jueves, 3 de noviembre de 2016

Escartín y Basarán, donde el silencio habla

Escartín. Chaminera de Buisán
El Pirineo no es sólo montañas y valles. En ocasiones, nos sorprende con lugares donde antes hubo vida y que hoy sólo esconden sentimientos y recuerdos enterrados bajo montones de piedras. 

Todas estas piedras tienen historias que contarnos. Son testigo de un doloroso paso del tiempo que ha acabado por dilapidar cualquier resistencia contra la naturaleza. Naturaleza que siempre gana y que se apodera lentamente de todo lo que encuentra a su paso.

Esto es lo que sientes cuando te adentras en Sobrepuerto, un territorio deshabitado que atrapa a cualquiera que camine por él. Triste y silenciosa, es una zona especial, de la que incluso se han escrito novelas como la famosa “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares o “Memoria de un montañés” de José Satué.

Calles de Bergua
Hasta esta ruta, sólo conocíamos el camino que desde Oliván se dirige a BerbusaAinielle, así que nos propusimos hacer una circular para visitar los despoblados de Escartín y Basarán y el ansiado paraje del Puen d’as Crabas

Partimos del pueblo de Bergua (1030 metros). Para llegar hasta aquí hemos de coger en Fiscal una carretera en mal estado que, en 7 kilómetros de continuos baches, nos deja en su entrada. Aparcamos los coches aquí y descendemos ya caminando hasta sus casas.

Indicaciones curiosas en Bergua
Bergua no sólo ha conseguido resistir a la despoblación sino que comienzan a verse tejados arreglados y chamineras con fumo. El pueblo combina casas rehabilitadas con casas espaldadas. Un cobertizo con buzones es lo primero que nos encontramos.

Paseamos por sus calles, pasando junto a la iglesia parroquial de la Asunción (s. XV). Vemos unos curiosos paneles direccionales hechos a mano que nos abren todo un abanico de itinerarios para conocer Sobrepuerto y muchos de sus despoblados: Escartín, Otal, Ainielle, Basarán, Cillas, Cortillas, Sasa, Ayerbe de Broto y la Pardina de La Isuala

El PR hacia las pozas de Bergua
Nos hayamos al sur de las peñas Erata (2003 metros), Pelopín (2005 metros) y Manchoya (2033 metros). Un paraje caracterizado por un relieve alomado, donde barrancos como el Forcos han cincelado, a lo largo del tiempo, magníficos valles secundarios. La vegetación es una de las más exuberantes de la zona, con bosques autóctonos gobernados por robledales y hayedos y un sotobosque dominado por el boj.

Al oeste del pueblo parte el PR-HU-117, que discurre por el interior de un frondoso bosque y desciende hasta la confluencia de los barrancos La Pera y Otal (930 metros), dando lugar al barranco Forcos, afluente del Ara. En algunas zonas, el camino se encuentra empedrado y delimitado por muros de piedra donde el musgo crece aprovechando la humedad.

Pozas de Bergua
Ambos barrancos son salvados por pasarelas metálicas, a las que llegamos en unos tranquilos 25 minutos. Buen lugar para darse un chapuzón en verano. Tras cruzar la primera sobre el barranco de La Pera dejaremos a la izquierda el desvío del PR-HU-3 hacia Basarán, por donde regresaremos.

Cruzando la segunda por encima del barranco de Otal, veremos otra bifurcación. A la izquierda remontando el barranco nos iremos a Escartín y Otal y a la derecha hacia Ayerbe de Broto y la Iglesieta de los Moros, un eremitorio con posible origen altomedieval ubicado en una pequeña cavidad junto al barranco Peña Blanca.

Descansador de Casa Ferrer
Por tanto, nos iremos hacia la izquierda paralelos a la margen izquierda del barranco de Otal. Pasaremos por el Llano de la Insola, donde el barranco esconde unas tranquilas pozas de color verde esmeralda.

