jueves, 27 de abril de 2017

De Villanúa a Cenarbe por el viaducto de San Juan

Cenarbe. Iglesia de San Pedro
Esta semana regresamos a la Jacetania para visitar lo poco que queda de Cenarbe, un despoblado expropiado en la década de los 50 por el Patrimonio Forestal con motivo de la construcción del embalse de Yesa.

Un sencillo y agradable paseo circular que nos sorprenderá por la variedad de puntos de interés que nos vamos a ir encontrando a lo largo de sus 14 kilómetros.

Nos desplazamos hasta Villanúa (945 metros), núcleo que se encuentra dentro de lo que fue el glaciar del valle del Aragón, cuya morrena principal se localizaba donde actualmente se ubica Castiello de Jaca

Collarada y los Campaniles
La ruta se inicia en las afueras del pueblo y sigue la estrecha carretera que se dirige al cementerio por el Camino de Orbil, paralelos a la margen izquierda del río Aragón

Rodeados de campos de cultivo, caminaremos de forma cómoda por el GR-65.3.1 y el Camino de Santiago en dirección a Castiello de Jaca, teniendo a nuestra espalda vistas fabulosas de los picos Collarada, Collaradeta y de Los Campaniles

Pasaremos por un antiguo vertedero sellado ubicado unos metros antes de un panel explicativo sobre la formación del valle del Aragón que señala diversos puntos como la modesta sierra Carrascala y la Punta la Rapeda

Viaducto de San Juan con Collarada al fondo
Poco después, dejaremos a la izquierda el sendero de las Espetreras y seguiremos por la carretera con visión del pueblo de Aratorés y de la sierra de los Ángeles

Poco a poco el valle se va abriendo al norte, divisando la zona de Tortiellas, los Lecherines y el pico de La Raca, que cierra por el sur el circo de Astún

En pocos minutos llegaremos al cementerio (955 metros), donde el asfalto da paso a una pista de tierra por la que deberemos de continuar. 

Ermita de San Juan de Izuel
Dejaremos a la derecha el desvío al Campamento Cheso y el Camino viejo de Orbil para seguir por el marcado GR y el Camino de Santiago.

Tras pasar junto a una placa que señaliza una fuente llegaremos a una bifurcación sin señalizar (960 metros), en la que continuaremos por el camino principal. Metros después, volveremos a obviar las indicaciones que conducen al camino viejo de Orbil.

Pasaremos por una explotación ganadera, momento en el que la pista se retuerce en una curva. En un nuevo cruce seguiremos por la pista principal (935 metros), comenzando a divisar la silueta de la Peña Oroel.

Interior de la ermita de San Juan de Izuel
Tras 45 minutos de camino, enlazaremos con el GR-15 en dirección a Acumuer y la ermita de Santa María de Iguácel, dejando el GR-65.3.1 y el Camino de Santiago que continúan hacia Castiello de Jaca. Ya observamos la cresta de los Bacún y el cordal que finaliza en la Punta Canals.

Este nuevo GR nos conduce al viaducto de San Juan (960 metros), conocido popularmente como viaducto de Cenarbe, una de las obras arquitectónicas más relevantes que fue necesario construir para la línea internacional Pau-Canfranc-Zaragoza

Entre pinos de repoblación
La calidad de su construcción y su estratégica funcionalidad le hicieron una pieza determinante en el complejo trayecto que hubo que trazar para superar la abrupta orografía del valle.

Se inauguró en 1916 y se sitúa después de un túnel helicoidal construido para que el Canfranero ganase altura antes de encarar el tramo más complicado de esta mítica línea ferroviaria.

Fuente de Cenarbe
Nosotros seguiremos por la pista, pasando una barrera que impide el paso de vehículos a motor para llegar, en 20 minutos, a la ermita de San Juan de Izuel (1010 metros), el único resto que ha pervivido del antiguo poblado de Izuel (s. XIII), en cuyo interior encontramos pinturas murales.

