jueves, 23 de febrero de 2017

Circular por la Foz de Salinas y el collado de La Osqueta

Atardecer sobre la Foz de Salinas
Regresamos a la Hoya de Huesca para realizar una atractiva ruta circular en la que disfrutaremos de una gran variedad paisajística, botánica y geológica. 

Vamos a ascender al collado de La Osqueta, paso natural que comunicaba las poblaciones de uno y otro lado de la sierra de Santo Domingo, pasando por la espectacular Foz de Salinas y el despoblado de Salinas Viejo.

Nos desplazamos hasta Villalangua (635 metros), un pequeño núcleo perteneciente al municipio de Las Peñas de Riglos y ubicado a 9 kilómetros del embalse de La Peña, a mitad de camino entre Murillo de Gállego y Puente la Reina de Jaca.

Foz de Salinas y collado de La Osqueta
Desde su casco urbano ya podemos observar parte de nuestro recorrido, divisando las estrechas paredes de la Foz de Salinas y el Portillo d’a Osqueta que, con su característica y caprichosa forma de W, rompe el homogéneo relieve de la sierra de Santo Domingo.

Comenzamos a caminar junto a la iglesia de San Miguel Arcángel, siguiendo el PR-HU-97 hacia Agüero y el pueblo viejo de Salinas. Cruzaremos el río Asabón por una pasarela y seguiremos un sendero por su margen derecha en el que veremos un buen ejemplar de avellano.

Entrada a la Foz de Salinas
Unos metros más adelante este sendero enlaza con una pista (620 metros), por la que caminaremos en suave ascenso durante unos minutos, dejando a la izquierda otra pista sin señalizar (660 metros).

Poco después nos toparemos con un desvío (670 metros), junto a un gran roble marcescente, donde dejaremos la pista para tomar un bonito sendero en dirección a Agüero que nos adentrará en la Foz de Salinas.

Caminaremos entre boj, robles y esbeltos muros de piedra que delimitan antiguos campos de labor con la sonora compañía de una acequia a la derecha y del barranco de Salinas a la izquierda. 

Fuente de la Rata
Este camino cuenta con un conjunto de mesas interpretativas que nos van a dar las claves para descubrir este singular paraje desde el punto de vista de la formación del paisaje, su geología, la fauna y la vegetación que nos vamos a ir encontrando.

Nos iremos acercando a los impresionantes cortados rocosos de la foz. En lo alto de los mismos, vigilando nuestros movimientos, podemos observar una gran cantidad de buitres leonados que anidan en estas paredes.

Las afiladas agujas de la Foz
Antes de atravesar la imponente brecha, cruzaremos el barranco de Salinas por un pequeño puente (745 metros) para continuar ascendiendo por su margen derecha y nos encontraremos un desvío señalizado que se dirige al pueblo nuevo de Salinas.

Merece la pena detenernos para contemplar y disfrutar de la verticalidad de este enclave geológico y de las afiladas, escarpadas y estrechas crestas de estos paredones de roca caliza.

Junto a un bonito puente medieval hallaremos la Fuente de la Rata (800 metros), que forma una cascada que cae sobre piedra tosca o toba, fruto de la acción del agua sobre los musgos, tallos y raíces presentes en este salto. Dada su ligereza, era utilizada para la construcción de arcos, ventanas o chimeneas. 

Salinas Viejo. Iglesia de Santa María Magdalena
Iremos dejando atrás el desfiladero para adentrarnos en el pequeño valle donde se asienta el pueblo de Salinas Viejo. Ascenderemos con moderada pendiente hasta llegar, tras una hora de camino, a este despoblado (915 metros).

Salinas Viejo es un asentamiento cuyo origen se remonta al siglo XII ubicado en un difícil entorno debido a la existencia de una explotación de sal. La sal provenía de un pozo de agua salada que desde hace mil años abastecía al Monasterio de Ruesta.

Interior de la iglesia de Santa María Magdalena
Tan sólo se mantiene en pie la ruinosa iglesia de Santa María Magdalena (s. XVI), donde podemos observar que el arco de su entrada está construido con piedra tosca.

