martes, 26 de enero de 2016

Ermita de Santa Elena desde Biescas

Ermita de Santa Elena
Os vamos a descubrir un sendero sencillo, corto e ideal para disfrutar en familia. Seguro que muchos de vosotros ya lo conoceréis. Es el camino que une Biescas con la ermita de Santa Elena, uno de los senderos más visitados de la Tierra de Biescas.

Ubicada en lo alto de un congosto excavado durante años por la acción erosiva de las aguas del Gállego, y entre las sierras de la Partacua y Tendeñera, esta ermita es la puerta de entrada al valle de Tena y uno de los lugares religiosos más visitados tanto por los tensinos como por los habitantes de la Tierra de Biescas.

Fuerte de Santa Elena
La ruta se inicia en la carretera que rodea Biescas y que se dirige a Gavín y al Puerto de Cotefablo, a la altura de la Calle Goya (860 metros). Cruzaremos la carretera y tomaremos el PR-HU-78 que sale del pueblo en dirección norte.

El sendero es muy agradable y no tiene ninguna dificultad técnica ni posibilidad de perdida. En los primeros compases, dejaremos a la izquierda unas praderas y cruzaremos el primer barranco por un puente (10 minutos).

Nos iremos adentrando en un bonito bosque y, más adelante, la canalización de agua para el salto de la central hidroeléctrica de Biescas flanqueará por momentos nuestra derecha.

Dolmen y calendario celta
Tras poco más de media hora llegamos a un desvío señalizado y, tras él, a la Fuente de la Silla. Cuentan que Elena de Constantinopla, patrona de la Tierra de Biescas, huyó por estas montañas para escapar de sus perseguidores allá por el siglo IV. 

En su huida al valle de Tena, se paró a descansar en esta fuente y se sentó en una roca con forma de silla ubicada al lado de la misma, que le da nombre. Dicen también que se conservan dos huellas de su calzado bajo las aguas de la fuente.

La Gloriosa
En pocos minutos entraremos en el Sendero Adaptado de Santa Elena, pensado para que personas con movilidad reducida puedan disfrutar de este magnífico entorno. Constan de paneles con información en braille para personas invidentes.

Este sendero de hormigón antideslizante, de 750 metros de longitud, se construyó aprovechando el trazado de la canal de agua antes mencionada, que ahora se encuentra oculto bajo nuestros pies.

Poco a poco nos vamos acercando al conjunto de Santa Elena. Cruzaremos el barranco del Asieso por un puente, desde el cual observaremos, a nuestra izquierda, el Puente del Diablo antes de ascender mediante lazadas hacia el hoy abandonado Fuerte de Santa Elena (s. XVI – 1080 metros).

Enclave defensivo y paso obligado a la vecina Francia, fue construido en la época de Felipe II y parcialmente destruido durante la invasión napoleónica en 1808 para volver a reconstruirse en 1884.

Sendero Adaptado de Santa Elena
Desde el Fuerte, en menos de cinco minutos llegaremos a uno de los símbolos de la Tierra de Biescas, la ermita de Santa Elena (1065 metros), completando el camino tras una hora y 45 minutos.

En su huida al valle de Tena, Santa Elena encontró una cueva donde se escondió, tras una tela de araña, consiguiendo salvarse. Allá por el año 1221, se levantó en su honor la ermita, de estilo original mozárabe, que entre los siglos XVII y XVIII fue ampliada dándole su aspecto actual.

Tierra de Biescas
Esta ermita acoge, cada año, numerosas romerías de pueblos tanto del valle de Tena como de la Tierra de Biescas, haciendo de nexo de unión entre ambos territorios.

Del escondite de la santa brotó una fuente natural llamada La Gloriosa, a la que se le atribuyen propiedades milagrosas y curativas, cuyas aguas se precipitan formando una bonita cascada bajo la pradera donde se ubica la ermita.

Tras descansar y disfrutar de este lugar iniciamos el regreso a Biescas, no sin antes visitar otro de los símbolos de la Tierra de Biescas, el dolmen prehistórico de Santa Elena. 

Dolmen de Santa Elena
Fue el primero que se descubrió en Aragón, en 1932, y forma parte de un conjunto de dos, pero en la Guerra Civil se desmantelaron, reconstruyéndose en 1970 el que hoy podemos visitar.

A su lado, descubrimos un calendario celta, con 12 meses y 13 especies de árboles distintas. Los celtas pensaban que un árbol regía tu vida en función del mes de nacimiento. La explicación de que haya 13 tipos de árboles es porque en esta cultura, hay un árbol muy representativo al que le corresponde un solo día, que es el tejo.

Camino al Fuerte de Santa Elena
Volveremos a Biescas por el mismo camino, recordando los muchos puntos de interés que nos ofrece una ruta cargada de mitos y leyendas, ideal para realizar con niños dado su corta duración y su escaso desnivel: 12 kilómetros ida y vuelta y 250 metros de desnivel positivo.

