Uno de los rincones de Cámpol |
Nos volvemos a adentrar en el valle de la Solana para realizar una circular por los despoblados de Puyuelo, Cámpol, San Felices y Villamana.
Como todo el valle, estos núcleos
fueron deshabitados en la década de los 60 con motivo de una política de
repoblación de pinos que evitara la colmatación del proyectado embalse de
Jánovas que, afortunadamente, nunca llegó a construirse.
Borda en Puyuelo |
Desde Fiscal seguimos la carretera hacia Aínsa unos 10 kilómetros hasta encontrarnos una explanada con un silo de sal (675 metros), a escasos metros del despoblado de Lavelilla.
Aquí comienza nuestro recorrido, que coincide con la ruta 11 de la Zona Zero conocida como la
ruta de la Caparra, siguiendo las indicaciones hacia los núcleos de
Puyuelo, Cámpol, San Martín de la Solana y Yeba.
Paseando por Puyuelo |
Iniciamos esta andadura con un
ambiente gélido por una pista forestal que entre campos, pinos y boj se adentra
en el valle remontando el barranco de las Gargantas, que cruzaremos en un par de
ocasiones.
Desde nuestros primeros pasos ya
son visibles San Martín, Puyuelo y Cámpol, así como Nabaín y las sierras de
Galardón y Bolave.
Alguna chaminera aún resiste en Puyuelo |
En el momento en el que cruzamos el barranco por segunda vez (715 metros), la pista da paso a un precioso camino de herradura que comienza a ascender con amplias lazadas entre pinos repoblados, aliagas y boj, mostrando a tramos su empedrado original.
Conforme nos acercamos a Puyuelo aparecen
restos de muros de piedra y antiguos bancales a ambos lados del sendero hasta que,
tras poco más de media hora de camino, alcanzamos su reducido caserío (850 metros).
Puyuelo. Iglesia de San Juan Bautista |
Ubicado sobre una escarpada ladera, Puyuelo llegó a tener tres casas que se disponían en una única calle, en la que también se encontraba una pequeña herrería.
Entre sus ruinas, un par de chamineras sobreviven
al olvido y desafían al paso del tiempo, que poco a poco va engullendo con su espesa
vegetación todo cuanto se pone en su camino.
Apartada del núcleo camino de
Yeba, Cámpol y San Martín encontramos su ruinosa iglesia de San Juan Bautista
(s. XVII-XVIII), de planta rectangular y una espadaña campanario, siendo ésto lo más destacado del templo.
Imponentes paredones desde el camino a Cámpol |
Continuamos el recorrido
siguiendo la senda por una zona de margas hasta adentrarnos en un pinar de
repoblación que gana altura de forma cómoda rodeando el Tozal del Pueyo a media
ladera sobre el barranco Lieso.
Al llegar a la collata Lieso (980
metros) nos iremos alejando de este barranco para regresar a la margen izquierda del
barranco de las Gargantas, que hemos de cruzar para seguir por su vertiente opuesta.
Entrando en la única calle de Cámpol |
Tras ello encontraremos un cruce direccional, en el que dejaremos a la derecha el camino hacia la colladeta de Yeba para continuar hacia Cámpol y San Martín.
Iremos contorneando los entrantes
y salientes de esta nueva y solana ladera ganando altura entre pinos, robles y
boj, alcanzando otro cruce en el que obviaremos el desvío hacia San Martín (975
metros).
Paseando por las entrañas de Cámpol |
Tras dos horas de agradable paseo llegaremos al despoblado de Cámpol (1070 metros), al que entraremos por un antiguo camino rodeado de bancales y pinos, habiendo dejado atrás su pequeño cementerio.
Sus seis casas se distribuyen en
una única y larga calle en la que también encontramos la escuela, a la que
acudían los niños de los pueblos de San Felices, Puyuelo, Villamana y San
Martín.
Cámpol. Iglesia de Santa Marina |
Su edificio más interesante es la iglesia de Santa Marina (s. XVII) junto a su esconjuradero, convertido en almacén, desde donde disfrutaremos de unas bonitas vistas de la ribera de Fiscal oteando Jánovas, San Felices de Ara, Albella, Planillo y la Peña Canciás.