En 1950, este núcleo sufrió un deslizamiento del terreno que motivó el traslado de la población al denominado Salinas Nuevo, ubicado junto a la actual carretera.

El sendero continúa rodeando los antiguos y trabajados bancales de los alrededores de Salinas. Con el tiempo, la vegetación ha recuperado lo que fue suyo y van apareciendo, dispersos y semiocultos entre la maleza, otros vestigios del pueblo. 

La W del collado de La Osqueta
Comenzaremos a ascender entre pinos y boj hacia el collado de La Osqueta por un sendero empedrado, utilizado por aquellas gentes cuando subían al alto a pasar largas temporadas. La abrupta orografía de este terreno no permitía cultivar demasiado y era necesario buscar zonas más llanas para poder trabajarlo.

Cada vez las lazadas son más cortas y ganan más desnivel, llegando al collado (1180 metros) en 45 minutos desde Salinas Viejo. Incrustados en la piedra caliza, podemos apreciar a simple vista gran cantidad de fósiles. 

Collado de La Osqueta. Vista este
Se observa un gran contraste de paisaje a uno y otro lado de la sierra. Al norte, destacan la sierra de San Juan de la Peña y la Peña Oroel con el Pirineo de fondo cubierto por las nubes y, a nuestros pies, la Foz de Salinas y Villalangua.

Al sur, el curso del barranco de Artaso y las grandes extensiones de bosque que dividen las comarcas de las Cinco Villas y la Hoya de Huesca.

En el collado nos despedimos del PR-HU-97, que desciende hasta el collado Rasiello para finalizar su recorrido en los cercanos Corrales de la Rabosera (1130 metros). Siguiendo el camino que desde allí parte, podríamos llegar hasta la localidad de Agüero por un marcado sendero.

Collado de La Osqueta. Vista oeste
Nosotros continuaremos por la derecha, en dirección oeste, por una amplia y bonita faja que llanea por la base de la pared sur de la sierra de Santo Domingo hacia los pueblos de Biel y Fuencalderas.

Si queremos alargar la ruta un par de kilómetros, podemos seguir el PR hasta los Corrales de la Rabosera y enlazar allí con una pista que discurre paralela a la faja que estamos recorriendo pero unos metros por debajo, que conectará más adelante con nuestro itinerario.

Recorriendo la cara sur de la sierra de Santo Domingo
Continuando por la faja descenderemos a una zona más abierta, con abundante matorral, donde nos separaremos de la pared para seguir por un sendero marcado con pintura amarilla hasta llegar a unos prados y conectar con la pista anterior (1250 metros).

La seguiremos en ascenso hasta alcanzar el paso por donde regresaremos a la cara norte de la sierra (1285 metros) para comenzar a descender por un denso pinar.

Tras algo más de una hora de larga pista veremos un hito de piedras a los pies de una gran encina (1000 metros), por donde sale un antiguo sendero que desciende de nuevo a Salinas Viejo entre boj, aliagas y matorral.

La Foz cortada por el barranco de Salinas
Pero, de momento, continuaremos unos 300 metros por la pista para contemplar la Foz de Salinas desde un mirador más aéreo (995 metros).

Vista esta bonita panorámica, volveremos al desvío anterior para descender hasta Salinas Viejo, al que llegamos en pocos minutos. 

A partir de aquí hasta Villalangua, desharemos el camino por el que habíamos venido, disfrutando de la cálida luz sobre las agujas de la Foz de Salinas y del silencioso vuelo de las rapaces.

Villalangua, inicio y fin de la ruta
Ruta parte lineal y parte circular de 13’5 kilómetros de distancia y un desnivel positivo acumulado de 700 metros realizada en 4 horas y media sin contar paradas.

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miércoles, 15 de febrero de 2017

De Riglos al embalse de La Peña por la Foz de Escalete

Atardecer sobre los Mallos de Riglos
Regresamos al Reino de los Mallos con una ruta circular que desde el pueblo de Riglos nos llevará hasta el embalse de La Peña por la Foz de Escalete, un estrecho congosto por donde el barranco del Forcallo se abre paso para unirse al río Gállego.