En total, el tiempo en movimiento ha sido de poco menos de 3 horas y media, si bien es cierto que la ruta se puede hacer en mucho menos tiempo.

Si no queréis realizar el camino a pie desde Biescas, podéis dirigiros en coche hasta la planicie de Santa Elena, donde se ubica el dolmen.

Cueva de La Gloriosa
4 kilómetros al norte de Biescas hay un desvío a la derecha bien señalizado y una explanada para estacionar vuestro vehículo, a escasos metros del lugar donde se ubicaba antaño el despoblado de Santa Engracia.


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lunes, 11 de enero de 2016

Ruta del Serrablo: Lárrede, Busa, Oliván y Susín

San Pedro de Lárrede
A orillas del Gállego, entre los siglos X y XI, cristalizó un románico primitivo muy peculiar gracias a la conjunción de elementos de la tradición visigótica local, aportes mozárabes e influencias románico-lombardas, que dio lugar al grupo de iglesias del Serrablo o del círculo larredense.

Ubicadas entorno a Sabiñánigo, en la margen izquierda del río y diseminadas por muchos rincones, fueron levantadas hace más del mil años y rescatadas del olvido por la Asociación Amigos del Serrablo, que las puso en valor como se merecían, siendo declaradas en conjunto Bien de Interés Cultural en 1982.

Lárrede. Casa Isábal
Todas se caracterizan por su homogeneidad en cuanto a fórmulas constructivas y decorativas. Inicialmente, la gran mayoría de ellas fueron de nave única con techumbre de madera a dos aguas y ábside semicircular, rematadas por una torre-campanario. 

Esta ruta la componen 14 iglesias ubicadas en Gavín, Espierre, Otal, Basarán (trasladada en la década de los años 70 a Formigal), Susín, Orós Bajo, Oliván, San Juan de Busa, Lárrede, Satué, Isún de Basa, Arto, Lasieso y Ordovés, sin olvidar otros monumentos catalogados como románico rural como las iglesias de San Miguel de Orna y Latre y San Juan de Orús.

San Juan de Busa. Al fondo, Punta Güé
Como lo nuestro son los senderos, en el camino que os detallamos hoy sólo vamos a conocer cuatro de ellas, haciendo una ruta circular sencilla y muy, muy bonita.

Iniciamos el camino en el espléndido pueblo de Lárrede (830 metros), junto a la iglesia románica de San Pedro (s. X-XI), el mejor y más representativo ejemplo de todo este conjunto de iglesias, declarada Monumento Nacional en 1931. 

Junto a ella, se encuentra una de las casas fuertes del pueblo, Casa Isábal (s. XVII) que, con su chaminera troncocónica, sus escudos de armas tallados en piedra y su suelo de cantos rodados forma, junto con la abadía y la iglesia, un conjunto arquitectónico de gran belleza.

San Juan de Busa. Al fondo, Oliván
Salimos del pueblo en dirección norte siguiendo el GR-16 que, en estos primeros compases, discurre por carretera asfaltada. En 20 minutos nos toparemos con otra pintoresca ermita, la de San Juan de Busa (s. X), considerada una versión simplificada de la de Lárrede. 

Solitaria en una pradera y, muy probablemente, antigua parroquial de un pueblo desaparecido, fue restaurada por la Asociación Amigos del Serrablo y reinaugurada en 1977. Llama la atención el acabado de su tejado, en forma de quilla de barco, y la ausencia de torre-campanario.

San Martín de Oliván
Tras visitarla seguimos por la carretera para, un poco más adelante, desviarnos a la derecha para continuar el trazado del GR-16 por una pista que se dirige hacia la cercana población de Oliván (890 metros). 

Muy cerca de su casco urbano hay un panel informativo de los senderos GR-16 (sendero del Serrablo) y GR-15 (senda Prepirenaica), los cuales se unirán en Biescas para continuar su camino por separado.

Al este, ya vemos, en lo alto de la montaña, la villa de Susín pero antes visitaremos Oliván y su iglesia de San Martín (s. XI - 1060), otra joya del románico serrablés restaurada profundamente en el s. XVI, donde llegamos tras menos de una hora contando las paradas. 

Casa Mallau de Susín. Al fondo, Casa Ramón
Tras un pequeño paseo por sus calles, dejaremos el GR-16 para dirigimos hacia el barranco de Oliván por el PR-HU-3 (15 minutos).

Cruzaremos el barranco por un puente con una barrera que impide el tránsito de vehículos sin autorización. Ésta se puede solicitar en el Ayuntamiento de Biescas.

Nada más cruzar el puente, nos salimos del itinerario normal unos minutos. Nos desviaremos a la izquierda para acercarnos a unas pozas y un salto ubicados aguas arriba del barranco. Un rincón ideal para refrescarse en época estival.

Paseando por Susín
Tras 30 minutos, regresamos al puente para ascender la pista por el PR-HU-3, que se introduce en Sobrepuerto, hasta la desviación a Susín, donde tomaremos el PR-HU-4 (10 minutos).