En unos minutos, dejaremos a la izquierda un ramal del PR-HU-117 hacia Basarán y “Otal por barranco” (985 metros). Comenzaremos entonces a ascender en dirección Escartín alejándonos del barranco acompañados por boj, pinos, avellanos y robles.

Inscripción de Antonio Azón. Diciembre de 1930
Al ganar altura, la vista va mejorando poco a poco. Podemos ver el caserío de Bergua en la ladera opuesta al barranco. Cruzaremos el barranco de San Clemente para, posteriormente, llegar al descansador d’as Eretas de Casa Ferrer (1080 metros), en cuyo dintel está inscrito el año 1872.

El camino zigzaguea entre esbeltos muros de piedra delimitando antiguos bancales y campos de labor. Cuánto tránsito llevarían estos caminos antaño. Hoy todo es silencio, sólo roto por nuestro caminar.

Plaza y fuente de Escartín
Tras 20 minutos desde el descansador llegamos al Plano Sarrato, donde un nombre inscrito en unas rocas nos llama la atención. Es el de Antonio Azón, último vecino de Escartín -junto con su hermana Generosa- que dejó su impronta en varios lugares de Sobrepuerto. Éste, concretamente, data de diciembre de 1930. 

Unos metros más adelante, ya tenemos la primera visión de Escartín, solitario, en lo alto del cerro. Cruzaremos el seco barranco Corvera (1260 metros) para afrontar la última parte del ascenso, rodeados de bancales, y llegar al pueblo (1360 metros) en una hora y media de marcha. 

Escartín. Casa Pedro Escartín
En su entrada, vemos un panel direccional con indicaciones hacia “Otal por Matils” y “Basarán / Otal por barranco”. Por éste último es por donde continuaremos la ruta. En la ladera contraria, se observan las ruinas de Basarán y el pico Oturia (1921 metros) como telón de fondo.

En Escartín se vivía fundamentalmente con una economía de subsistencia basada en la ganadería. Sus últimos habitantes Antonio y Generosa, de Casa Navarro, silenciaron el pueblo en 1966. Desde entonces, el paso del tiempo va dinamitando todo cuanto queda en pie.

Escartín. Casas Lacasa y Juan
Entramos al pueblo siguiendo las marcas de PR hacia “Otal por Matils”. El tiempo se detiene. No se oye nada. Hace mucho tiempo que aquí ya no queda nadie. Respetamos el silencio. Muros caídos, casas engullidas por la maleza y otras que se resisten a aceptar su triste final. Esto es la esencia de Sobrepuerto, un territorio que debe ser protegido.

Era un pueblo bastante grande, con una plaza en la que aún se conserva la herrería, cuyo dintel data de 1920, la fuente y el lavadero. Muchas casas y bordas se mantienen en pie a duras penas, algunas con grandes pórticos y ventanales, y chamineras que ya no humean.

Escartín. Borda con Basarán y el Oturia al fondo
En lo más alto, destaca la iglesia románica de San Julián, de cuyo origen quedan pocos detalles debido a sus múltiples modificaciones. Se mantiene en precario estado, con muchas grietas. En la puerta hay un buzón con un libro de visitas donde podemos dejar nuestras impresiones de tan imponente lugar.

Estamos cerca de 2 horas y media recorriendo el pueblo y entrando hasta donde nos permite la vegetación. Cada rincón nos detalles de vidas pasadas. Qué duro debió de ser para aquellas gentes dejar parte de su vida aquí y emigrar en busca de un futuro mejor.

Escartín. Iglesia de San Julián
Con tristeza, volveremos al desvío anterior, a la entrada del pueblo, y seguiremos el PR en dirección “Basarán por barranco”. Descendemos entre bancales por una senda que se encuentra muy vestida y, en ocasiones, nos hemos de abrir paso entre el boj y las aliagas. Se nota que éste sendero es menos frecuentado. No conviene perder las referencias amarillas y blancas del PR.

En menos de media hora, llegamos al barranco de Los Huertos y a la fuente Os Moros (1130 metros). Cruzaremos el barranco y, en pocos minutos, pasaremos junto al molino de Casa Buisán, con una enorme muela incrustada en su pared fechada en 1870.