La población de Riglos es la capital del extenso municipio que integra las umbrías de las sierras de Santo Domingo y Loarre, así como un amplio territorio situado al sur de la sierra de San Juan de la Peña.

Niebla matutina en Riglos
Destaca su casco urbano adaptado al terreno generando un trazado irregular de calles, bien custodiadas por los conglomerados de los Mallos de Riglos, todo un paraíso para los amantes de la escalada.

La ruta se puede dividir en dos partes. Por un lado, el Camino del Cielo o sendero circular de los Mallos, un agradable y sencillo recorrido con fuerte desnivel que rodea estas paredes. 

Mallos de Riglos y Peña Rueba
Por el otro, el camino hasta el embalse de La Peña pasando por la pardina y la Foz de Escalete siguiendo el PR-HU-98, que comparte un pequeño tramo con el GR-95.

Nuestro punto de partida es el parking ubicado a la entrada del pueblo (635 metros). Frente al bar El Puro, veremos un poste de madera que señaliza la ruta circular a los Mallos. 

Callejearemos brevemente siguiendo esta indicación hasta conectar con el Camino Natural de la Hoya de Huesca y con el GR-1 que se dirige a Linás de Marcuello.

Mirador del Ventuso. Mallo Firé y Peña Rueba
Saldremos del pueblo en dirección sureste para, metros después, continuar por la izquierda en un cruce de caminos señalizado con marcas de GR (670 metros). En unos minutos, dejaremos el GR-1 para comenzar a ascender por el Camino del Cielo (700 metros), bien marcado con puntura azul.

Rodeado de boj, el sendero va ganando altura entre los mallos Colorado y Chichín mediante amplias lazadas, con vistas de la ermita de Santa Cruz y el Centro de Interpretación de Aves.

Mallos Firé y Pisón. Al fondo, Murillo de Gállego
Comenzaremos entonces a rodear el macizo de los Mallos. Dejaremos a la derecha el Camino del Solano, indicado con pintura amarilla, y llegaremos al mirador del Ventuso (1030 metros) tras una hora de camino, en cuyas proximidades se encuentra una cabaña de pastores. 

Excepcionales vistas de la Hoya de Huesca, del río Gállego y del pueblo de Murillo pero, sobre todo, de la cara norte de los mallos y de Peña Rueba, por detrás de la cual asoma la conocida Punta Común.

Río Gállego, Peña Rueba y Punta Común
Siguiendo nuestro camino en fuerte descenso llegaremos al collado del Mallo Firé (860 metros), donde enlazaremos con el PR-HU-98 hacia el embalse de La Peña dejando a la izquierda el Camino del Cielo, que regresa a Riglos zeteando por el circo que forman los mallos Pisón y Firé.

Inicialmente, el sendero se dirige hacia La Peña contorneando escarpes rocosos para después ascender entre boj, coscoja y matorral hasta un collado (1005 metros) donde dejaremos a la derecha el desvío que regresa a Riglos por Santo Román y el que se dirige a La Peña por Las Articas.

Zona desolada. Al fondo, Peña Oroel
Zona con gran amplitud de vistas al norte, destacando la sierra de San Juan de la PeñaSan Salvador y la Peña Oroel. Deberíamos de ver el Pirineo pero se encuentra oculto por las nubes.

Iniciaremos un cómodo descenso pasando por una zona arrasada por un incendio sucedido allá por el año 2000 y nos adentraremos en un precioso bosque de pinos y carrascas que, afortunadamente, se libró de las llamas.

Al salir del bosque llegaremos a una zona despejada, repleta de matorral, donde atravesaremos una pista (910 metros) siguiendo las balizas de madera.

Descendiendo por el interior del bosque
Continuaremos avanzando hasta volver a encontrarnos con esta pista (805 metros), por la que descenderemos hasta llegar a la Pardina de Escalete (645 metros) en poco más de 3 horas de marcha.

Las pardinas son pequeñas explotaciones de uso agrícola, forestal o ganadero que se construían con materiales propios de la zona como madera, caliza o adobe. Solían estar ocupadas por una o más familias que trabajaban las tierras y el ganado.

