínsa unos 10 kilómetros hasta encontrarnos una explanada con un silo de sal (675 metros), a escasos metros del despoblado de Lavelilla.

Aquí comienza nuestro recorrido, que coincide con la ruta 11 de la Zona Zero conocida como la ruta de la Caparra, siguiendo las indicaciones hacia los núcleos de Puyuelo, Cámpol, San Martín de la Solana y Yeba.

Paseando por Puyuelo
Iniciamos esta andadura con un ambiente gélido por una pista forestal que entre campos, pinos y boj se adentra en el valle remontando el barranco de las Gargantas, que cruzaremos en un par de ocasiones. 

Desde nuestros primeros pasos ya son visibles San Martín, Puyuelo y Cámpol, así como Nabaín y las sierras de Galardón y Bolave.

Alguna chaminera aún resiste en Puyuelo
En el momento en el que cruzamos el barranco por segunda vez (715 metros), la pista da paso a un precioso camino de herradura que comienza a ascender con amplias lazadas entre pinos repoblados, aliagas y boj, mostrando a tramos su empedrado original.

Conforme nos acercamos a Puyuelo aparecen restos de muros de piedra y antiguos bancales a ambos lados del sendero hasta que, tras poco más de media hora de camino, alcanzamos su reducido caserío (850 metros).

Puyuelo. Iglesia de San Juan Bautista
Ubicado sobre una escarpada ladera, Puyuelo llegó a tener tres casas que se disponían en una única calle, en la que también se encontraba una pequeña herrería. 

Entre sus ruinas, un par de chamineras sobreviven al olvido y desafían al paso del tiempo, que poco a poco va engullendo con su espesa vegetación todo cuanto se pone en su camino.

Apartada del núcleo camino de Yeba, Cámpol y San Martín encontramos su ruinosa iglesia de San Juan Bautista (s. XVII-XVIII), de planta rectangular y una espadaña campanario, siendo ésto lo más destacado del templo.

Imponentes paredones desde el camino a Cámpol
Continuamos el recorrido siguiendo la senda por una zona de margas hasta adentrarnos en un pinar de repoblación que gana altura de forma cómoda rodeando el Tozal del Pueyo a media ladera sobre el barranco Lieso.

Al llegar a la collata Lieso (980 metros) nos iremos alejando de este barranco para regresar a la margen izquierda del barranco de las Gargantas, que hemos de cruzar para seguir por su vertiente opuesta.

Entrando en la única calle de Cámpol
Tras ello encontraremos un cruce direccional, en el que dejaremos a la derecha el camino hacia la colladeta de Yeba para continuar hacia Cámpol y San Martín.

Iremos contorneando los entrantes y salientes de esta nueva y solana ladera ganando altura entre pinos, robles y boj, alcanzando otro cruce en el que obviaremos el desvío hacia San Martín (975 metros).

Paseando por las entrañas de Cámpol
Tras dos horas de agradable paseo llegaremos al despoblado de Cámpol (1070 metros), al que entraremos por un antiguo camino rodeado de bancales y pinos, habiendo dejado atrás su pequeño cementerio.

Sus seis casas se distribuyen en una única y larga calle en la que también encontramos la escuela, a la que acudían los niños de los pueblos de San Felices, Puyuelo, Villamana y San Martín.

Cámpol. Iglesia de Santa Marina
Su edificio más interesante es la iglesia de Santa Marina (s. XVII) junto a su esconjuradero, convertido en almacén, desde donde disfrutaremos de unas bonitas vistas de la ribera de Fiscal oteando JánovasSan Felices de AraAlbellaPlanillo y la Peña Canciás.

También son visibles los despoblados de Lavelilla, Puyuelo, San Felices de la Solana, San Martín, Ginuábel, Gere, Castellar y Burgasé, así como la sierra Coronas.

Antigua escuela de Cámpol
Su facilidad de acceso, siguiendo la carretera-pista que asciende a San Martín, ha favorecido la rehabilitación de algunas de sus casas y bordas, haciendo que este núcleo se vaya recuperando del abandono sufrido desde 1965.

Por detrás del viejo transformador encontraremos unos hitos que descienden por terrazas abancaladas hasta alcanzar una pista (965 metros) que, en dirección N, nos conduce a San Felices de la Solana.

Gere, Burgasé y San Felices de la Solana desde Cámpol
El ancho firme de tierra llanea hasta cruzar el barranco de la Espuña por un puente (940 metros), momento en el que comienza a ascender de forma cómoda hasta el pequeño caserío de San Felices (1020 metros), que alcanzamos en media hora desde Cámpol.

Unos 300 metros antes de llegar al mismo nos encontraremos con su iglesia románica de San Mamés, cuyo ábside semicircular fue sustituido en el siglo XVI por otro rectangular sobre el que se edificó la torre.

San Felices de la Solana. Iglesia románica de San Mamés
Antiguamente tenía un crismón trinitario que, en los años 90, fue trasladado a la cercana iglesia de Planillo.

Tres casas dispuestas en una única calle forman un núcleo con interesantes muestras de arquitectura popular en el que destacan bonitas chamineras y puertas doveladas. En la actualidad, San Felices está ocupado por un grupo de neorrurales que dan vida a un pueblo que estaba destinado al olvido.

Entrada al caserío de San Felices de la Solana
Nuestro siguiente y último objetivo es visitar el despoblado de Villamana. Para ello, hemos de desandar la pista hasta el punto donde la habíamos cogido, situado metros antes de que se junte con la carretera de acceso a Cámpol.

Estaremos atentos a unos hitos que salen de la pista por la derecha y descienden, acortando el trazado de la carretera, por un antiguo camino entre muros de piedra y pinos repoblados hasta toparnos con el firme rodado a la altura del desvío a San Martín de la Solana (910 metros).

Única calle de San Felices de la Solana
Apenas caminaremos por el asfalto puesto que los hitos lo siguen evitando, atajando por antiguas fajas de cultivo invadidas por los pinos hasta que, minutos después, volvamos a enlazar con la carretera (900 metros).

Continuaremos por ella unos 700 metros hasta llegar a una curva cerrada a la derecha, en la que encontraremos una pequeña senda sin señalizar, junto a un poste de alta tensión, que nos adentra en el pinar repoblado y nos dirige a Villamana (855 metros), al que llegamos en una hora desde San Felices.

Caserío de San Martín de la Solana
Fue el núcleo más pequeño del valle y estuvo compuesto por sólo dos casas que cerraron sus puertas de forma definitiva en 1964. 

Su bello camino de entrada delimitado por perfectos muros nos acerca a la ruinosa iglesia románica de San Pedro, en la que destaca un agrietado crismón trinitario tallado en su puerta y su ábside semicircular, cuyas pinturas se conservan en el Museo Diocesano de Barbastro

La bella entrada de Villamana
Otra construcción que sorprende por sus dimensiones es el secadero, robusto edificio de dos plantas muy importante en su época en el que destacan sus grandes vanos y arcos de medio punto.

Frente al secadero veremos unos hitos que, entre bancales y lazadas, nos conducen de nuevo a la carretera (790 metros). Pasaremos junto a un abrevadero y el buzón postal de Yeba antes de llegar a la carretera nacional Fiscal-Boltaña.

Villamana. Iglesia románica de San Pedro
Caminando los últimos metros por el arcén en dirección E llegaremos al silo de sal, donde daremos por finalizada esta interesante circular por este olvidado valle.

Ruta circular de 16 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de 550 metros realizada en 4 horas y media sin contar paradas.

Track de Wikiloc aquí.

El espectacular secadero-pajar de Villamana
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