Fuente de los Baños |
El Cañón de Añisclo es uno de los
sectores en los que se divide el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Se
extiende en dirección sur a lo largo de unos diez kilómetros, desde las faldas
del macizo de Monte Perdido hasta unirse al río Aso en las proximidades de San
Úrbez.
Su acceso es a través de la
carretera HU-631 que se puede tomar desde las localidades de Sarvisé o
Escalona, en los valles de Broto y del Cinca, respectivamente.
Si partimos desde Escalona, esta
bonita carretera discurre rodeada de vegetación y paralela al río Bellós por el
llamado desfiladero o ‘Congosto de las
Cambras’, donde sus aguas bajan encajonadas y embravecidas entre las rocas.
En este lugar es donde se
encuentra la Fuente de los Suspiros
(700 metros), también llamada Fuente de
los Baños, muy conocida por sus aguas medicinales y a la que se llega tras
descender 278 escalones. Eso sí, para que las aguas hagan efecto, hay que hacer
una ‘novena’, es decir, beberla
durante nueve días consecutivos directamente desde la fuente.
Ermita de San Úrbez |
Tras haber aparcado en el
parking, es obligado visitar la Ermita de San Úrbez, a la que se llega tras
cruzar un precioso puente de piedra de estilo románico situado a más de 50
metros por encima de las encañonadas aguas del río Bellós.
Declarada Bien de Interés
Cultural, la ermita está situada en la ‘Cueva
de Sestral’, lugar donde este santo, de oficio pastor, dormía cuando marchaba
con su ganado. A ella también acudían en romería los vecinos a pedir agua de
lluvia para paliar la sequía.
Desde aquí, se nos abren dos opciones,
ascender por el Cañón por el GR-15 o realizar la denominada ‘Ruta del Agua’,
una ruta circular, corta y apta para todas las edades que nos llevará a parajes
muy bonitos como las cascadas y el molino de Aso o la cueva del Moro.
Cascadas del río Aso |
Nuestro objetivo era conocer el Cañón y llegar hasta la Ripareta (1420
metros), así que tras realizar la circular, comenzamos a ascender por él. El
río nos acompaña en los primeros compases, para alejarse de nosotros conforme
vamos ganando altura tras cruzar el puente de Sangón.
Tras aproximadamente una hora
desde San Úrbez, llegamos al llano de Cumaz, donde hay una fuente para poder
coger algo de agua, aunque en época estival no suele llevar mucha. A partir de aquí,
comenzaremos a ganar altura de forma considerable con pendientes pronunciadas,
llegando en unas dos horas a la zona boscosa de ‘Selva Plana’.
Tras un descanso, en una media
hora de sendero llano llegamos a la Ripareta. Una pradera en las inmediaciones
del barranco de la Pardina, que vierte sus aguas al río Bellós. Sin duda,
bonito lugar, con rocas calizas que forman escalones de piedra y cascadas de
agua. Lugar donde ponemos punto y final a nuestra ruta de unas tres horas de duración.
La Ripareta |
El paso de los siglos ha
producido una enorme erosión glaciar y, posteriormente, el río Bellós ha
conseguido abrirse paso entre los gigantes paredones de roca que conforman este
bello entorno, dando lugar a infinidad de cascadas y surgencias.
Una de ellas es la Fuen Blanca o
Fonblanca (1700 metros), una surgencia que nace de la pared del Mallo Negro
(una prominencia que se encuentra debajo de la Punta de las Olas), que se
desploma verticalmente al cañón y a la que se llega en algo más de una hora
desde la Ripareta.
Cañón de Añisclo |
Si el objetivo es llegar al final del Cañón de Añisclo y a su collado (2450 metros), hay que tener en cuenta que en el
Parque Nacional no se puede acampar, aunque sí está permitido pernoctar y recoger todo al amanecer. El duro descenso hasta el Refugio de
Pineta (1240 metros) salva un desnivel de 1200 metros en apenas dos kilómetros.
Añisclo se encuentra rodeado de
montañas muy accesibles con balcón hacia el Cañón y unas excelentes vistas
de todas las cumbres de las proximidades, donde destacan las Tres Marías y las
Tres Sorores (Cilindro, Monte Perdido y Soum de Ramond) por encima de las demás. El Mondoto (1962 metros) y los Sestrales (2100
metros) son los mejores miradores para contemplar una de las mejores
panorámicas de la zona. Sus ascensos son sencillos y su recompensa aún mayor.
Sin estar tan masificado como el valle de Ordesa, Añisclo posee una belleza que difícilmente se puede olvidar. Este estrecho Cañón hará las delicias de quien venga a visitarlo por primera vez y sigue impresionando como el primer día a quien lo haya recorrido en numerosas ocasiones. No hace falta recorrerlo en su totalidad, basta con darse una vuelta por su entorno para saber que has de volver de nuevo.
Más fotos en:
http://www.pinterest.com/huellaenlanieve
Camino a la Ripareta |
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