Pardina de Escalete
Su origen se remonta al siglo XIII, cuando la ganadería comenzó a tener gran importancia. Eran utilizadas como refugio temporal de pastores y ganado vinculado a la trashumancia para, con los años, pasar a convertirse en vivienda permanente.

La actual pérdida de importancia del ganado ovino ha llevado al abandono de algunas de ellas, aunque mantienen gran importancia como refugio y lugar de nidificación para la fauna silvestre.

A escasos metros conectaremos con el GR-95, dejando el desvío hacia Sarsamarcuello a la derecha. Durante un par de kilómetros este sendero coincide con el PR-HU-98, recorriendo la margen izquierda del profundo barranco del Forcallo a su paso por los verticales paredones calizos de la Foz de Escalete (620 metros).

Foz de Escalete
Después de contemplar esta enorme brecha en la roca continuaremos por la larga y monótona pista rodeados de boj y robles, ya con visión del río Gállego, de los pueblos de La Peña y Yeste y de la sierra de Santa Isabel

En media hora desde la pardina llegaremos a la vía del Canfranero (540 metros), punto donde nos despedimos del GR-95 que pone rumbo al núcleo de La Peña, para continuar en dirección oeste paralelos a la vía y al embalse siguiendo el PR-HU-98.

Este tramo se ve amenizado por las vistas hacia los pueblos de Triste y Santa María de la Peña, en la margen opuesta del embalse. Media hora después, ya en las proximidades de la presa del embalse (545 metros), el PR continúa bien marcado hacia Riglos pasando por Carcavilla.

Presa y embalse de La Peña
En corto pero moderado ascenso ganaremos altura por encima de la vía del Canfranero observando la cresta de la Punta de la Ralla, el curso del Gállego, los aliviaderos de la presa y las cálidas luces del sol reflejadas en las tranquilas aguas del embalse.

Tras esta subida, el sendero pierde altura para cruzar la vía junto a una antigua caseta ferroviaria en ruinas (540 metros). El sendero se rodea de boj y matorral, volviendo a tener visión de los Mallos de Riglos y de Peña Rueba, conectando con una pista que nos acerca al núcleo de Carcavilla (530 metros). 

Reflejos en el embalse rumbo a Carcavilla
Metros después, pasaremos por debajo de la tubería de la central hidroeléctrica y, siguiendo las marcas y estacas de PR, la pista se volverá a tornar sendero.

A partir de aquí, un sube y baja constante de suaves pendientes. Saldremos de nuevo a la vía del Canfranero a la altura de otra caseta ferroviaria (545 metros) y seguiremos unos metros por ella hasta encontrar un visible hito a la izquierda. 

El PR asciende a media ladera para volver a descender por debajo de la altura de la vía. Tuvimos la suerte de ver circulando a este mítico tren, tan utilizado años atrás.

Río Gállego y central de Carcavilla
Con la vista puesta en el atardecer sobre las paredes de los Mallos de Riglos afrontaremos el último repecho, pasando junto a un viaducto y caminando pegados a la base los imponentes mallos Firé y Pisón, estando de vuelta en el pueblo tras 6 horas de camino.

Ruta circular de 17 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de unos 850 metros.

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miércoles, 8 de febrero de 2017

Mallos de Agüero y Punta Común (1191 metros)

Embalse de la Peña y Treserols desde la cima
Los Mallos de Agüero son unos enormes paredones de conglomerado que se alzan poderosos y altivos junto a este pintoresco pueblo de la Hoya de Huesca.

Eclipsados por sus cercanos y más famosos Mallos de Riglos, estas rocas son el principal atractivo de Agüero. En ellas es frecuente la presencia de escaladores, atraídos por su menor masificación en comparación con las de sus vecinos.

Mallos de Agüero desde el pueblo
Una agradable y sencilla circular de 3 kilómetros, apta para todos los públicos, rodea estos murallones. Pero como la distancia es corta, alargaremos la ruta ascendiendo a la poco conocida Punta Común (1191 metros), la cota más elevada de esta zona.