Molino de Casa Buisán
Minutos después, una bifurcación nos marca el camino a Otal, Basarán y Bergua. Siguiendo el PR hacia Basarán, llegaremos a la unión del barranco de Los Huertos con el de Otal en el mágico Puen d’as Crabas (1040 metros).

Un rincón increíblemente bello, solitario y salvaje. Aprovechamos para comer disfrutando del rugido del agua, donde el barranco de Otal forma una cascada rodeada de flysch rocoso.

En este paraje se ubicaba una gran losa que hacía de puente uniendo ambas orillas hasta que, en 1976, una riada se llevó este paso natural.

Barranco de Otal en el Puen d'as Crabas
Remontando el barranco de Otal por su margen izquierda siguiendo las marcas del PR, llegaremos a un estrechamiento del mismo que permite cruzarlo y comenzar a ascender mediante lazadas hacia Basarán por el interior de un umbrío bosque. 

Dejaremos a la izquierda un desvío hacia Bergua por el camino bajo del Paco de Basarán, marcado con una pequeña señal de madera. En menos de media hora desde el Puen d’as Crabas, llegamos a un cruce donde cambiamos el PR-HU-117 por el PR-HU-3 (1170 metros). A la izquierda, hacia Bergua. A la derecha, hacia Basarán por un sendero delimitado por robustos muros de piedra. 

Barranco de Otal en el Puen d'as Crabas
Antes de entrar al pueblo pasaremos por la fuente de La Pepita, que data de 1932 y, en 15 minutos desde el cruce, estaremos en sus ruinosas calles (1362 metros). Desde Escartín nos ha costado algo menos de hora y media.

Basarán es uno de los pueblos peor conservados de Sobrepuerto. Fue abandonado en la década de los 50 y hoy todo es maleza y montones de piedras en el suelo. Alguna casa, como Casa Francho, y la pequeña ermita de La Virgen, al este del pueblo, es de lo poco que se conserva de pie. 

Barranco de Otal
Su iglesia románica de San Úrbez fue desmontada piedra a piedra en 1971 y trasladada y reconstruida en Formigal para evitar que su final fuese como el que ha tenido el resto del pueblo. 

Desde Basarán se observa Escartín en la otra vertiente, dominada por el cordal de Gábalo (1958 metros), Manchoya, Punta Cotonal (1986 metros), Tozal de la Virgen (1908 metros), Monchoa (1962 metros) y Pelopín, el puerto y el despoblado de Otal, el pico Erata, Asín de Broto y su ermita de San Mamés, la sierra de Coronas y Peña Canciás (1928 metros).

Basarán. Casa Francho
El regreso se realiza por el mismo camino hasta la bifurcación del PR-HU-3 hacia Bergua (20 minutos). Metros después, cruzaremos el barranco Abe y nos adentraremos en un magnífico bosque mixto con ejemplares de acebo, avellano, arce, álamo, haya, abeto, serbal, boj, quejigo y pino silvestre.

En suave descenso por el camino alto del Paco de Basarán, caminaremos por un sendero almohadillado por hojas que tapizan el suelo. Da gusto pasear por senderos con tanta variedad de flora.

Basarán. Ermita de la Virgen
En 40 minutos, nos toparemos con un desvío de madera hacia el Puen d’as Crabas por el camino bajo del Paco de Basarán-Bergua. Más adelante, dejaremos a la derecha el desvío a Cillas por el Solán d’Arras (960 metros) minutos antes de regresar a las pasarelas de Bergua.

Desde las mismas, remontaremos el ascenso final hasta Bergua por el PR-HU-117, que nos dejará en su caserío en una hora y media desde Basarán.

Paseando por las ruinas de Basarán
Ruta circular de poco más de 12 kilómetros de distancia con un desnivel positivo acumulado de unos 900 metros realizada en 4 horas y media sin contar las múltiples paradas que merece.

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