jueves, 2 de febrero de 2017

San Martín de la Val d'Onsera

Ermita de San Martín de la Val d'Onsera
Hace unos días os hablamos de uno de los lugares más bonitos de la Hoya de Huesca, las Gorgas de San Julián. Hoy hacemos lo propio con uno de los parajes más insólitos y espectaculares del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara

Ubicada en un paisaje de cuento, en una oquedad bajo una gran roca, se encuentra escondida una de las ermitas más antiguas de Aragón, la de San Martín de la Val d’Onsera

Nuestro camino comienza en un parking ubicado al norte del pequeño núcleo de San Julián de Banzo. Para llegar hasta aquí, hemos de rebasar los pueblos de Loporzano, Sasa del Abadiado y Barluenga

Salto de Roldán. Peñas San Miguel y Amán
Al llegar a San Julián, hemos de continuar la carretera que une sus dos barrios hasta encontrarnos a mano derecha con un desvío señalizado que, por pista, nos acerca hasta el aparcamiento (770 metros).

Desde aquí, podemos intuir el Salto de Roldán, uno de los emblemas paisajísticos de la Hoya de Huesca, con sus peñas San Miguel (1126 metros) y Amán (1124 metros) entre las cuales discurre el río Flumen. También podemos observar la bonita cresta de la Cobeta, el pico Matapaños (1532 metros) y unas curiosas formaciones rocosas llamadas As Alpargatas.

Cresta de la Cobeta y As Alpargatas
El camino que vamos a seguir es el PR-HU-165, aunque no veremos marcas amarillas y blancas porque predomina la señalización propia del sendero S-6 del Parque Natural, que nos adentrará en la Val d’Onsera o valle de los Osos.

Desde el parking parte un ancho camino que, en ligero descenso, nos acerca al barranco seco de San Martín (755 metros). Nos introduciremos momentáneamente en su cauce para, escasos metros después, salir del mismo por la izquierda siguiendo un sendero marcado con una estaca de madera. 

Paredones en la Puerta del Cierzo
Iremos paralelos a la margen derecha del barranco hasta que la senda se vuelve a adentrar en él. Ahora sí, seguiremos su angosto y retorcido curso entre paredes de conglomerado, caminando sobre multitud de cantos rodados que demuestran su origen fluvial.

Tras poco más de media hora llegaremos a un cruce señalizado (805 metros), donde dejaremos del barranco de San Martín para introducirnos en un afluente secundario, que también se encuentra seco, siguiendo alguna marca dispersa del GR-1.

Puerta del Cierzo
Comenzaremos entonces a ascender entre boj y carrasca, alternando sendero con pequeños tramos por el cauce de este nuevo barranco. En 15 minutos, el camino atraviesa un cortado entre medio de dos grandes paredes de roca. Es la llamada Puerta del Cierzo (900 metros), que nos recibe haciendo honor a su nombre, donde brota un pequeño manantial. 

Seguiremos nuestro camino, ya por sendero, con el barranco a nuestra derecha. Dejaremos el GR-1 hacia los Campos de Ciano y Santa Eulalia la Mayor e iremos ganando altura con rapidez por el carrascal de San Martín para llegar, en poco menos de media hora, a un importante cruce donde podemos optar por tomar el Paso de la Viñeta o la senda de los Burros (1040 metros).

Paso de la Viñeta
En este punto se encuentra una placa de cerámica que recuerda el fallecimiento de un vecino de Barluenga en 1843 tras desprenderse un peñasco.

El Paso de la Viñeta es un estrecho, abrupto y aéreo camino equipado con sirgas y barandillas, no recomendado para personas con vértigo ni con el terreno mojado. Para mayor tranquilidad, nos podemos asegurar con arnés y mosquetón.

A su vez, la senda de los Burros es un camino más largo en distancia y desnivel pero sin ninguna dificultad que asciende por el interior de un bosque de carrascas y boj. Este sendero lo tomaremos a la vuelta, haciendo esta parte circular.

Ascendemos, por tanto, de forma más rápida y directa por el Paso de la Viñeta. Como hemos comentado, no es un camino para cualquier persona, pero resulta entretenido por sus vistas.

El sendero se vuelve más rocoso y presenta algunos resaltes, pudiendo necesitar apoyar las manos en algún punto. En caso de duda, tomar siempre la senda de los Burros.

Conglomerados que caen al barranco de San Martín
Salvado este tramo llegaremos al collado de San Salvador (1140 metros), el punto más alto de la ruta y donde confluyen ambas alternativas. Desde aquí, es posible observar el silencioso vuelo de rapaces como el buitre leonado, el quebrantahuesos o el alimoche, y una gran panorámica de los paredones que cercan ambos barrancos.

El camino desciende vertiginoso hacia el cauce del barranco de San Martín, que habíamos dejado anteriormente. Un cartel nos avisa de que el descenso presenta pasos cercanos a laderas con fuertes pendientes y precipicios y nos recomienda no bajar en días de lluvia, humedad alta o con heladas, ni en los dos días posteriores.

Tramo equipado en el descenso hasta el barranco
El primer tramo de descenso es por un sendero sin complicaciones. Tras ello, llegaremos a una zona de conglomerados de roca, perfectamente equipada con sirgas, donde encontramos alguna zona expuesta. Como bien rezaba el cartel, el peligro de un resbalón con el terreno húmedo es elevado pero las sirgas dan mucha seguridad.

Finalizada esta parte habremos llegado al fondo del barranco de San Martín (1035 metros), que remontaremos entre espesa vegetación hasta el circo rocoso donde se encuentra nuestro objetivo, la ermita de San Martín de la Val d’Onsera (1080 metros), a la que llegamos tras dos horas y cuarto de camino.

Desde el collado de San Salvador
Sin duda, es un lugar con un encanto especial, acogedor, idílico, aislado del mundo, ideal para un retiro espiritual. Poder tocar su campana es un momento único que hace pensar cómo sería la vida antaño en un lugar tan escondido y con un acceso tan dificultoso.

Una fina cascada de más de 30 metros se desploma a escasos metros de la ermita. En verano, es un buen lugar para refrescarse y, en invierno, sus alrededores se hielan aportando a este precioso rincón un ambiente mágico de soledad y recogimiento.

Descenso al barranco de San Martín por la zona equipada
San Martín de la Val d’Onsera fue un importante monasterio de la alta Edad Media que gestionaba la vida de otros monasterios de la zona como San Ginés de IsarreSan Úrbez de Nocito o San Pedro de Antefuenzo.

Los vecinos de los pueblos cercanos aún realizan cada año la tradicional romería a San Martín el último domingo de mayo.

Regresaremos por el mismo camino hasta el collado de San Salvador, ascendiendo la pared del barranco por el tramo de sirga (30 minutos). Una vez en el collado, nos desviaremos por la recuperada senda de los Burros, pasando por las ruinas de una paridera.

Barranco de San Martín. Últimos metros hasta la ermita
La senda, más larga pero sin pasos comprometidos, discurre a media ladera con grandes vistas del barranco e, incluso, de la ciudad de Huesca. Pronto se adentra en un bonito bosque de carrascas y desciende buscando el cruce con el Paso de la Viñeta (35 minutos).

A partir de este punto, el regreso se realiza por el mismo camino que en la ida, dejándonos en el parking inicial en dos horas y cuarto desde la ermita.

Ruta de 8’5 kilómetros de distancia con un desnivel positivo de unos 550 metros realizada en 4 horas y media sin contar paradas. Una excursión obligada en el cuaderno de cualquier senderista.

Senda de los Burros
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