Dejamos el coche en el aparcamiento del Camping de Agüero (660 metros). A escasos metros, veremos unas indicaciones de madera que dejan a la izquierda el desvío al singular Bosque del Arbeto y a la aldea de San Felices

La Peña Sola y la brecha que la separa de los Mallos
En ascenso, callejearemos brevemente por el pueblo siguiendo la señalización hacia la Cueva Al-Foraz y la marcada circular a los Mallos. En algunas paredes veremos información sobre la Ruta del Calvario que nos acompañará en esta primera parte del camino.

Ya en la parte alta del pueblo el asfalto pasa a pista, por la que caminaremos escasos metros hasta coger un sendero señalizado hacia Villalangua, ubicado junto a una fuente de piedra (690 metros). 

Poco después, seguiremos esta dirección dejando a la derecha la circular a los Mallos por su vertiente este (720 metros). Si volvemos la vista, veremos una bonita panorámica de Agüero. En este punto se halla un panel explicativo de la Ruta del Calvario.

Mallos de la sierra de la Foz de Pituelo
Siguiendo el sendero, a media ladera por encima del barranco de la Rabosera, comenzaremos a rodear la cara oeste de los mallos, recorriendo la antigua conducción del agua al municipio. 

Imponentes paredes se alzan por encima de nosotros, destacando la emblemática aguja de Peña Sola (889 metros) y el pequeño collado que la separa del resto del conjunto, donde hubo un pequeño castillo medieval del que apenas quedan restos.

Cueva Al-Foraz
A la riqueza paisajística que los mallos proporcionan a este territorio, se une la gran cantidad de aves rapaces que anidan en las grietas y oquedades de sus paredes. 

Este patrimonio natural es muy rico y variado en fenómenos geológicos destacando la discordancia del barranco de la Rabosera que, junto con los mallos, son Puntos de Interés Geológico.

Van apareciendo, en la margen derecha de este barranco, las curiosas formaciones rocosas de la sierra de la Foz de Pituelo, con sus puntas Chotero (968 metros) y Repicón (1032 metros), así como la Punta Abadías (1097 metros) algo más alejada en dirección norte.

El barranco de la Rabosera, entre mallos
El sendero va recorriendo la base de los mallos y de Peña Sola entre boj, coscoja, enebro y especies aromáticas como el tomillo o el romero. Tras media hora de camino, encontramos una bifurcación (740 metros), donde dejaremos momentáneamente el sendero que rodea los mallos y continuaremos la senda de Villalangua para visitar la cercana Cueva de Al-Foraz.

Pasaremos por las ruinas de una antigua tejería árabe y, en unos pocos minutos, habremos llegado a esta interesante oquedad (750 metros).

Cara norte de los Mallos de Agüero
Es una cavidad ovalada de 8 metros de profundidad por 20 metros de ancho que se encuentra dentro de un macizo de conglomerado. Tras fuertes erosiones, este macizo quedó expuesto a la formación de esta cueva, tanto de origen fluvial como precipitacional, por lo que el agua ha jugado un papel fundamental en su formación.

Debemos de dejar el sendero de Villalangua y desandar el camino hasta el desvío anterior para, ahora sí, continuar por el sendero circular. En corta pero fuerte pendiente, ascenderemos por la falda norte de los mallos hasta llegar al collado de Pedro (850 metros) en una hora de marcha.

Sierra de la Foz de Pituelo
En este punto podríamos poner rumbo a Agüero descendiendo por la cara este de los mallos, paralelos al barranco de la Fuente del Piojo, cerrando así esta corta y sencilla circular. Pero nuestra intención no es finalizar tan pronto la ruta.

Así que, tras un breve descanso en el collado, seguiremos unos metros una maltrecha pista hasta encontrar a la izquierda un sendero señalizado con marcas azules y blancas que se dirige a Carcavilla (865 metros).

Tras salir del paso, ya vemos la cresta de Punta Común
Ganaremos altura de forma cómoda, aumentando cada vez más la panorámica sobre la cara norte de estas enormes moles pétreas. Al norte, observamos el largo cordal de la sierra de Santo Domingo con su collado de La Osqueta, el cual da paso al despoblado de Salinas Viejo y Villalangua. 