En este punto ya se nota el trabajo que muchas personas realizan voluntariamente para mantener vivo el pueblo, rotulando y decorando las señales que nos adentran en un espeso y fresco bosque que nos dejará en su casco urbano (1065 metros) en 20 minutos y 2 horas y media desde Lárrede.

Susín ha sabido burlar el abandono y la ruina que se cebó con otros pueblos cercanos de Sobrepuerto, en los que hoy no hay más que casas espaldadas y recuerdos e historias enterradas bajo una espesa vegetación. 

Santa Eulalia de Susín
“Mi sueño es que Susín tenga una restauración auténtica”, decía su última habitante, Angelines Villacampa. Hoy, su deseo es posible gracias a ella y al trabajo de la Asociación Mallau que, a base de esfuerzo y sacrificio, lucha por mantener vivo este sueño.

El otoño viste de hojas las calles. Piedras pintadas con cariño, muros levantados con esfuerzo y flores cuidadas con mimo nos acompañan en nuestro paseo. 

Estamos solos en el pueblo, pero sentimos la presencia de Angelines. Aunque ya no esté entre nosotros, ella es la dueña de este lugar y seguro que estará orgullosa de la labor que se está realizando para conseguir su sueño. Disfrutamos del silencio y sentimos un profundo respeto por esta tierra.

Susín. Virgen de las Eras
En el pueblo encontramos dos ejemplos de casas. Casa Ramón (1875), con todos sus anexos separados de la vivienda y desperdigados por la zona norte del pueblo y Casa Mallau, antigua casa-fortaleza cuyo origen se remonta al siglo X-XI, con patio interior y anexos adheridos a la vivienda, excepto la borda Guardiana (1873), en el extremo sur próxima al camino que se dirige al despoblado de Casbas de Jaca.

En el centro del casco urbano se encuentra la herrería, convertida en improvisada oficina de información, donde tenemos folletos y un libro de firmas donde, lógicamente, dejamos constancia de nuestra visita y de la gran labor realizada hasta la fecha.

San Juan de Busa y barranco de Oliván
Su iglesia románica de Santa Eulalia de Mérida (s. XI) fue reconstruida en el s. XVIII merece una pausada visita y, unos 200 metros al norte, se levanta la ermita de la Virgen de las Eras, desde donde se divisa el despoblado de Berbusa, deshabitado desde mediados de la década de los 50. 

Saliendo del pueblo en dirección este se ubican la fuente y el lavadero, cuyo dintel data de 1876, que reciben el agua del barranco del Repullo.

Desde su privilegiada posición, Susín se erige como un mirador excelente de la Tierra de Biescas: Oliván, Escuer y su Torraza (s. XV), Punta Güé (1579 metros), la Peña Oroel (1769 metros), Collarada (2886 metros), la Sierra de la Partacua… Un lugar especial, soleado, pacífico, donde disfrutar de la tranquilidad.

Torraza de Lárrede. Al fondo, Peña Oroel
Es la segunda vez que nos acercamos a Susín. La primera, en 2014, nos sirvió para conocer el pueblo y sus alrededores. Esta vez, nos ha servido para captar detalles. Detalles de los que mucho tienen que ver aquellas personas que, el último fin de semana de cada mes, se reúnen en el pueblo para realizar trabajos comunales y mantener en pie el sueño de Angelines.

Tras haber descansado en la pradera delante de la borda la Guardia y su bonito puente de piedra, comenzamos el regreso hacia Lárrede por un estrecho sendero colgado en las laderas de Busa por el que abunda el pino y el boj. Veremos, además, varios robles centenarios a pie del sendero.

Atardecer sobre la Partacua y Tendeñera
Volveremos a ver la ermita de San Juan de Busa, esta vez desde lo alto, apreciando las dimensiones de la pradera sobre la que está ubicada. También la desembocadura del barranco de Oliván en el río Gállego.

Los últimos rayos de luz sobre las sierras de la Partacua y Tendeñera nos acompañaban a medida que el camino finalizaba, pero aún quedaba lo mejor: disfrutar de una espectacular puesta de sol desde la Torre del Moro o Torraza de Lárrede (s.XVI), a la que llegamos en una hora desde Susín.

Homenaje a Angelines
Este torreón medieval se alza en un lugar estratégico, a 930 metros de altitud, dominando parte de la Jacetania, Sabiñánigo y la Tierra de Biescas. Desde él, se observa al oeste la Torraza de Escuer que, junto a ésta, formaba parte del sistema defensivo de la zona media del Gállego.

Tras cruzar el barranco Peronero sólo nos queda descender de nuevo a Lárrede, al que llegamos en 15 minutos, poniendo punto y final a una ruta corta, sencilla, que se puede realizar en familia y de gran riqueza desde cualquier punto de vista, combinando naturaleza, recuerdos, arquitectura e historia.

