martes, 31 de mayo de 2016

La Fuenblanca, el corazón de Añisclo

Surgencia de Fuenblanca
Cualquier época es buena, pero la primavera es un momento ideal para admirar el despertar de la naturaleza tras el periodo invernal. 

El deshielo hace que mane agua por todos los rincones formando cascadas rebosantes y estruendosas que, junto con el verde eléctrico de los árboles dejan el paisaje espectacular. 

Nos vamos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido para recorrer el Cañón de Añisclo. Hace tiempo os detallamos la ruta hasta la zona de La Ripareta. Esta vez vamos más allá y nos adentramos en las entrañas de este corte rocoso para llegar hasta la surgencia conocida como Fuenblanca.

El Bellós desde el puente de San Úrbez
Tras aparcar el coche y siguiendo las indicaciones, comenzamos el largo trayecto hacia la Fuenblanca descendiendo hasta el puente románico de San Úrbez (900 metros), sobre el profundo y vertiginoso desfiladero del río Bellós, bajo la atenta mirada del pico Mondoto (1962 metros) y los Sestrales. Junto a él se encuentra otro puente mucho más moderno que facilita el paso de vehículos.

Ermita de San Úrbez
Continuamos por el GR-15 en dirección a Sercué y Nerín dejando a la derecha el desvío hacia Bestué y los Sestrales, para llegar a una de las joyas de Añisclo, la preciosa ermita de San Úrbez (930 metros), durante siglos centro de devoción de los habitantes de Ballibió.

Veremos la unión de los ríos Aso y Bellós conforme avanzamos. Dejaremos a la izquierda la 'Ruta del agua' que nos acerca a la cascada y molino de Aso, para comenzar a remontar poco a poco el cañón.

Puente Sangons
Disfrutamos del paisaje paralelos a las cristalinas aguas del Bellós hasta llegar al puente Sangons (945 metros), donde cruzamos a la margen derecha del río para introducirnos en la frondosidad del bosque. 

Acompañados por el sonido del agua, seguimos disfrutando de cualquier rincón cuando la espesura del bosque nos lo permite. A los 40 minutos de comenzar, el GR-15 se desvía a la izquierda hacia Sercué, Nerín y Mallarguero, continuando nosotros en dirección a Cumaz y La Ripareta para, poco después, cruzar una pasarela que salva el barranco de la Escaliella (990 metros).

Remansos de agua cristalina
El río es un auténtico espectáculo. Pozas, cascadas, aguas remansadas… escondidos senderos nos acercan a su orilla para contemplar rincones de belleza superlativa.

En hora y media llegamos a la Fuente d’o Cumaz (1050 metros). Un buen lugar para finalizar un paseo con niños y donde podemos coger agua para encarar el tramo más exigente de la ruta. 

El Bellós a su paso por Cumaz
Poco a poco nos iremos alejando de la orilla del río. Cruzaremos los barrancos de Ficharol (1130 metros) y Las Espluquetas (éste último tres veces) salvando el fuerte desnivel que nos llevará a la zona conocida como Selba Plana (1365 metros) en una hora desde Cumaz. 

El mirador ubicado unos metros más adelante es un buen lugar para reponer fuerzas y contemplar la cascada que forma el barranco Mallo Sasé y los paredones más orientales del cañón.

El Bellós a su paso por La Ripareta
Desde la Selba Plana llegaremos a La Ripareta (1420 metros) en media hora. Un lugar bellísimo y muy fotogénico donde el barranco de la Pardina se une al Bellós. Merece la pena descansar en silencio escuchando el poderío del agua.

En este punto finalizamos la ruta la última vez que vinimos y esta vez no iba a ser así. ¿Qué había a partir de este punto? Un territorio inexplorado que pronto íbamos a descubrir a pesar de la lluvia, que comenzaba a hacer acto de presencia.

El imponente y estrecho cañón
Minutos después de volver a ponernos en marcha, dejamos a la izquierda el desvío hacia el Llano Tripals por el barranco de la Pardina y continuamos hacia la Fuenblanca. Nos esperaban un sinfín de cascadas y un magnífico hayedo vestido de verde primaveral.

Tras una hora desde La Ripareta, llegamos a la zona conocida como El Estrecho, donde el río se encajona y las paredes del cañón se juntan. Por una pasarela, cruzaremos a la margen izquierda del Bellós (1540 metros). En este lugar hay una nueva desviación hacia el Llano Tripals y el barranco de Capradiza con unas clavijas un tanto comprometidas.

Barranco de Capradiza
Cruzada la pasarela, el sendero gana altura rápidamente, mejorando la panorámica. Las paredes del cañón nos empequeñecen. El ambiente de alta montaña comenzaba a notarse y algún que otro sarrio nos miraba preguntándose qué estábamos haciendo por allí...

En 15 minutos dejaremos a la derecha el desvío que asciende hacia Cuello Viceto, Montaña de Sesa y San Vicenda y continuaremos hacia nuestro destino. Tendremos imponentes vistas de la cascada que forma el barranco de Capradiza intuyendo el empinado camino que asciende al Llano Tripals.

Primeras vistas del collado de Añisclo
Dos muy sencillos pasos con cadenas nos facilitarán el avance. Poco a poco el cañón se va abriendo, la lluvia amainaba y el sol comenzaba a salir tímidamente. Ya teníamos las primeras vistas del collado de Añisclo (2453 metros), rodeado por las cornisas de la Punta de las Olas (3002 metros) y por La Suca (2802 metros).

Y, tras 5 horas, llegamos a la Fuenblanca (1680 metros). Si quisiésemos continuar la travesía, tenemos dos opciones: tomar el GR-11 en dirección al Refugio de Góriz por el collado Superior de Góriz o Collata de Arrablo (2343 metros) o seguirlo en dirección al collado de Añisclo y descender los 1200 metros de desnivel que lo separan del Refugio de Pineta.

Barranco de Arrablo
La Fuenblanca es el lugar de nacimiento del río Bellós. Una surgencia que emerge de la pared del Mallo Oscuro de la Punta de las Olas y que forma una preciosa cascada. Es sorprendente observar cómo, de la nada, aparece semejante cantidad de agua subterránea. En sus proximidades se halla un pequeño refugio de pastores.

El lugar, en las entrañas del cañón de Añisclo, es asombroso y espectacular. Junto a la surgencia, el rugir estruendoso del barranco de Arrablo pone la guinda a un paisaje mágico. Estamos solos en la zona menos transitada del cañón y hay que disfrutar el momento.

Atardecer sobre las paredes del cañón
El regreso se realiza por el mismo camino en 4 horas. Nos limitamos a captar momentos y detalles que antes no habíamos percibido. Disfrutando del poder del agua, de la primavera y de las luces del atardecer en los impresionantes cortados que forma el cañón. Por algo Añisclo fue declarado Parque Nacional.

Ruta lineal de 24 kilómetros de distancia con un desnivel positivo acumulado de unos 850 metros realizada en 9 horas. La ida en 5 horas y la vuelta en 4, contando paradas.


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