Entre coscoja, carrasca, boj y mucho matorral iremos avanzando hasta llegar al collado del Estanco (1060 metros), desde donde disfrutamos de una espectacular panorámica del Pirineo nevado.

Sierra de San Juan de la Peña, Bisaurín, Aspe, Midi...
Aquí dejaremos el sendero de Carcavilla, por el que veníamos, para dirigirnos hacia el sur por el cordal divisorio siguiendo una senda sin señalizar que, entre pinos y boj, se dirige hacia la pared norte de la rocosa Punta Portolás (1141 metros).

La senda aprovecha un estrechamiento rocoso para superar la pared (1120 metros). Tras ello, ya visualizaremos el vértice geodésico de nuestro objetivo.

Peña Rueba, con Gratal y la Hoya de Huesca
Siguiendo los hitos, sólo nos quedará descender unos metros hasta un vallecito herboso para volver a ganar altura por la sencilla cresta rocosa que nos acercará a la cima de Punta Común tras dos horas de marcha. 

Sin requerir mucho esfuerzo, desde esta modesta cima contemplaremos todo el Pirineo, desde el Orhi navarro hasta el macizo de Cotiella.

De izquierda a derecha, comenzando por el Pirineo aragonés más occidental distinguimos, entre otras, las peñas Ezcaurre y Forca, Lenito, Agüerri, el Bisaurín, los macizos de Bernera y del Aspe, la Llena de la Garganta, la Llena del Bozo y los Lecherines.

El pueblo de Agüero desde la cresta
Siguiendo hacia el este, el imponente Midi d’Ossau, La Moleta y los picos de La Tronquera, Collarada, Collaradeta, los Bacunes, la sierra de la Partacua con Peña Telera y la sierra de Tendeñera con picos como Sabocos y Tendeñera.

En el sector Ordesa destacan los Gabietos, el Taillón, Mondarruego, el Dedo, la Falsa Brecha, Bazillac, la Brecha de Rolando, el Casco, los picos de Marboré, las Treserols y la Punta de las Olas

Sierra de Santo Domingo desde Punta Común
También los circos de Carriata y Cotatuero, el Gallinero y el Tobacor, sierra Custodia, el collado de Añisclo, La Suca y las Tres Marías, por delante de las cuales se localiza el Oturia.

Por delante de Ordesa se alzan los picos cercanos a Cotefablo como Erata, Pelopín, Toronzué, el Tozal de Comas, Mondiniero y Litro, con el llamativo pico Otal presidiendo.

Continuando la panorámica destacan Punta Suelza, los macizos de Posets y Cotiella, el Turbón y la Peña Montañesa. Incluso se intuyen el Aneto y las Maladetas. Más cerca, emerge la Peña Canciás, en la ribera de Fiscal.

Vértice geodésico de Punta Común
Por delante nuestro observamos las sierras de Santo Domingo y San Juan de la Peña, la Peña Oroel, la presa y el embalse de La Peña y los pueblos de Triste y Rasal

Junto a Punta Común se encuentra la mole de Peña Rueba (1176 metros), conocida por su ferrata, por detrás de la cual estarían los Mallos de Riglos. Podemos ver parte del recorrido del Canfranero y el pico Gratal al fondo. 

Al sur, toda la Hoya de Huesca con el embalse de La Sotonera, distinguiendo los pueblos de Agüero, Ayerbe y Murillo, así como el curso del río Gállego y el Moncayo nevado como telón de fondo.

Oroel, Collarada, Partacua y  parte de Tendeñera
El camino de vuelta es el mismo hasta el collado de Pedro, donde tenemos dos alternativas, cerrar la circular a los mallos descendiendo de forma directa a Agüero por el mencionado barranco de la Fuente del Piojo, o continuar por la pista para alargar la ruta un par de kilómetros.

Tomamos la segunda opción. Inicialmente la pista llanea en dirección sureste con la mirada puesta en Peña Rueba hasta que, en una curva cerrada (840 metros), cambia de dirección para poner rumbo a Agüero, enlazando con el GR-1 que viene de Murillo de Gállego (720 metros) antes de entrar en su casco urbano.