Homenaje al trabajo realizado
Ver cómo se escondía el sol tras la silueta de la Peña Oroel fue el colofón a un gran día. ¿Habrá una tercera visita a Susín? Seguro que sí.

A paso lento, la duración ha sido de 6 horas, de las cuales la mitad han sido caminando. Una circular con un total de 11 kilómetros y menos de 300 metros de desnivel positivo, ideal para desconectar de la rutina diaria.


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lunes, 21 de diciembre de 2015

Ángel Orús - Viadós. Ruta de los 3 Refugios (III parte)

Refugio del Ángel Orús
Tras dos intensas jornadas de montaña terminamos la circular al macizo del Posets con la última etapa que une los refugios del Ángel Orús y Viadós, lugar donde iniciamos esta travesía hace tres días.

Pasamos una noche tranquila en el Ángel Orús (2150 metros), nada que ver con la anterior en el refugio de Estós, con un sueño y descanso reparadores, ideal para recargar las pilas para afrontar el camino que nos llevaría de vuelta al refugio de Viadós (1760 metros).

Salimos del refugio con los primeros rayos de luz pegando en las crestas de Mincholet (2865 metros), d’es Corbets (2904 metros), Chinebro (2732 metros) y en las dos Agujas del Forcau (2786 y 2865 metros).

Izq-dcha: Diente de Llardana, Tuca Alta y Tuca Baja
Acompañados por el sonido de la cascada del barranco de los Ibones nos pusimos a caminar. Alguna nube media nos perseguía por el valle pero no tardarían en desaparecer para dejar el cielo completamente limpio.

El primer kilómetro y medio coincide con el último kilómetro y medio de la etapa anterior puesto que hay que volver al lugar donde se ubica un cruce de caminos (2350 metros - una hora), salvando los 200 primeros metros de desnivel en los que alternamos fuertes repechos y algún que otro escalón rocoso. Esta vez, seguiremos las indicaciones hacia Viadós, dejando el camino hacia el refugio de Estós a la derecha.

Agujas del Forcau
Vamos dejando atrás el refugio del Ángel Orús y el valle de Eriste (Grist) para, poco a poco, introducirnos en el pequeño valle de Llardaneta

Cruzaremos su barranco por un puente metálico hundido en su centro (2445 metros – 25 minutos) y veremos la Sierra de Llardana, con las Tucas Baja (2898 metros), Alta (2906 metros) y el Tucón de la Canal o Diente de Llardana (3085 metros).

Minutos más tarde tendremos visión directa de la Canal Fonda, vía normal de acceso al Posets que, con sus 3369 metros, es la segunda cumbre más alta del Pirineo tras el Aneto (3404 metros).

Barranco de Llardana
A medida que avanzamos, iban apareciendo más cumbres. Los tresmiles de las Forquetas y el Diente Royo (3010 metros) hacían acto de presencia, custodiando las aguas azules del precioso ibón de Llardaneta (2650 metros), al que llegamos tras dos horas y cuarto.

Tras un pequeño tentempié disfrutando del paisaje, rodeamos el ibón por su derecha y comenzamos el corto pero duro ascenso que nos dejará en el collado de Eriste o de la Forqueta (2850 metros) en media hora, salvando un desnivel de 150 metros en los últimos 400 metros de distancia por una incómoda pedrera.

Canal Fonda
Situado entre las Foquetas y el Diente Royo, este collado es el punto más alto de la Ruta de los 3 Refugios y la divisoria de los valles de Eriste y Chistau. Poco menos de 3 horas, sin contar paradas, nos ha costado llegar.

Desde el collado, existe la posibilidad de ascender a las Forquetas, al sur. Sólo 150 metros de desnivel nos separan de estos tresmiles. Intentamos ascender a ellos pero había hielo en las zonas más sombrías, así que desistimos en el intento. De todos modos, merece la pena ascender unos metros desde el collado para aumentar la panorámica y contemplar la grandeza del paisaje.

Ibón de Llardaneta. Forquetas y collado de Eriste
Al norte divisamos el Diente Royo, el Tucón Royo o Pavots (3121 metros), el pico Llardaneta o Espadas (3328 metros) y el Posets, con una fina capa de nieve, asomando entre las nubes. 

Al sureste, la cresta del Forcau y sus imponentes Agujas y al noreste queda abajo el ibón de Llardaneta. Al oeste, un manto de nubes de algodón sólo permitía ver el pico Montó (2462 metros) pero no la zona de las Treserols ni el Vignemale o Comachibosa (3299 metros)y al sur quedan las Forquetas, aunque ésta vez se nos hayan resistido.

Intento a las Forquetas. Diente Royo y Espadas
Ya de vuelta en el collado, nos hacemos las fotos de rigor e iniciamos el descenso hacia el refugio de Viadós por una pedrera en la que abundan los hitos de piedra y las marcas rojas y blancas del GR-11.2.