Poco después de la ermita, dejaremos el GR-15 a la derecha y seguiremos la pista ganando altura por el interior de un pinar de repoblación, con una visión ya lejana del viaducto de San Juan y del valle del Aragón.

Viaducto de San Juan y Aratorés
Tras media hora comenzaremos a ver, en lo alto de una loma, la maltrecha torre de la iglesia de Cenarbe. Junto a la pista veremos su bonita fuente y seguiremos hasta llegar, en menos de 2 horas, al silencio y las ruinas del pueblo (1180 metros).

Lo único que se mantiene en pie es la iglesia románica de San Pedro (s. XII), con numerosas modificaciones posteriores. La encontramos con grandes grietas en sus muros, con el tejado hundido y con una torre defensiva que tiene los días contados.

Cenarbe. Iglesia de San Pedro
Desde 2012 la iglesia se encuentra incluida en la lista roja de la Asociación Hispania Nostra, que recoge aquellos elementos del patrimonio histórico español que se encuentran en peligro de desaparición.

Cenarbe fue un pueblo ganadero y agrícola que rondó los 200 habitantes en su máximo histórico a principios del siglo XX hasta que fue despoblado a mediados de los años 60.

Sus tierras se repoblaron de pinos con la idea de frenar la erosión de este y el anexo valle de la Garcipollera y así evitar la posible colmatación del vaso del embalse de Yesa. 

Cenarbe. Interior de la iglesia de San Pedro
Sus casas fueron dinamitadas en los años 80 para evitar que el ganado entrara en ellas. Y quien sabe si para facilitar su expolio o para evitar cualquier posible reivindicación futura de los vecinos respecto a sus propiedades.

Por el PR-HU-2.1, que sale detrás de la iglesia e inicialmente vestido por la vegetación, comenzaremos el regreso hacia Villanúa. Rodeados de boj y retirando alguna zarza, iremos avanzando entre antiguos bancales de cultivo y muros de piedra que resisten a duras penas el paso del tiempo.

Entre robles de regreso a Villanúa
Un sendero tradicional muy frecuentado antaño por los vecinos de Cenarbe en el que van a ir apareciendo algunos ejemplares de roble y carrasca en una vegetación donde predomina el pino.

En ocasiones, el sendero se encuentra empedrado a modo de calzada. Con un leve descenso llegaremos una zona árida donde la erosión ha modelado una zona de afiladas calizas por donde bajan un par de barranqueras (1125 metros).

Pasaremos por un pequeño robledal, oteando las últimas vistas del despoblado de Cenarbe antes de llegar, en 40 minutos, a un cortafuegos (1220 metros), punto más elevado de la ruta.

Dolmen de Diez Campanas
A partir de aquí el PR-HU-2.1 comienza el descenso por el interior un bosque dominado por el pino, el boj y alguna pequeña masa de erizón disfrutando de una buena panorámica del valle hasta enlazar, en 20 minutos, con una pista (1120 metros) que seguiremos en dirección norte.

Escasos metros después, veremos que el PR deja la pista y sigue descendiendo por la izquierda. De forma momentánea, abandonaremos este PR y seguiremos por la pista para visitar el cercano dolmen megalítico de Diez Campanas (1135 metros).

Tortiellas y pico Lecherín
Su nombre se debe a que, según dicen, desde su posición se escuchaban las campanas de las iglesias de 10 pueblos distintos. 

Tenemos la opción de acercarnos a los prados de Diez Campanas o seguir descendiendo, ahora por el PR-HU-2, hacia Villanúa. Pasaremos por una fuente, cruzaremos la vía del Canfranero (1060 metros) y, tras una hora y media desde Cenarbe, estaremos de vuelta en el pueblo.

Finalizando la ruta en Villanúa
Ruta circular de 14’5 kilómetros con un desnivel positivo de 450 metros realizada en menos de 3 horas y media sin contar paradas.

Track de Wikiloc aquí.

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