Deshaciendo el camino por la cresta
Merece la pena darse un paseo por sus calles y conocer la bonita portada románica de la iglesia de San Salvador, ubicada en el centro de la población presidiendo la plaza principal.

Interesante también la visita a la cercana iglesia románica de Santiago que, aun estando inacabada, fue declarada Monumento Nacional.

Ruta parte lineal y parte circular de 11’5 kilómetros con un desnivel positivo de 550 metros realizada en unas 4 horas sin contar paradas.

Panorámica de Agüero
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jueves, 2 de febrero de 2017

San Martín de la Val d'Onsera

Ermita de San Martín de la Val d'Onsera
Hace unos días os hablamos de uno de los lugares más bonitos de la Hoya de Huesca, las Gorgas de San Julián. Hoy hacemos lo propio con uno de los parajes más insólitos y espectaculares del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara

Ubicada en un paisaje de cuento, en una oquedad bajo una gran roca, se encuentra escondida una de las ermitas más antiguas de Aragón, la de San Martín de la Val d’Onsera

Nuestro camino comienza en un parking ubicado al norte del pequeño núcleo de San Julián de Banzo. Para llegar hasta aquí, hemos de rebasar los pueblos de Loporzano, Sasa del Abadiado y Barluenga

Salto de Roldán. Peñas San Miguel y Amán
Al llegar a San Julián, hemos de continuar la carretera que une sus dos barrios hasta encontrarnos a mano derecha con un desvío señalizado que, por pista, nos acerca hasta el aparcamiento (770 metros).

Desde aquí, podemos intuir el Salto de Roldán, uno de los emblemas paisajísticos de la Hoya de Huesca, con sus peñas San Miguel (1126 metros) y Amán (1124 metros) entre las cuales discurre el río Flumen. También podemos observar la bonita cresta de la Cobeta, el pico Matapaños (1532 metros) y unas curiosas formaciones rocosas llamadas As Alpargatas.

Cresta de la Cobeta y As Alpargatas
El camino que vamos a seguir es el PR-HU-165, aunque no veremos marcas amarillas y blancas porque predomina la señalización propia del sendero S-6 del Parque Natural, que nos adentrará en la Val d’Onsera o valle de los Osos.

Desde el parking parte un ancho camino que, en ligero descenso, nos acerca al barranco seco de San Martín (755 metros). Nos introduciremos momentáneamente en su cauce para, escasos metros después, salir del mismo por la izquierda siguiendo un sendero marcado con una estaca de madera. 

Paredones en la Puerta del Cierzo
Iremos paralelos a la margen derecha del barranco hasta que la senda se vuelve a adentrar en él. Ahora sí, seguiremos su angosto y retorcido curso entre paredes de conglomerado, caminando sobre multitud de cantos rodados que demuestran su origen fluvial.

Tras poco más de media hora llegaremos a un cruce señalizado (805 metros), donde dejaremos del barranco de San Martín para introducirnos en un afluente secundario, que también se encuentra seco, siguiendo alguna marca dispersa del GR-1.

Puerta del Cierzo
Comenzaremos entonces a ascender entre boj y carrasca, alternando sendero con pequeños tramos por el cauce de este nuevo barranco. En 15 minutos, el camino atraviesa un cortado entre medio de dos grandes paredes de roca. Es la llamada Puerta del Cierzo (900 metros), que nos recibe haciendo honor a su nombre, donde brota un pequeño manantial. 

Seguiremos nuestro camino, ya por sendero, con el barranco a nuestra derecha. Dejaremos el GR-1 hacia los Campos de Ciano y Santa Eulalia la Mayor e iremos ganando altura con rapidez por el carrascal de San Martín para llegar, en poco menos de media hora, a un importante cruce donde podemos optar por tomar el Paso de la Viñeta o la senda de los Burros (1040 metros).

Paso de la Viñeta
En este punto se encuentra una placa de cerámica que recuerda el fallecimiento de un vecino de Barluenga en 1843 tras desprenderse un peñasco.

