Mallos de Ligüerri y Pico Borón |
El Parque Natural de la Sierra y
los Cañones de Guara (d’a Sierra y as Foces de Guara) fue declarado como tal en
1990 y nombrado Lugar de Interés Cultural (LIC) y Zona de Especial Protección
para las Aves (ZEPA) más adelante. Sus más de 80.000 hectáreas nos abren un
enorme abanico de posibilidades y mucho por descubrir. Su riqueza paisajística
y su gran valor etnológico y patrimonial harán que nuestra visita sea de lo más
productiva.
Guara presume de tener algunos de
los mejores descensos de barrancos y cañones de toda Europa, además de ofrecer
a los amantes de la escalada formaciones rocosas muy atractivas y tener una
amplísima red de senderos señalizados, como el que hoy os
vamos a detallar y que nos lleva al embalse de Vadiello.
Esconjuradero de la Cruz Blanca |
Para llegar al embalse tomaremos
la carretera N-240 hacia Barbastro, nos desviaremos en dirección Loporzano y continuaremos unos 14 kilómetros hasta
llegar al embalse, donde la carretera se termina. En una explanada antes de
entrar en unos túneles de roca aparcamos los coches.
Conjunto de San Cosme |
Ya en el aparcamiento tenemos paneles
informativos de la ruta. Hoy seguiremos el itinerario S-7 del Parque o
PR-HU-166. Descubriremos varias ermitas, la mayoría en estado ruinoso, y el pequeño
mirador del Huevo de San Cosme, con posibilidad de ascender a la Peña de San
Cosme (1048 metros). Un sencillo recorrido de 12 kilómetros ida y vuelta y apenas
220 metros de desnivel positivo (315 metros si se hace cima).
Iniciamos el camino atravesando
el túnel de la derecha que nos conduce a la presa del embalse de Vadiello (730
metros), construida en 1971. Este pequeño embalse almacena el caudal del río
Guatizalema y es uno de los que abastece de agua a la ciudad de Huesca.
Ermita de la Fuensanta |
Nada más cruzar la presa comienza
una ancha pista cerrada al tráfico que rodea el embalse por el sur. Camino muy
cómodo y con una buena panorámica de los Mallos de Ligüerri (La Mitra, El Puro
y el Mallo de San Jorge) y el calizo Pico Borón (1327 metros) a nuestra
espalda.
Tras un par de kilómetros y media
hora de camino, nos encontramos con un desvío señalizado hacia la ermita de San
Cosme y San Damián. En este punto se ubica el esconjuradero de la Cruz Blanca
(830 metros), de planta cuadrada y abierto hacia los cuatro puntos cardinales.
Construcciones donde antiguamente se rezaba para ahuyentar de la zona las
tormentas de viento y granizo.
Huevo de San Cosme |
Una senda nos adentra en un
bonito bosque y en unos 20 minutos llegamos al conjunto de San Cosme (800
metros), formado por la ermita de San Cosme y San Damián, la casa del ermitaño
y la casa de los Condes de Villahermosa. La ermita está ubicada en la pared sur
de la Peña de San Cosme y fue restaurada y cerrada
al público por sus propietarios en el año 2006, por lo que no se puede visitar.
A partir de aquí, continuamos la
pista. Pasaremos por delante de la ruinosa ermita de San Úrbez (820 metros),
para descansar en la de Fuenblanca (835 metros), la mejor conservada. En su
interior, unas mesas de piedra y un manantial del que brotan dos chorros de
agua fresca invitan a tomar un respiro.
Hoya de Huesca |
Tras la parada, proseguimos el
camino pasando por la ermita de San Gregorio (840 metros) y por la de la Virgen
de la Fabana (850 metros), que como la de San Úrbez, se encuentran en pésimo
estado de conservación.
Tras media hora de camino desde
San Cosme y San Damián, cambiaremos la pista por un sendero en un desvío
señalizado a la izquierda hacia el Huevo de San Cosme (910 metros) que asciende
fácilmente hasta un llano conocido como El Plano. Avanzaremos por un sombrío y
fresco bosque de carrascas, donde volvemos a ver una importante señal indicando
el Huevo de San Cosme. Prestad mucha atención a este punto, más tarde
hablaremos de él.
Vadiello desde la cornisa |
Continuamos los últimos metros a hasta
alcanzar el mirador del Huevo, donde termina el itinerario (905 metros) tras 2
horas de camino. Dada la cercanía de la mole, de unos 50 metros de altura, y el
pequeño mirador ubicado a sus pies, la perspectiva pierde atractivo pero no
deja de impresionarnos.
Retrocedemos sobre nuestros pasos
para desviarnos hacia la Peña de San Cosme. En la última señalización que hemos
mencionado hacia el Huevo, ubicada en el bosque del Plano, parte un sendero en
dirección suroeste marcado con escasos hitos. Sabiendo esta indicación, el
sendero no tiene pérdida alguna y nos lleva en unos 20 minutos hasta la cornisa
de la Peña, desde donde vemos desde lo alto el entorno del embalse y los
Mallos, así como el curso del Guatizalema y la Hoya de Huesca.
Pico Borón |
La techumbre de la ermita de San
Cosme y San Damián se ubica a más de 150 metros bajo nuestros pies. El
recorrido por pista que hemos seguido se divisa muy bien desde estas cornisas,
pudiendo apreciarse incluso el esconjuradero por el que nos hemos desviado con
anterioridad. Merece la pena acercarse hasta este lugar y disfrutar de sus vistas.
Si se quiere hacer cima debemos
de cruzar el Paso de la Nartesa. Un paso muy corto pero muy expuesto, no
recomendado para la gente con vértigo. Está provisto con una cuerda que
facilita el trabajo. Una vez en el otro lado, sólo queda seguir por el firme
conglomerado hasta llegar a la cima, a la que nosotros renunciamos debido a las
fuertes rachas de viento que ya soplaban tras el Paso de la Nartesa.
Misteriosos los Mallos de Ligüerri |
Tras disfrutar de la amplia
panorámica que nos ofrece este balcón, volvemos sobre nuestros pasos de nuevo
hasta El Plano y, desde aquí, por el mismo camino hasta llegar a la pista.
Continuaremos en leve ascenso hasta el alto de la Carrasca (940 metros) donde
la pista comienza a descender hacia el embalse apreciando, ahora sí, frente a
nosotros los Mallos de Ligüerri y el Pico Borón, poniendo punto y final a la
ruta tras unas 5 horas contando las paradas.
A medida que descendíamos las
nubes iban adueñándose de los Mallos, dándoles por momentos un aspecto
imponente y misterioso. Un frío viento, tímidos copos de nieve y un leve
granizo nos acompañaron en los últimos metros. Más que amenazarnos, hicieron
que disfrutáramos más viendo cómo cambiaba el paisaje en cuestión de minutos.
Embalse desde la presa |
Una sencilla y entretenida ruta
para conocer una pequeña parte de este Parque Natural. El camino hasta el Huevo
de San Cosme es apto para todas las edades. Para los más atrevidos, la Peña de
San Cosme es el colofón a una jornada tranquila y muy gratificante. Esperamos que os haya gustado.
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