Típico paisaje de alta montaña en el que sorteamos grandes rocas en los primeros compases para continuar por terreno pedregoso pero más estable, ya en las faldas de la Sierra Roya.

Cuando el descenso nos da una tregua, paramos a comer y recuperar fuerzas para el final de la etapa (cota aproximada de 2600 metros). En buena parte de este tramo es visible el refugio y las bordas de Viadós, aún muy lejos de nosotros.

Asoma el Posets por detrás
Las vistas son espectaculares, con el impedimento de poder ver las cumbres hacia el este por el mar de nubes que las cubrían aunque el Bachimala (3176 metros) quería dejarse notar entre ellas.

Tras este descanso seguiremos descendiendo, ahora por prados de alta montaña para, tras dos horas de bajada desde el collado, llegar al desvío de los ibones de Millaris y Leners (2280 metros), situados a 2350 y 2520 metros respectivamente, intuyendo el sendero que entre conglomerados de roca nos acercaría por la izquierda a estos rincones.

El descenso es espectacular
A pesar del largo descenso, se disfruta muchísimo del camino. En otros 40 minutos y tras un tramo de zig-zags, llegamos a la unión de los barrancos de Las Tuertas y de La Ribereta (2070 metros), donde podemos ver numerosos troncos caídos consecuencia de los fuertes aludes y riadas que arrastran todo cuanto se pone por delante en esta zona.

Éste es un bonito rincón donde el barranco de La Ribereta se precipita en forma de cascada entre grandes cortados de roca antes de la unión con el de Las Tuertas, el cual cruzaremos para continuar por un precioso y fresco bosque de pinos.

Unión de barrancos y cascada de La Ribereta
Caminaremos por la margen derecha orográfica del barranco de la Ribereta disfrutando del bosque y de lo poco que nos queda de travesía. Pasaremos al lado de la Fuente Ferrosa (30 minutos), donde el hierro del agua ha teñido las rocas con un característico color naranja.

Se nota que este tramo es más frecuentado. Existen señales que nos informan que, además de ser el GR-11.2, este camino es el sendero S-11 del Parque Natural Posets-Maladeta y, 30 minutos después, encontramos una bifurcación hacia el Puen Esplans que forma parte del sendero S-7 del Parque que finaliza en el Puen Pecadó, al norte de San Chuan de Plan, en la llamada Ruta de los puentes.

Fuente Ferrosa
Tras esta bifurcación, cruzaremos el río Cinqueta Añes Cruces para llegar a las bordas de Viadós, finalizando en 15 minutos en el refugio de Viadós esta espectacular travesía circular de tres días al macizo del Posets, disfrutando del espectacular cielo de la tarde y oteando por última vez su silueta.

Una ruta de gran belleza paisajística, sobre todo el entorno del ibón de Llardaneta, rodeado de cumbres que rozan o superan los 3000 metros. Calculando, en esta etapa han sido poco más de 10 kilómetros de distancia, 1000 metros de desnivel positivo acumulado y más de 1200 de desnivel negativo realizados en 8 horas y 15 minutos, contando las numerosas paradas.

Macizo del Posets, collado de Eriste y Puntal de Barrau
Tres días llenos de grandes recuerdos y experiencias con unos compañeros de lujo que merecen ser mencionados. Gracias a Joseba, Manu, David y Sara por los momentos compartidos. Y, de parte de todos nosotros, desde aquí queremos dar las gracias a los guardas de los tres refugios por la atención y el trato recibido en cada uno de ellos.


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miércoles, 9 de diciembre de 2015

Estós - Ángel Orús. Ruta de los 3 Refugios (II parte)

Refugio de Estós
Os detallamos la segunda etapa de la Ruta de los 3 Refugios que da la vuelta al macizo del Posets. En el post anterior os contamos la etapa inicial, que unía los refugios de Viadós y Estós

Esta vez, la ruta comunica los refugios de Estós (1890 metros) y Ángel Orús (2150 metros). Parte de la ruta la conocíamos bien de este verano cuando pernoctamos en el ibón Gran Batisielles (2220 metros).

Nos esperaba una dura etapa de poco más de 13 kilómetros y un desnivel acumulado de más de 1200 metros. Paisajísticamente hablando, es una ruta de muchísima más belleza que la anterior y, a pesar del desnivel, la disfrutamos al máximo.

Nubes y brumas en el valle de Estós
Madrugamos más que el día anterior. La ruta era más exigente y había que ir con tiempo de sobra. Antes de comenzar a caminar nos despedimos de Francisco, con quien compartimos ruta la jornada anterior y una amena charla con anécdotas senderistas durante la cena y el desayuno en el refugio de Estós.

Frente al mismo, tenemos bien indicadas un sinfín de posibilidades de rutas y ascensiones: Perdiguero, Pico del Portillón, Vallibierna, Gemelos, Pico Royo, Posets, Bardamina… Nosotros cogemos el sendero que nos dirigirá hacia el ibonet de Batisielles por el GR-11.2.

