jueves, 20 de abril de 2017

Circular al Bramapán por Collarán y las Sardineras

Desfiladero del Bellós desde las Sardineras
El Sobrarbe esconde caminos solitarios y casi olvidados que fueron muy transitados antaño. Vamos a conocer el que unía la Ballibió con el valle del Ara, un camino de vital importancia por ser la única vía de comunicación que existía entre ambos.

Para ello nos dirigimos a Escalona, puerta de entrada al Cañón de Añisclo por el valle del Cinca. Nos desviaremos hacia Puyarruego, dejando a la derecha la carretera que se introduce en el desfiladero de las Cambras en dirección a la ermita de San Úrbez.

Mondoto, Monte Perdido, Añisclo y Las Olas
Después de cruzar un pequeño puente por encima de las pozas del río Bellós, seguiremos la sinuosa carretera que se adentra en el valle de Vió por la margen izquierda del río Yesa.

Tras 12 kilómetros estaremos en las inmediaciones de Buerba. Poco antes de llegar a su núcleo urbano nos encontraremos a nuestra izquierda un ensanche con un contenedor verde, punto de inicio de nuestra ruta y lugar donde dejamos el coche (1140 metros).

Punta de Arán y Nabaín
La fotogénica visión de Monte Perdido, del Soum de Ramond y de la Punta de las Olas ya destaca desde este punto, así como el pequeño caserío de Vió, el Mondoto y los Sestrales, que aparecen por detrás del rocoso Tozal de San Miguel.

Comenzamos a caminar siguiendo el PR-HU-44 hacia el despoblado de San Pietro y Boltaña por una cómoda pista en dirección sur con la mirada puesta en la Punta de Arán, en Nabaín y en el pico Comiello, punto más elevado de la sierra de Bolave.

Restos de la ermita de la Virgen de Collarán
En 15 minutos llegaremos al cuello de Arán (1115 metros) donde se hallan los restos de la ermita de la Virgen de Collarán.

En este punto, la pista da paso a un sendero que desciende sin pausa hacia el río Yesa rodeando la cara este de la Punta de Arán paralelo a la margen derecha del barranco de San Chaime.

Nos encontramos en un paisaje agreste y salvaje donde disfrutaremos, en absoluta soledad, de un sendero tradicional dominado por la carrasca, el boj y algunos ejemplares de roble.

Va apareciendo el macizo de los Sestrales
Nuestro itinerario realiza una circular completa al macizo de Bramapán, por lo que lo vamos a observar desde múltiples posiciones. Mientras vamos descendiendo veremos su cara oeste y, al sur, la pequeña aldea de Morillo de San Pietro destaca en un altozano al otro lado del río Yesa.

Tras una hora de descenso llegaremos al espléndido puente de Morillo (765 metros) sobre las cristalinas aguas del Yesa.

Puente medieval de Morillo
Entre Boltaña y el valle de Añisclo el río Yesa modela un trazado protagonizado por pequeños pero profundos cañones que configuran un valle muy angosto. 

Por ello se construyeron interesantes puentes que facilitaran la comunicación entre los caseríos asentados en esta zona además de utilizarse como símbolo militar, comercial, religioso y de poder social.

El puente de Morillo presenta un gran arco de medio punto y uno menor a modo de aliviadero en uno de sus laterales. Su calzada plana y ancha permite un paso cómodo, además de ser un excepcional mirador desde el que contemplar la riqueza natural del entorno.

Las cristalinas aguas del Yesa
Su origen se podría encontrar en el periodo medieval, pero también es cierto que su aspecto actual responde a sucesivas reformas derivadas de los daños producidos por las fuertes riadas.

Una vez cruzado el puente, comenzaremos a ascender entre boj y pinos por la margen derecha del río siguiendo el PR-HU-44. Minutos después, hemos de estar atentos para localizar un sendero sólo señalizado con marcas de pintura azul (840 metros).