También son visibles los despoblados de Lavelilla,
Puyuelo, San Felices de la Solana, San Martín, Ginuábel, Gere, Castellar y
Burgasé, así como la sierra Coronas.
Antigua escuela de Cámpol |
Su facilidad de acceso, siguiendo
la carretera-pista que asciende a San Martín, ha favorecido la rehabilitación
de algunas de sus casas y bordas, haciendo que este núcleo se vaya recuperando
del abandono sufrido desde 1965.
Por detrás del viejo transformador
encontraremos unos hitos que descienden por terrazas abancaladas hasta alcanzar una
pista (965 metros) que, en dirección N, nos conduce a San Felices de la Solana.
Gere, Burgasé y San Felices de la Solana desde Cámpol |
El ancho firme de tierra llanea
hasta cruzar el barranco de la Espuña por un puente (940 metros), momento en el
que comienza a ascender de forma cómoda hasta el pequeño caserío de San Felices
(1020 metros), que alcanzamos en media hora desde Cámpol.
Unos 300 metros antes de llegar
al mismo nos encontraremos con su iglesia románica de San Mamés, cuyo ábside semicircular
fue sustituido en el siglo XVI por otro rectangular sobre el que se edificó la
torre.
San Felices de la Solana. Iglesia románica de San Mamés |
Antiguamente tenía un crismón
trinitario que, en los años 90, fue trasladado a la cercana iglesia de Planillo.
Tres casas dispuestas en una
única calle forman un núcleo con interesantes muestras de arquitectura popular en
el que destacan bonitas chamineras y puertas doveladas. En la actualidad, San
Felices está ocupado por un grupo de neorrurales que dan vida a un pueblo que estaba destinado al olvido.
Entrada al caserío de San Felices de la Solana |
Nuestro siguiente y último
objetivo es visitar el despoblado de Villamana. Para ello, hemos de desandar la
pista hasta el punto donde la habíamos cogido, situado metros antes de que se
junte con la carretera de acceso a Cámpol.
Estaremos atentos a unos hitos
que salen de la pista por la derecha y descienden, acortando el trazado de la
carretera, por un antiguo camino entre muros de piedra y pinos repoblados hasta
toparnos con el firme rodado a la altura del desvío a San Martín de la Solana (910
metros).
Única calle de San Felices de la Solana |
Apenas caminaremos por el asfalto puesto que los hitos lo siguen evitando, atajando por antiguas fajas de
cultivo invadidas por los pinos hasta que, minutos después, volvamos a enlazar
con la carretera (900 metros).
Continuaremos por ella unos 700
metros hasta llegar a una curva cerrada a la derecha, en la que encontraremos una pequeña
senda sin señalizar, junto a un poste de alta tensión, que nos adentra en el
pinar repoblado y nos dirige a Villamana (855 metros), al que llegamos en una
hora desde San Felices.
Caserío de San Martín de la Solana |
Fue el núcleo más pequeño del
valle y estuvo compuesto por sólo dos casas que cerraron sus puertas de forma
definitiva en 1964.
Su bello camino de entrada
delimitado por perfectos muros nos acerca a la ruinosa iglesia románica de San
Pedro, en la que destaca un agrietado crismón trinitario tallado en su puerta y su ábside
semicircular, cuyas pinturas se conservan en el Museo Diocesano de Barbastro.
La bella entrada de Villamana |
Otra construcción que sorprende por
sus dimensiones es el secadero, robusto edificio de dos plantas muy importante
en su época en el que destacan sus grandes vanos y arcos de medio punto.
Frente al secadero veremos unos
hitos que, entre bancales y lazadas, nos conducen de nuevo a la carretera (790
metros). Pasaremos junto a un abrevadero y el buzón postal de Yeba antes de
llegar a la carretera nacional Fiscal-Boltaña.
Villamana. Iglesia románica de San Pedro |
Caminando los últimos metros por
el arcén en dirección E llegaremos al silo de sal, donde daremos por finalizada
esta interesante circular por este olvidado valle.
Ruta circular de 16 kilómetros
con un desnivel positivo acumulado de 550 metros realizada en 4 horas y media
sin contar paradas.
Track de Wikiloc aquí.
El espectacular secadero-pajar de Villamana |
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