Cascada de Molseret y Perdiguero
Descendemos unos metros hasta el cauce del río Estós para cruzarlo por un puente metálico (1840 metros). Con las fuertes lluvias de ayer y de los días anteriores baja alegre y bullicioso. Las nubes cambiantes, las brumas del valle y las primeras luces hacían especial el paisaje en estos primeros compases de agradable sendero.

Vamos dejando atrás el refugio y divisando los muchos barrancos que brotan en sus proximidades, como los del Forau d’Oô y el de Molseret con su bonita cascada. Los picos del Perdiguero (3219 metros) y el Portillón d’Oô (3050 metros) comienzan a dejarse ver entre las nubes destacando sobre sus vecinos, así como la cresta de Gourgs Blancs más al noroeste.

Ibones de Escarpinosa
Llaneamos tranquilamente por extensos pastizales hasta adentrarnos en la zona conocida como la Pleta del Pino (1880 metros). Cruzaremos más adelante el barranco de Montidiego (1830 metros) y poco a poco iremos abandonando el valle de Estós para introducirnos en el de Batisielles, llegando al ibonet (1870 metros) y a la Cabaña de Estós en una hora y 45 minutos.

Desde aquí nos surgen dos posibilidades. La primera es ascender al Gran Batisielles (2220 metros) por el GR-11 y la segunda es continuar hacia los ibones de Escarpinosa por el sendero S-3 del Parque Natural Posets-Maladeta y dejar el GR para enlazarlo más tarde en el collado de Perramó. Decidimos ir por Escarpinosa para volver a ver uno de los rincones más bonitos del Pirineo.

Camino hacia la Plana de Perramó
Bordeamos entonces el ibonet por su derecha y comenzamos a ascender entre pinos paralelos al barranco de l’Aigüeta, cuyo sonido nos envuelve. 

Ya cuando estuvimos en verano, este sendero nos impactó por su belleza y esta vez nos ha pasado lo mismo. Sorteamos pequeños riachuelos cada pocos pasos y sentimos el rugir de cada salto de agua. Da gusto ver tanta vida en cada rincón. Todo un espectáculo.

Tras 40 minutos, llegamos a los preciosos ibones de Escarpinosa (2025 metros). Es un lugar con un encanto especial. 

Perramó. Chinebro y Es Corbets
Los reflejos sobre sus aguas transparentes son motivo suficiente para detenerse unos minutos. Miles de detalles centran nuestra atención. Uno de ellos, la cascada que forma el barranco de Perramó, que se precipita sobre un conglomerado rocoso envuelto en un paisaje donde predominan los pinos y una gran calma. 

Hemos de cruzar el barranco de l’Aigüeta, en el desagüe de los ibones, para continuar nuestro camino. Comienza el duro ascenso hacia la Plana de Perramó (2260 metros), en el que tendremos que salvar un desnivel positivo de 230 metros en apenas 600 metros de distancia por una inestable y dura pedrera.

Ibones de la Tartera de Perramó
A medida que ascendemos este tramo, la panorámica mejora a nuestras espaldas. Podremos apreciar el Gran Batisielles, el recorrido del río Estós por el fondo del valle y lo que creemos que es el antiguo cuartel militar, hoy en ruinas.

Salvado este tramo en otros 40 minutos, estaremos en el circo donde se hallan los ibones de Perramó (2255 metros) rodeados de grandes cumbres como las Tucas d’Ixeia (2837 metros) y la Tuca del Chinebro (2732 metros) junto con el Portillón de Eriste al sur, las Agujas de Perramó (2550 metros) al norte y la Tuca d’es Corbets (2904 metros) al oeste. 
Ibones de l'Aigüeta y Gran Batisielles

Continuamos recorriendo el circo, buscando el collado que se ubica a los pies de la Aguja oeste de Perramó (2490 metros). Dejaremos a nuestra izquierda el ibón grande de Perramó (2275 metros) y comenzaremos a ascender el desnivel de 200 metros que nos separa del collado en menos de un kilómetro.

Tras ello, un merecido descanso disfrutando de un espectacular mirador. Hacia el noreste, conocidos ibones nos deleitan la vista: los ibones de l’Aigüeta de Batisielles (2330 metros), Gran Batisielles (2220 metros) y otros más pequeños sin nombre (2360 metros) con el macizo de las Maladetas entre nubes como telón de fondo. Nos ha costado llegar menos de cuatro horas y media.

Collado e ibón de la Plana
Aún nos queda camino que recorrer hasta llegar al refugio del Ángel Orús, así que continuamos hacia el Collado de la Plana. En pocos minutos, una densa niebla acompañada de viento nos hizo perder tiempo hasta volver a enlazar con el GR-11.2 procedente del Gran Batisielles.

Afrontamos el último desnivel positivo del día. 200 metros a salvar en un kilómetro y medio nos llevarán al punto más elevado de la ruta, el Collado de la Plana (2700 metros), que nos recibe 'amablemente' con granizo, viento y niebla. Entramos en el valle de Eriste sin poder apreciarlo, de momento.