El Paso de la Viñeta es un estrecho, abrupto y aéreo camino equipado con sirgas y barandillas, no recomendado para personas con vértigo ni con el terreno mojado. Para mayor tranquilidad, nos podemos asegurar con arnés y mosquetón.

A su vez, la senda de los Burros es un camino más largo en distancia y desnivel pero sin ninguna dificultad que asciende por el interior de un bosque de carrascas y boj. Este sendero lo tomaremos a la vuelta, haciendo esta parte circular.

Ascendemos, por tanto, de forma más rápida y directa por el Paso de la Viñeta. Como hemos comentado, no es un camino para cualquier persona, pero resulta entretenido por sus vistas.

El sendero se vuelve más rocoso y presenta algunos resaltes, pudiendo necesitar apoyar las manos en algún punto. En caso de duda, tomar siempre la senda de los Burros.

Conglomerados que caen al barranco de San Martín
Salvado este tramo llegaremos al collado de San Salvador (1140 metros), el punto más alto de la ruta y donde confluyen ambas alternativas. Desde aquí, es posible observar el silencioso vuelo de rapaces como el buitre leonado, el quebrantahuesos o el alimoche, y una gran panorámica de los paredones que cercan ambos barrancos.

El camino desciende vertiginoso hacia el cauce del barranco de San Martín, que habíamos dejado anteriormente. Un cartel nos avisa de que el descenso presenta pasos cercanos a laderas con fuertes pendientes y precipicios y nos recomienda no bajar en días de lluvia, humedad alta o con heladas, ni en los dos días posteriores.

Tramo equipado en el descenso hasta el barranco
El primer tramo de descenso es por un sendero sin complicaciones. Tras ello, llegaremos a una zona de conglomerados de roca, perfectamente equipada con sirgas, donde encontramos alguna zona expuesta. Como bien rezaba el cartel, el peligro de un resbalón con el terreno húmedo es elevado pero las sirgas dan mucha seguridad.

Finalizada esta parte habremos llegado al fondo del barranco de San Martín (1035 metros), que remontaremos entre espesa vegetación hasta el circo rocoso donde se encuentra nuestro objetivo, la ermita de San Martín de la Val d’Onsera (1080 metros), a la que llegamos tras dos horas y cuarto de camino.

Desde el collado de San Salvador
Sin duda, es un lugar con un encanto especial, acogedor, idílico, aislado del mundo, ideal para un retiro espiritual. Poder tocar su campana es un momento único que hace pensar cómo sería la vida antaño en un lugar tan escondido y con un acceso tan dificultoso.

Una fina cascada de más de 30 metros se desploma a escasos metros de la ermita. En verano, es un buen lugar para refrescarse y, en invierno, sus alrededores se hielan aportando a este precioso rincón un ambiente mágico de soledad y recogimiento.

Descenso al barranco de San Martín por la zona equipada
San Martín de la Val d’Onsera fue un importante monasterio de la alta Edad Media que gestionaba la vida de otros monasterios de la zona como San Ginés de IsarreSan Úrbez de Nocito o San Pedro de Antefuenzo.

Los vecinos de los pueblos cercanos aún realizan cada año la tradicional romería a San Martín el último domingo de mayo.

Regresaremos por el mismo camino hasta el collado de San Salvador, ascendiendo la pared del barranco por el tramo de sirga (30 minutos). Una vez en el collado, nos desviaremos por la recuperada senda de los Burros, pasando por las ruinas de una paridera.

Barranco de San Martín. Últimos metros hasta la ermita
La senda, más larga pero sin pasos comprometidos, discurre a media ladera con grandes vistas del barranco e, incluso, de la ciudad de Huesca. Pronto se adentra en un bonito bosque de carrascas y desciende buscando el cruce con el Paso de la Viñeta (35 minutos).

A partir de este punto, el regreso se realiza por el mismo camino que en la ida, dejándonos en el parking inicial en dos horas y cuarto desde la ermita.

Ruta de 8’5 kilómetros de distancia con un desnivel positivo de unos 550 metros realizada en 4 horas y media sin contar paradas. Una excursión obligada en el cuaderno de cualquier senderista.

Senda de los Burros
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