Último rayo de luz en Morillo de Sampietro
Es aquí donde dejaremos el PR para volver descender al río Yesa, tan sólo unos metros aguas abajo del puente que acabamos de cruzar, en la confluencia con el barranco de San Chaime (755 metros).

Una vez en el río, cruzaremos sus transparentes aguas para continuar ascendiendo con moderada pendiente por el interior de un bosque de carrascas. No conviene despistarse porque las marcas azules se pueden perder con facilidad.

Gallisué. Ermita de San Mamés
El bosque da paso a una solana ladera por la que ganaremos altura hasta conectar, en una hora, con la carretera Buerba-Puyarruego (1055 metros), por donde habremos transitado con el coche para dirigirnos al punto de inicio de la ruta. 

Seguiremos su asfalto en descenso casi un kilómetro hasta llegar a una zona vallada (1015 metros) que da acceso al despoblado de Gallisué (1050 metros).

Este pequeño núcleo ubicado en la falda de Bramapán lo forman 3 casas, ubicadas todas ellas en una única calle que finaliza en la ermita de San Mamés

Ruinas en Gallisué
Se encuentra deshabitado desde finales de la década de los 70 aunque una de sus casas se encuentra restaurada y el pueblo es actualmente utilizado como explotación ganadera.

Tras pasear por lo poco que queda en pie comenzaremos el regreso hacia Buerba. Lo haremos rodeando las caras este y norte de Bramapán por el poco conocido camino de las Sardineras, que nos va a aportar un punto de vista diferente del curso del río Bellós.

Calle única de Gallisué
El sendero se dirige hacia el norte atravesando las praderas que quedan por detrás de las casas de Gallisué. Veremos una senda que se pega a la pared este de Bramapán y comienza a llanear a la vez que se adentra entre la vegetación.

Entre carrascas y boj tendremos excelentes vistas del desfiladero de las Cambras, por cuyo fondo se escucha el rugir del Bellós en su camino hacia el Cinca, así como de los prados de la Pardina Barona y su cercano Tozal de los Lobos

Disfrutaremos además de una envidiable panorámica de gran parte del Sobrarbe. Destacan las peñas Montañesa y del Solano, las puntas Lierga y Suelza, el Castillo Mayor y los macizos de Cotiella y Posets.

Casa rehabilitada en Gallisué
También los picos Pegueras, Bacibosa, La Planota, Maristás y Punta l’Orbar, la Peña Altura y el Portillón de Tella, así como los pueblos de Ceresa, Laspuña, Escalona, Puyarruego, Belsierre, el despoblado de Muro de Bellós, la fortaleza de Muro de Roda e, incluso Tella y su Puntón de las Brujas.

Tras poco más de media hora por la divisoria del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y después de ganar casi un centenar de metros de altura, obviaremos un desvío que desciende al Cañón deAñisclo (1135 metros) y continuaremos en dirección al pueblo de Vió.

Sestrales, Tres Marías y Castillo Mayor desde Gallisué
Cambiaremos la cara este de Bramapán por la norte, más sombría y fresca y dominada por el pino. Cambiaremos también de perspectiva, dejando el desfiladero de las Cambras para adentrarnos en el modelado y accidentado barranco de Arpió o Labaneras, afluente del Bellós.

Los paredones de los Sestrales y el Tozal de San Miguel volverán a hacer acto de presencia conforme recorramos esta preciosa senda. Aparecen también los tresmiles ordesanos y las Tres Marías, que por fin dejan de esconderse mostrándonos toda la belleza que atesoran.

Ceresa, Laspuña, Escalona y Belsierre
Otra media hora después dejaremos a la derecha el desvío hacia Vió (1120 metros) para dirigirnos a la carretera Puyarruego-Buerba, por la que caminaremos unos minutos hasta regresar al coche.

Ruta circular de 12 kilómetros con un desnivel positivo acumulado de unos 750 metros realizada en poco más de 4 horas sin contar paradas.


Barranco de Arpió y desfiladero de las Cambras
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