Ibones de Eriste
No nos entretenemos y comenzamos el descenso. Rodeamos el ibón de la Plana (2690 metros) por su derecha y continuamos por terreno resbaladizo a causa de la lluvia pero bien marcado con marcas rojas y blancas. Ya divisamos muy a lo lejos, en la ladera opuesta, el refugio del Ángel Orús, empequeñecido por las aristas de las Agujas del Forcau.

Nos acercaremos a los ibones de Eriste (2410 metros – una hora de descenso) y cruzaremos el barranco de los Ibones (2400 metros), bien cargado de agua, momento en el que dejaba de llover y el sol hacía acto de presencia. La Tuca de Mincholet (2865 metros) y las de Batisielles (2845 y 2803 metros) llamaban nuestra atención detrás de ellos. 

Atardecer en el valle de Eriste y el Ángel Orús
Por fin pudimos apreciar la belleza del valle de Eriste (Grist), escondido hasta ahora entre el temporal. El refugio cada vez estaba más cerca y las afiladas Agujas del Forcau cada vez se mostraban más impresionantes.

Tras dos horas de descenso, llegamos a la Cabaña de Llardana (2320 metros) desde donde contemplamos cómo se va agotando el día. Tras la tormenta, la calma volvió y tuvimos la suerte de poder contemplar un atardecer puro, sin ninguna nube, algo impensable horas atrás.

Barranco de Llardana
Ascendemos levemente para cruzar el barranco de Llardana (2350 metros) que desagua del ibón de Llardaneta y que se unirá aguas abajo al barranco de los Ibones. 

Tras cruzarlo, nos encontramos con un poste de direcciones que nos muestra los caminos hacia los tres refugios que nos interesan: al que nos dirigimos (Ángel Orús), del que venimos (Estós) y el que nos espera en la jornada siguiente para cerrar la circular al Posets y donde comenzamos este periplo (Viadós).

Último descenso hacia el Ángel Orús
Largo e incómodo sendero, coincidente con la primera parte de la siguiente etapa, el que nos dejará en el refugio en 45 minutos desde la bifurcación, poniendo punto y final a la segunda etapa de esta circular al macizo del Posets, tras casi 9 horas y media de intenso y bello recorrido, si bien es cierto que se puede realizar en mucho menos tiempo.

Construido en torno al antiguo refugio del Forcau, el Refugio del Ángel Orús conserva intacto en su interior este emblemático refugio como recuerdo de lo que fue. Ahora el antiguo Forcau es un edificio moderno que ofrece todas las comodidades para una estancia agradable en un entorno de cuento.

Refugio del Ángel Orús
Tras dejar el equipo en la habitación cenamos en el comedor del refugio, junto al calor de la estufa, recordando la etapa y ultimando detalles de la del día siguiente. Momento de relajarse y de disfrutar del lugar.

Agradecemos la generosidad y la atención de los guardas que nos trataron fenomenal, haciendo de nuestra estancia un verdadero placer. ¡Ya estamos deseando volver!


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domingo, 22 de noviembre de 2015

Viadós - Estós. Ruta de los 3 Refugios (Parte I)

Bordas y Refugio de Viadós
Cada vez que vamos a la montaña buscamos nuevos retos, nuevas sensaciones, nuevas experiencias. Experiencias que dentro de unos años recordemos con un buen sabor de boca. Esta es la conclusión que nos llevamos de la Ruta de los 3 Refugios. Tres jornadas de montaña cargadas de grandes recuerdos con cuatro grandes compañer@s y amig@s.

La Ruta de los 3 Refugios es una travesía circular al macizo del Posets (3369 metros), segunda cima más alta de los Pirineos, uniendo los valles de Chistau, Estós, Batisielles y Eriste pernoctando en los refugios de Viadós (1760 metros), Estós (1890 metros) y Ángel Orús (2150 metros). La travesía discurre en todo momento por el GR-11 y su variante 11.2 y está perfectamente señalizada.

Puntal de Barrau, Viadós
La primera etapa la comenzamos en el Refugio de Viadós. Tras pasar la noche en el mismo, sin apenas poder dormir por el estruendo de una gran tormenta, comenzamos nuestro viaje hacia el Refugio de Estós. 

Las cumbres amanecieron con una leve capa de nieve y la meteorología tampoco prometía buen tiempo, amenazando lluvia durante gran parte del día. Pero nuestras ganas eran mayores y bien equipados contra el agua iniciamos el camino recorriendo las praderas y bordas de Viadós entre espesas nubes bajas.

Barranco de Añes Cruces
Antes de llegar al primer kilómetro tenemos un cruce de caminos (1735 metros, 25 minutos). Cruzando la Palanca de la Ribereta (1720 metros) nos iríamos hacia el Refugio del Ángel Orús por el Collado de Eriste (2860 metros), por lo que tomamos el sendero que asciende por la margen derecha del Cinqueta Añes Cruces hacia el Puerto de Chistau (2577 metros).

El sendero estaba resbaladizo pero no entrañaba ningún peligro. Grandes cumbres nos acompañaban en este tramo. El Espadas o Llardaneta (3328 metros), los Gemelos (3167 metros) y el de la Montañeta o Veteranos (3129 metros) se erigían en las alturas entre las nubes, cada vez más amenazantes.

Curso del barranco de Añes Cruces
Con las lluvias de la pasada noche, el barranco de Añes Cruces bajaba potente y sonoro gracias también al aumento de nivel de sus afluentes menores, los barrancos de La Basa, El Clot, de las MardanerasLa Millá y de La Pala, los cuales vamos dejando a nuestra derecha.

Cuando llevamos unos tres kilómetros y a aproximadamente otro para llegar a la Cabaña de Añes Cruces (2100 metros) comenzó a llover intensamente acompañado de frías rachas de viento que nos hicieron aligerar el paso y refugiarnos en la cabaña, a la que llegamos tras dos horas de camino. 

Cabaña de Añes Cruces
Dentro de la cabaña nos encontramos a Francisco, un montañero alicantino que estaba haciendo el tramo del GR-11 entre Parzán y Vielha que también se dirigía al Refugio de Estós. Si hay algo que a los montañeros nos caracteriza es el compañerismo y las ganas de aprender y compartir experiencias con los demás, siempre enriquecedoras.

Las nubes se movían rápido ayudadas por el viento, alternando claroscuros en el cielo. Tras una hora conversando y viendo que parecía que paraba de llover, decidimos continuar el camino todos juntos.

Unión del trío de barrancos
Tras salir de la cabaña llegamos a un punto en el que se juntan tres barrancos (2050 metros), el de la Señal de Viadós, el de Añes Cruces y el de Chistau

El camino gira entonces decididamente al este para encarar el ascenso final al Puerto de Chistau, dejando atrás el desvío al Puerto de Añes Cruces (2680 metros). Las espesas nubes nos impiden ver al norte el Gran Bachimala o Pico Schrader (3176 metros) y su Punta del Sable, y tímidamente pudimos observar la cresta de la Punta Ixabre al oeste. 

Punta de Ixabre desde el Puerto de Chistau
Cruzaremos los tres barrancos por unos puentes de madera que nos facilitan la tarea por el abundante caudal que llevan, momento en el que cambiamos de compañero. 

Dejamos el barranco de Añes Cruces para ascender por la margen izquierda del barranco de Chistau hacia el ya visible Puerto de Chistau, al que llegamos tras una hora y 45 minutos desde la cabaña salvando un desnivel positivo de 500 metros en poco más de dos kilómetros y medio.

Valle de Estós desde el Puerto de Chistau
Desde el Puerto, ahora sí más despejado, podemos observar la cresta del Gran Bachimala y la Punta Ixabre con su afilada arista. Estamos en el punto más alto de la etapa, divisoria de los valles de Chistau y de Estós, el cual se abría al este bajo un mar de nubes que parecían empeñarse en seguir nuestro camino, con el macizo de las Maladetas (3310 metros) como telón de fondo.

El primer tramo de descenso describe una curva a la derecha para alcanzar la falda del Pico Royo de la Paúl (2835 metros) por una sencilla pedrera en la que había que prestar atención por lo mojado del terreno. 

Cascada de Clarabide
Finalizada esta zona en unos 20 minutos y, aprovechando la ventana de buen tiempo, tocaba reponer fuerzas con el picnic que nos habían preparado en el Refugio de Viadós.

Continuando el camino paralelos al río Estós, dejamos a la derecha la Tuca de la Paúl y la Tuca del Posets para ir descendiendo de forma moderada por el valle de Estós. A cota de 2090 metros, descubrimos la encajonada cascada del barranco de Clarabide. Una grata sorpresa verla precipitarse con tanta fuerza en el bonito rincón que forma.

Amenaza en el valle de Estós
Cada vez nos quedaba menos para finalizar este primer día, y cada vez estaba más oscuro el cielo. Nos acercábamos a la tormenta a medida que restábamos kilómetros a la ruta. Otra vez lluvia y, esta vez, iba en serio. Y de nuevo, aligeramos el paso.

Vimos, rápidamente, en la ladera sur del valle la surgencia de la Fuente de Posets (1905 metros) que manaba con fuerza, llegando al Refugio de Estós con una buena mojadura encima, tras menos de tres horas de descenso contando las paradas. Tiempo ya para relajarse con una ducha caliente, preparar la etapa del día siguiente y disfrutar de una agradable charla en el comedor del refugio.

Tuca de la Paúl y Tuca del Posets
En total, en esta primera etapa recorrimos 11.5 kilómetros con un desnivel positivo de 875 metros. El tiempo total fue de 8 horas y media, de las cuales algo más de 6 horas fueron en movimiento.


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